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Un lienzo desaparecido: Rescate de cautivos en tiempos de Carlos III

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El día 8 de junio de 1932, aparecía en las páginas 1 y 2 del Diario El Luchador de Alicante, un artículo firmado por el marchante y crítico de arte, colaborador de este y otros medios escritos, Juan de Rojas y Puig, un artículo titulado «Un rescate de cautivos». El día 10 del mismo mes, idéntico artículo quedaba reproducido en la página 1 del también alicantino Diario El Día. Este escrito versaba sobre un lienzo al óleo que llevaba un tiempo desaparecido, del célebre pintor alicantino José Aparicio e Inglada, cuyo título exacto es Rescate de cautivos en tiempos de Carlos III, y que obvio es decir que hace referencia a los tabarquinos cautivos en Argel, redimidos por orden del citado monarca para poblar nuestra Isla Plana en el último tercio del siglo XVIII.

Veamos primero el contenido del artículo de Juan de Rojas, y más tarde conoceremos en profundidad a José Aparicio, su obra y probable paradero de la misma.

Un rescate de cautivos

Diario El Día, página 1
del 10 de junio de 1932
(Biblioteca N. de España)
Uno de los cuadros más célebres del pintor alicantino José Aparicio Inglada, es el que lleva por título el mismo que encabeza estas líneas: fue pintado en Roma en el año 1813 y adquirido por S. M. Fernando VII, pasó luego al Museo del Prado y más tarde al de Arte Moderno, ignorándose en la actualidad su paradero; es de un mérito indiscutible para los alicantinos por evocar un hecho del reinado de Carlos III íntimamente ligado a la historia de Alicante.

El citado monarca había dispuesto el rescate de los pobladores de Tabarca [correcto: Tabarka], pequeña isla de origen fenicio a unos 300 metros de la costa del continente africano, frente a la frontera argelina (pertenece en la actualidad al estado de Túnez bajo el protectorado francés), cuyos habitantes de origen genovés, dedicados a la pesca del coral, después de haber estado bajo la protección de España hasta el año 1738, pasaron al dominio del Bey de Túnez, cayendo posteriormente en poder de los argelinos que los redujeron a la esclavitud, obligándoles a rudos trabajos y recluyéndolos en lóbregas mazmorras.

Intervinieron en el rescate los Padres Trinitarios, que a la sazón tenían hospitales establecidos en Argel y Túnez, y los Padres de la Orden de la Merced o Mercedarios, llamados vulgarmente Mercenarios, establecidos en Alicante desde el año 1702 en el barrio de San Blas, junto a las vertientes del barranco del Negre; estas órdenes religiosas se dedicaban principalmente a la redención de cautivos, y llamaban Padre Redentor al religioso designado para hacer el rescate.

El día 8 de diciembre de 1768, fiesta de la Purísima Concepción, quedaron redimidos los cautivos en Argel, según se había convenido, y el 19 de marzo de 1769 arribaron a este puerto, uniéndose a los que anteriormente desembarcaron en Cartagena y llegaron a esta ciudad conducidos por el Padre Redentor Fray Juan de la Virgen. Siendo insuficiente el local reducido de los Mercenarios, don Guillermo de Baillencourt, gobernador político y militar de esta ciudad, dispuso lo necesario para que fuesen alojados en el Colegio de los Padres Jesuítas (edificio últimamente ocupado por las Religiosas de la Sangre de Cristo hasta el 11 de mayo del pasado año 1931), deshabitado desde la madrugada del 3 de abril de 1767, en que se dio cumplimiento en Alicante a la Pragmática Real Sanción de Carlos III, expulsándoles de sus dominios.


La isla inhabitada de Santa Pola, distante 4,500 kilómetros del cabo del mismo nombre y 9 millas de esta capital, la antigua Plumbaria tal vez mencionada por Estrabón según Madoz, o la antigua Planesia citada por Figueras Pacheco, servía por entonces de guarida a los moriscos que pirateaban por estas costas, siendo un peligro para las embarcaciones y una amenaza constante para los pueblos y caseríos circunvecinos; por otro lado la próxima llegada de los tabarquinos redimidos a esta ciudad, sin saber cómo aprovechar sus actividades, fueron motivos suficientes que indujeron al conde de Aranda, presidente del Consejo de Castilla, a manifestar al monarca la conveniencia de construir viviendas en la isla, enviando a los rescatados para colonizarla, y Carlos III, sin retardar su decisión, ordena por conducto de su primer ministro las disposiciones necesarias, nombrando comisionado para las Reales Obras de la Isla Plana de San Pablo, que así se llamaba entonces, al propio gobernador conde de Baillencourt, y director de las mismas al ingeniero don Fernández de Méndez [error, es Fernando Méndez de Ras].

El 21 de febrero de 1769, el conde de Aranda trasmite al gobernador de Alicante una orden de S. M. para que, verificado el arribo a este puerto de los tabarquinos, se formase un libro en folio en el que con toda distinción de nombres, apellidos, edades y estado, se extendiese una puntual matrícula de las personas de ambos sexos de que constaren cada familia, previniendo con toda claridad su ejecución, a fin de que en tiempo pudiere saberse el número de familias que fuesen admitidas para la población de la mencionada colonia, incluyendo al cura párroco y al gobernador de Tabarca
[Tabarka] que, formando parte de los cautivos, también habían sido redimidos, y que a tiempo dicho libro se colocare en el archivo de la nueva población, quedando una copia autorizada en el Ayuntamiento de esta ciudad, dando cuenta de su cumplimiento. El 7 de diciembre de 1769 fue firmado por Baillencourt original y copia de la puntual Matrícula de los Tabarquinos, y se encuentran depositados respectivamente en el Archivo Parroquial de la Isla y en el Archivo Municipal de Alicante (sala 1.ª, en una vitrina situada en el centro de la sala).

Los tabarquinos permanecieron en Alicante hasta el mes de abril de 1770, que pasaron a ocupar la isla que, desde entonces, denominaron Nueva Tabarca.

Aparicio traslada al lienzo el preciso momento en que se realiza el rescate: en primer término a la izquierda, sentado y apoyado sobre sillares de cantería, un cautivo en actitud meditabunda sostiene sobre sus muslos una niña pubescente completamente desfallecida, en segundo término otro cautivo, sentado en el suelo sobre brozas en la misma actitud, sujetos por cadenas, ajenos a la escena que se desarrolla en el resto del cuadro. Por diversos términos de la derecha, en tropel, se dirigen otros cautivos en actitudes diversas por entre soldados argelinos en busca de su libertad hacia la escalera, en cuyo primer tramo, situado en el centro del cuadro, un mozo corpulento conduce a un ciego y venerable anciano que, en plano inferior, se apoya sobre su nietecita; en el rellano, varios padres Trinitarios y Mercedarios entregan a los argelinos las estipulaciones del rescate, mientras otro religioso dirige la palabra a los cautivos; al fondo, un arco de medio punto con gruesos barrotes de hierro, por los que asoman irredentos, separa otra estancia oscura iluminada con hachones.

Deseoso de averiguar el paradero de este cuadro, que conozco por un grabado al aguafuerte del mismo Aparicio que conservo en mi colección, en el pasado mes de abril, por conducta particular, me dirigí al Museo de Arte Moderno, manifestándome que efectivamente estuvo allí depositado pero, debido a lo mal que se llevaban anteriormente los registros, no pueden decirme el lugar donde en la actualidad se encuentra, ya que para eso habría que hacer un registro por lodos los museos provinciales.

En este museo provincial existen un cuadro en depósito titulado «La Promesa», obra del fallecido pintor asturiano Ventura Álvarez Sala, nacido en Gijón en 1871; sus paisanos, interesadísimos en recoger las obras de sus pintores, han hecho gestiones hasta averiguar su paradero y, con fecha 28 de mayo último, la Dirección del Museo Nacional de Arte Moderno remite un oficio al señor presidente de esta Excelentísima Diputación, rogando se den las órdenes oportunas para que, en el más breve plazo posible, se envíe a dicho centro el referido cuadro por serle necesario disponer de él.

¿No habría manera de que nosotros pudiésemos conseguir del citado Museo Nacional, se averiguase si en los sótanos del mismo o en algún museo provincial se encuentra «Un rescate de cautivos», poniendo por nuestra parte el mismo celo desplegado por los asturianos, hasta conseguir rescatar el cuadro de Aparicio?

Juan de Rojas Puig

Alicante 7 de Junio de 1932

José Aparicio e Inglada (¿Autorretrato?)
Museo de la Fundación Lázaro Galdiano, 1820

José Aparicio e Inglada
(Alicante, 1770-Madrid, 1838)

El pintor alicantino José Aparicio es uno de los exponentes de la pintura neoclásica española. Comenzó su formación artística en el taller que los Espinosa tenían en Alicante, y posteriormente estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia y en la de San Fernando de Madrid. En 1796 obtuvo el primer premio en clase de pintura por el cuadro titulado Godoy presentando la paz a Carlos IV, que le valió una pensión de 12.000 rea­les de vellón para continuar sus estudios en París, ciudad en la que permaneció entre 1798 y 1807, donde frecuentó el estudio de Jacques-Louis David.

En 1806 expuso en el Museo Napoleón el cuadro titulado La fiebre amarilla de Valencia con gran éxito, lienzo por el que fue premiado con medalla de oro, y al año siguiente marchó a Roma, donde tuvo que permanecer hasta 1814 a causa de la invasión napoleónica. En la Ciudad Eterna pintó el cuadro El rescate de cautivos en tiempos de Carlos III, que le valió el ingreso como académico de mérito en la Academia de San Lucas.

A su regreso a España, fue nombrado pintor de cámara de Fernando VII y académico de mérito, y más tarde director de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se convirtió en un artista muy célebre en su momento a causa de los temas patrióticos relacionados con la Guerra de la Independencia; un claro ejemplo es El hambre de Madrid, de 1818, que evoca, muy de cerca, el cuadro El conde Ugolino y sus hijos del pintor Henry Fuseli, pintado en 1806 y difundido a través de grabados. Sus obras fueron destinadas a centros oficiales y casas nobles debido a su temática.

Sin duda la más famosa pintura de este artista fue El desembarco de Fernando VIIen laisla de León, de 1827, que se perdió en el incendio del Tribunal Supremo de 1915, y de la que solo se conserva un boceto en el Museo Romántico de Madrid. Diez años antes de su muerte, Aparicio fue nombrado académico de mérito de la Academia de San Carlos de Valencia.


El rescate de cautivos en tiempos de Carlos III, de José Aparicio, 1813
(¿Museo Nacional del Prado?)

El rescate de cautivos en tiempos de Carlos III

Este lienzo, que tenía unas medidas de 435 x 638 cm, perteneció al Museo del Prado, donde figuraba expuesto, conservándose testimonios fotográficos que permiten conocer su composición. Tanto esta última circunstancia como la existencia de un grabado de Bartolomeo Pinelli (1781-1835), del que se conservan sendos ejemplares en la Biblioteca Nacional y en el Museo Municipal de Madrid, que reproduce el cuadro, permiten identificar la obra adquirida como boceto, con significativas variantes, del original perdido.

Es un cuadro relevante en el conjunto de la producción de Aparicio, que trabajó en él en Roma durante años, terminándolo en 1813. El pintor lo expuso al año siguiente en la Iglesia de Santa Maria della Rotonda en el Panteón, con gran éxito, pues le mereció la nominación de Académico de San Lucas. Posteriormente lo ofreció a Fernando VII, que lo aceptó, llevándolo probablemente en 1815 a España, donde pasó a las Colecciones Reales y fue expuesto en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. En ese mismo año, el artista añadió la figura de un fraile trinitario calzado, orden que también participó en el rescate junto a los trinitarios descalzos y a los mercedarios. Más tarde pasó al Museo Real de Pinturas, y se trasladó a finales del siglo XIX al Museo de Arte Moderno, consignándose en sus catálogos de 1899 y 1900. Y, misteriosamente, desapareció.

El cuadro recordaba el rescate, en 1768, de un amplio número de cautivos en Argel, por orden de Carlos III. Con la representación de aquel hecho, ocurrido casi medio siglo antes, José Aparicio servía a la restauración de la monarquía borbónica, a la que había sido fiel hasta el extremo de haber sufrido cautiverio, como otros pintores españoles, en Roma, por haberse negado a jurar fidelidad a José Bonaparte, y también defendía el prestigio del estamento religioso, en contra de la conducta observada por Napoleón en Roma.

Según la Memoria de Actividades de Javier Barón Thaidigsmann (Museo Nacional del Prado, 2006, p. 70-72), el boceto muestra, perfectamente conseguido en tonalidad ocre y gris casi monocroma, el efecto general de las masas de figuras en la composición, acentuando su franja central mediante la iluminación que viene de la izquierda, por donde penetran a la mazmorra los frailes, uno de los cuales entrega el rescate. En el grupo de cautivos de la derecha, la condición de las figuras, una madre que da el pecho a su hijo y un anciano sostenido por dos jóvenes, acentúa el dramatismo de la escena. La emoción que suscita la redención se plasma sobre todo en el sentido de avance del grupo central, que se resuelve con un sentido triunfal en la figura del joven situado más hacia el centro. Su actitud (que Aparicio modificó, haciéndola más sosegada, en el cuadro definitivo) evoca la del Laocoonte, cuyo brazo derecho se había restaurado según una composición similar, diferente a la que hoy tiene.

Esta inspiración en la antigüedad clásica, que el pintor estudió directamente durante su amplia estancia en Roma, en obras como Sócrates enseñando (Musée Goya, Castres), con cuya cabeza guarda relación la del anciano, aparece también en alguna medida en otros desnudos de esta obra. Los situados en primer término, en penumbra, tratados como si fueran relieves, acentúan el dramatismo de la escena por su actitud de abandono, en contraste con la agitación de la multitud del último término, tras las rejas. En él, la figura que mira de frente, revela la inspiración de Aparicio en la pintura neoclásica francesa. Su mirada fija aparece también en algunas figuras masculinas de El hambre en Madrid (Museo Nacional del Prado, P03924) y es representativa de la desesperación, evocando, como se ha comentado desde 1814, el personaje de Ugolino de La Divina Comedia.

Pero, ¿dónde se encuentra realmente Rescate de cautivos en tiempos de Carlos III? Pues, según la ficha que aparece de esta obra en la Galería Online del Museo Nacional del Prado, estaría, no expuesta, en la propia pinacoteca desde 2006:
Num. de catálogo:P07944
Autor:Aparicio e Inglada, José
Título:Rescate de cautivos en tiempos de Carlos III
Cronología:Antes de 1813
Técnica:Óleo
Soporte:Lienzo
Medidas:56 cm x 73 cm
Escuela:Española
Tema:Historia
Expuesto:No
Procedencia:Adquirido por el Museo del Prado, 2006
 

El concepto de «tabarquinidad»

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Marzo de 2014 pasará a la historia de Nueva Tabarca como el mes en el que se iniciaron las gestiones encaminadas a conseguir de la UNESCO la declaración de la «tabarquinidad» como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Así lo resumía el Diario La Verdad, en su edición de Alicante del día 21 de dicho mes, con el título Proyecto internacional para declarar la 'tabarquinidad' patrimonio inmaterial:
El Ayuntamiento de Alicante y los de las otras cuatro ciudades italianas y tunecinas impulsarán ante la Unesco la declaración de la 'tabarquinidad', esto es, las raíces culturales e históricas que las unen, como patrimonio inmaterial de la humanidad.
Se trata de una idea que surgió tras la celebración del Encuentro internacional de las ciudades mediterráneas tabarquinas, celebrado en Tabarka (Túnez) en 2008, en el que estuvo representado Alicante.
En él se abordaron los aspectos culturales, medioambientales, sociales y turísticos que comparten la Tabarca alicantina con Pegli-Génova (Italia), Carloforte y Calasetta (Cerdeña, Italia) y Tabarka (Túnez).
Y se acordó trabajar conjuntamente con las otras ciudades que conforman la 'tabarquinidad' para conseguir la declaración de esta amplia manifestación cultural y el dilatado devenir histórico que une a estas poblaciones en su origen, como Bien Inmaterial de la Humanidad, por parte de la Unesco.
Por ello, realizados gestiones y trabajos previos estos últimos años, principalmente impulsados y coordinados por la institución cultural franco-tunecina 'Le Pays Vert', y tras la reunión celebrada en Alicante el pasado mes de enero de 2014 con su presidenta, la doctora Monique Longerstay, se acordó elaborar un documento que pudiera ser consensuado y aprobado por el Pleno del Ayuntamiento de Alicante como declaración institucional en pro de la declaración mencionada por parte de la Unesco y con ello unirse al resto de ciudades 'tabarquinas' participantes.
En caso de lograr el reconocimiento internacional, sería un paso fundamental para conseguir impulsar proyectos comunes de carácter integral, que reforzarían sin duda las perspectivas turísticas y económicas.
Los lazos culturales, sociológicos y antropológicos son muchos. No hay que olvidar que Tabarka (Túnez) es la localidad de origen de los primeros colonizadores de Nueva Tabarca, fruto de la necesidad, lo que supone un bello ejemplo ilustrativo de solidaridad entre territorios mediterráneos.
Para ilustrar este concepto de «tabarquinidad», es interesante conocer con más profundidad las raíces y circunstancias históricas del periplo tabarquino. Un buen punto de partida es el artículo reproducido íntegro a continuación, cuyas notas aclaratorias están introducidas en el texto [entre corchetes] para facilitar su lectura.


FUNDACIONES TABARKINAS:
TABARKA, CARLOFORTE Y NUEVA TABARCA
Artículo de Francisco Juan Vidal*, Salvador Lara Ortega*, Juan Carlos Navarro Fajardo* y Alessandro Merlo**
Instituto Universitario de Restauración de Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia
*Unidad de catalogación, análisis crítico y promoción del patrimonio
**Università degli Studi di Firenze
Publicado en Arché. Publicación del Instituto Universitario de Restauración del Patrimonio de la UPV - Núms. 4 y 5 - 2010 - Págs. 273-278
RESUMEN: La investigación, que ha suscitado una acción integrada entre Italia y España (Università degli Studi di Firenze y Universidad Politécnica de Valencia), se ocupa del estudio de las influencias arquitectónico-urbanísticas entre ciudades de territorios "frontera" España-Italia, levantadas entre los siglos XVIy XVIII.
El caso de estudio se particulariza en los asentamientos tabarkinos. Su origen es el islote de Tabarka, frente a las costas tunecinas, junto al golfo de Bora, lugar estratégico para la explotación del coral, y para el control de la frontera cristiano-musulmana. Habitada estacionalmente por pescadores genoveses, pertenecerá a la Corona Española desde las primeras décadas del S. XVI hasta mediados del XVIII. Entonces le sucederán otras dos fundaciones tabarkinas: Carloforte (Cerdeña) y Nueva Tabarca (Alicante).

1. INTRODUCCIÓN

Se sabe que ya en el siglo XII las costas tunecinas del Marsacares (junto al golfo de Bora, entre cabo Rojo y cabo Serrat), dominadas jurisdiccionalmente por Pisa, eran explotadas por pescadores genoveses, catalanes y franceses de Montpellier y Marsella. Se trataba de una actividad estacional, que comenzaba con el buen tiempo y finalizaba en otoño. Tras un largo paréntesis, hacia mediados del S. XIV se intensificará el interés extranjero por la explotación del coral en la zona. En 1446 el comerciante catalán Rafael Vives obtiene una concesión del soberano Uthman para la pesca del coral. En los años siguientes (entre 1446-1448) serán los pescadores catalanes, muchos de ellos residentes en Sicilia, quienes faenarán en Tabarka.

Entre 1452 y 1506 los genoveses sucederán a los catalanes y se harán con el control, al obtener un privilegio del Bey tunecino (1451) para la pesca y el comercio del coral en las costas desde el Ras Ajebel (cabo Rojo) hacia occidente. Fundarán una compañía dedicada al comercio del preciado "oro rojo". Ello dará lugar a un asentamiento más estable, surgiendo una colonia espontánea de pescadores [entonces era costumbre que los pescadores fueran también pequeños comerciantes, al tiempo que artesanos de pequeñas manufacturas. La recolección del coral del los fondos marinos se realiza desde antiguo con las técnicas tradicionales de l'engine y el salabre, desde pequeñas barcazas con capacidad para de 5 a 8 personas] en la isla de Tabarka. Allí levantarán un pequeño núcleo de viviendas entorno a una iglesia, almacenes y un pequeño recinto amurallado, con una torre para defenderse de los piratas. En un principio se asentarán bajo la protección de la República de Génova.

En la primera mitad del siglo XVI la Corona Española inicia una campaña militar en el norte de África con el fin proteger las rutas marítimas con Sicilia, Nápoles y Alejandría, y también para contener a los musulmanes. En ese sentido, las acciones del emperador Carlos V en las costas de Túnez y Argelia fueron consideradas por algunos como una "pequeña cruzada". En 1535 se produjo la toma de Túnez, derrocando a Kheir-ed-Din Barbaroja, reponiendo a Moulay Hassan en el trono y ofreciendo su protectorado al nuevo soberano. Tabarka pasará entonces al dominio de la Corona, y se situará en la línea del frente cristiano-musulmán, donde España establecerá una "frontera" estratégica, sin dejar de mantener su condición de lugar apreciado por la riqueza de sus bancos de coral.

En 1542 se firmará el primer contrato entre la Corona Española, representada por el virrey de Sicilia, Fernando Gonzaga, y las familias genovesas de los Lomellini (procedentes de Pegli) y los Grimaldi para la explotación del coral del Marsacares. El 1570 se renueva el acuerdo [al contrato de 1542 seguirá la firma de varias capitulaciones para regular la concesión de la pesca del coral en Tabarka. Están documentadas capitulaciones y documentos de renovación firmados en los años 1543, 1547, 1553, 1555, 1556, 1559 y 1558 (válida hasta 1560), siempre con los mismos beneficiarios. En 1570, 1579, 1585, 1623, 1635, 1695, 1719 y 1728 se firmarán en exclusiva con la familia Lomellini] en exclusiva con los Lomellini di Tabarka. El acuerdo les permitirá establecerse en el islote con una presencia jurídicamente definida, en régimen de concesión, dedicándose a la pesca y comercio del coral. A cambio deberán pagar a la Corona Española la imposición de un "quinto" de lo obtenido por la venta del coral en el mercado de Génova. Tendrán la facultad de nombrar un gobernador de la isla, que deberá jurar fidelidad al Rey Católico y gobernar con arreglo a las leyes de Castilla. Al tiempo se construirá una fortaleza-presidio [fortificar y presidiar (con fortalezas y presidios) serán las dos modalidades de defensa del litoral frente a las amenazas de Berbería. La segunda, más utilizada en el norte de África y en América, implicaba la existencia de una guarnición permanente, solitaria y dependiente sólo de socorros exteriores] dedicada a San Jorge (San Giorgio), que los concesionarios deberán mantener a su cargo, incluyendo los sueldos de la guarnición. Se iniciará así un periodo de dos siglos de dominación española en Tabarka.

2. PRIMER ASENTAMIENTO TABARKINO

A excepción del castillo, trazado por ingenieros militares de la Corona, la estructura del asentamiento del periodo de dominación española en el islote de Tabarka heredará las trazas y las fábricas de la colonia preexistente, donde las viviendas serán construidas por los propios colonos.


Ello dará lugar a una estructura territorial dispersa, surgiendo pequeñas agrupaciones urbanas espontáneas generadas por agregación de unidades familiares entorno a caminos-calles, plaza-cisterna o a alguna iglesia. El origen de la actividad, de tipo estacional, seguirá condicionando la vida en Tabarka, llegando a contarse la mitad de pobladores dedicados al coral en las temporadas de invierno respecto a las de verano. La tipología de vivienda utilizada responderá a los lógicos condicionantes de simplicidad, economía y funcionalidad, recurriendo a modelos tradicionales de origen rural de fácil auto-construcción. Estas tipologías se denominan comúnmente "barracas".

Actualmente es difícil rastrear las características de estas arquitecturas en su genuino lugar. De aquella Tabarka hoy no queda más que la fortaleza de San Jorge y los vestigios de algunas edificaciones menores. Los documentos originales conservados de la época no son suficientemente descriptivos. Las campañas arqueológicas realizadas entre 1987 y 1993 por investigadores del Instituto Nacional de Arqueología y de Arte de Túnez (INAA, del Institut National du Patrimoine de Tunis), l'Ecole française de Rome y del EHESS francés tampoco son concluyentes, aunque aportan algunos datos de considerable interés:


  • Prácticamente la totalidad de los restos de asentamientos encontrados provienen del "periodo genovés", que se extienden casi por toda la isla, salvo algunos restos muy localizados del periodo inmediatamente posterior de la "Compañía" francesa de "África". No se han localizado restos de asentamientos anteriores.
  • Son construcciones a-sistemáticas de autoría diversa.
  • Coinciden en el uso de la técnica constructiva de los muros, formados por mampostería careada de piedra del lugar, con presencia de materiales de relleno y morteros en las juntas.
  • La casa tabarkina de la época genovesa, en términos generales, estaría formada por una pieza principal (en ocasiones por dos comunicadas entre ellas) cuyas dimensiones interiores estarían entre 4 y 5 metros, dando lugar a un módulo básico de superficie entre 16 y 25 metros cuadrados.
  • En la zona occidental "de la iglesia" se identifican más viviendas formadas por dos estancias vinculadas a un patio o corral. La existencia de restos de una escalera hace suponer la presencia de una segunda planta.
  • En la zona oriental "del acantilado" se identifican hábitats de pieza única abiertos a un patio o corral.
  • Las construcciones más primitivas son ajenas a las tipologías y las técnicas tunecinas tradicionales: casas dispuestas a ambos lados de las calles con fachadas perforadas por numerosas ventanas; utilización de materiales poco autóctonos como la teja curva o la pizarra...
  • Sin embargo en épocas más tardías se aprecia una "africanización" de los modelos genoveses: hueco de apertura único sobre una terraza-cisterna que hace de antesala, donde se sitúa el horno; parcela rodeada de muro bajo a modo de cercado.

3. SEGUNDO ASENTAMIENTO TABARKINO; CARLOFORTE (SAN PIETRO, CERDEÑA)

Tras los siglos XVI y XVII, en que son de reseñar ciertas presiones de los corsarios turcos y las tentativas franco-argelinas de apoderarse de Tabarka desde el vecino "Bastión de Francia", llegará el siglo XVIII con un excesivo crecimiento de la población, el empobrecimiento de los bancos de coral y la intensificación de las humillantes extorsiones del Bey de Túnez. Todo ello, unido a la diversificación de la actividad pesquera [en 1603 el gobernador de Tabarka, Corrado Grimaldi, emprendió la iniciativa de establecer una almadraba (tonnara) en la isla para explotar la pesca del atún], empujó a los tabarkinos a buscar nuevos lugares donde asentarse.

En 1738 cerca de 400 tabarkinos llegaron a la isla de San Pietro en Cerdeña, con el beneplácito del Rey Carlo Enmanuelle II de Savoia y como súbditos del Marqués de la Guardia, para establecerse como colonos y fundar la ciudad de Carloforte. El marqués, siguiendo trazas del ingeniero Augusto De La Vallèe, correría a cargo de la construcción de la fortaleza, la "casa del Duca", la iglesia parroquial y la "cisterna del Rey". Los colonos trabajarían en la construcción de estos edificios, y se ocuparían de la construcción de sus propias casas. Al parecer las primeras construcciones dentro del recinto amurallado fueron de madera, pero tras el incendio de 1739 las casas se construirán con muros de fábrica. La única traza que se les impuso fue el plano regulador de calles y manzanas trazado por el mismo ingeniero De La Vallèe.


La tipología utilizada en las primeras viviendas levantadas en Carloforte, fue escogida por los propios colonos. Hoy apenas quedan vestigios de las mismas, aunque por lo que se puede apreciar en algunos documentos fotográficos de finales del S. XIX, es posible afirmar que se trataba de la misma tipología que todavía puebla el territorio rural de la isla: la baracca di Carloforte.


Se trata de un hábitat simple, de planta cuadrada de 5 x 6 metros y espacio interior único. La fachada principal presenta el único hueco de acceso a la vivienda. El interior, por lo general cubierto por un único faldón inclinado a un agua, se encuentra compartimentado tan solo en altura y en parte por un ligero forjado de madera formando un altillo. Los muros son de mampostería y los forjados de jácenas de rollizo de madera.


Delante de la entrada suele haber una terraza encima de una cisterna, rodeada por un murete bajo. Dada su simplicidad y su básico programa funcional, no parece arriesgado sospechar su más que probable relación con la arquitectura tabarkina.

De especial interés resulta el estudio tipológico de esta célula básica, de sus variaciones y de sus modos de agregación para formar núcleos de población (Raccis, 1995: 57-58). En este sentido podría resultar especialmente esclarecedor analizar las leyes de agregación de la aldea de "Tanche", en San Pietro, formada por un conjunto de barracas de este tipo, agrupadas en dos alineaciones a ambos lados de un camino.


En la ciudad de Carloforte, la baracca de San Pietro pronto fue sustituida por una tipología más urbana, de progenie genovesa, entre-medianeras, con estrecha fachada, dos o tres crujías, varias plantas y escalera lateral rampante.


Este tipo de viviendas, superpuestas en altura, se adaptó mejor a las condiciones de regularidad y densa agrupación que impuso el trazado de nueva planta de la ciudad, con manzanas pseudos-ortogonales de estrechas y profundas parcelas. Las barracas, por su parte, pervivieron en el medio rural de la isla, de manera que todavía hoy es posible encontrar ejemplos bien conservados y en uso.

4. TERCER A SENTAMIENTO TABARKINO; NUEVA TABARCA (ALICANTE)

En 1741 el Bey de Túnez, Ali Pascià, toma la isla de Tabarka, haciendo prisioneros a los tabarkinos que seguían habitándola. Carlo Enmanuelle III pudo rescatar a 121 prisioneros que, junto a otro grupo que rescató el Papa Benedicto XV (nacido en Pegli), fueron trasladados a la isla sarda de Sant'Antioco, junto a San Pietro, donde fundaron la ciudad de Calasetta. En 1756 los muchos tabarkinos que permanecían presos en Túnez, fueron vendidos como esclavos a Argelia. Doce años después Carlos III de España consigue rescatarlos. El primer contingente, de 859 personas (entre tabarkinos y otros prisioneros cristianos), llegó en 1768 al puerto de Cartagena. El segundo con 315 tabarkinos liberados, llegó al puerto de Alicante en 1769.

Unos años antes, en 1761, el ministro Campomanes había dirigido un memorial al Rey señalando la conveniencia de establecer una guarnición en la Isla Plana de San Pablo (frente al cabo de Santa Pola, Alicante), a modo de defensa militar. El proyecto y dirección de los trabajos corrieron a cargo del coronel de infantería e ingeniero D. Fernando Méndez de Ras. En 1766 redactará un proyecto de torre defensiva que, poco después, transformará en toda una ciudad fortificada.


Carlos III concedió la isla de San Pablo a los tabarquinos rescatados. En 1769 comenzó la construcción de la ciudad, con la participación de los tabarkinos, y en 1770 unos 307 (69 familias) fueron trasladados a la Isla Plana, que bautizaron como Nueva Tabarca (González Arpide, 2002).

Fernando Méndez presentó innumerables memorias al Rey, avanzando sus concepciones sobre la construcción de una ciudad-servicio casi autosuficiente, al margen o paralela a la función militar. El amplio abanico de instalaciones y servicios proyectados en un principio evidenciaba, para el ingeniero, que la isla de Nueva Tabarca, partiendo de conceptos militares y estratégicos, podía a la vez generar una economía paralela que pudiera sustentar a la población asentada. En contraposición a estas ideas, compartidas en parte por el Monarca, ni el conde de Aranda ni, más tarde, Floridablanca prestaron su apoyo a Fernández al considerar el proyecto costoso e inviable. El debate finalizó con la Real Orden de 1778, por la que la plaza, tras acabarse las obras militares, debía ser entregada al Ministerio de Guerra, avocándola a servir y supervivir en exclusiva al régimen militar.

El trazado urbano del asentamiento de nueva planta se proyectó según dos ejes ortogonales N-S y E-O, de mayor anchura que el resto de calles, que se cruzaban en una gran plaza central.


La trama urbana generó manzanas rectangulares, con repetición idéntica de una única tipología de vivienda. Dichas manzanas se formaron con dos filas de viviendas (fachadas a calles norte y sur), unidas mediante un alargado patio posterior que hace las veces de calle interior. Dichas filas se subdividen en idénticas parcelas edificables, de 40 metros cuadrados en planta, con capacidad para una única vivienda que se desarrolla en 2 y 3 plantas contrapeadas (a fachada y a interior respectivamente), con un esquema ingenioso de gran economía de medios.


En cualquier caso se trata de una tipología concebida al tiempo que se trazó la nueva ciudad, y cabe rastrear en ella pocas influencias de la casa tabarkina.

Sí podrían buscarse, en cambio, en el medio rural de la vecina costa de Torrevieja. Como apunta Teresa Ruso (Ruso, 2010), de los más de 900 tabarkinos liberados que llegaron en 1768-69 a los puertos de Cartagena y Alicante, tan sólo unos 307 habitaron Nueva Tabarca. Del resto se sabe que algunos emigraron a Cádiz para trabajar en la pesca del atún de la almadraba, pero muchos otros debieron asentarse en las costas de Torrevieja y Torre-la-Mata.

Cuando el Botánico Cavanilles visita estas tierras, en 1792, describe que "contiguo al Cabo Cervér mirando al sureste se ha ido formando una población llamada Torre vieja, donde 25 años hace había tres familias, y actualmente hay 106, ocupadas casi todas en las varias faenas de las salinas" (Cavanilles, 1795; II-295). El asentamiento repentino de 103 familias en la zona de Torrevieja, en las mismas fechas en las que desembarca el nutrido contingente de liberados provenientes de Tabarka, permite sospechar en una más que probable relación entre ambos hechos.

A ello cabría añadir algunos indicios que apuntan en el mismo sentido, como la existencia de una ciudad llamada Torrevecchia en Liguria, la coincidencia en la presencia de la torre vigía en la imagen central de los escudos de Pegli, Calasseta, Carloforte y Torrevieja (en estos dos últimos con el mismo detalle de la llegada de un velero), o la inusual abundancia de apellidos italianos entre los vecinos de Torrevieja (Ruso, 2010).

Curiosamente Pascual Madoz, cuando describe la ciudad de Torrevieja a mediados de S. XIX, después de detallar la estructura urbana de la ciudad de nueva planta, trazada después del terremoto de 1829 que asoló la población, apunta lo siguiente: "Los extremos de la población lo forman multitud de barracas aglomeradas sin orden alguno". Y más adelante, cuando habla de su historia, comenta: "Este pueblo comenzó por ser una torre de vigía, llamada después Torrevieja, alrededor de la cual se construyeron algunas miserables casitas que habitaban los soldados torreros y los palangreros." (Madoz, 1847)

5. CONCLUSIONES

El estudio de las tipologías de vivienda y sus leyes de agrupación en los diferentes asentamientos tabarkinos puede aportar interesante información sobre la evolución de la arquitectura tradicional en el ámbito del Arco Mediterráneo. Pocas veces se tiene una constancia tan evidente de la influencia directa entre las culturas española, italiana y del norte de África. Tras las campañas arqueológicas de 1987 y 1993 es difícil que se puedan obtener nuevos datos del antiguo islote tunecino. Sin embargo sí es posible rastrear la influencia de estas tipologías en otras ciudades que pueden considerarse sus herederas: Carloforte y los asentamientos rurales en la isla de San Pietro, Calasetta y las aldeas de Sant'Antiocco, Nueva Tabarca y Torrevieja.


BIBLIOGRAFÍA

Cavanilles, Antonio José. (1795-1797): "Observaciones sobre la Historia Natural, Geografía, Agricultura y Población y Frutos del Reyno de Valencia". Madrid, Imprenta Real.

González Arpide, José Luís. (2002): "Los Tabarquinos". Instituto de Cultura Juan Gil Albert. Alicante.

Gourdin, Philippe. (2008): "Habiter Tabarka". En Tabarka, Historie et Archéologie d'un Préside Espagnol et d'un Comptoir Génois en Terre Africaine (XV-XVIII Siècle). Ed. École Française de Rome, Institut National du Patrimoine de Tunis. Roma.

Madoz, Pascual. (1847): "Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar...". Madrid.

Pellegrini, Sandro. (2004): "Le lettere di Aurelio Spinola Governatore di Tabarca". Recco (Ge).

Raccis, Pierandrea. (1995): "L'Insediamiento Rurale nell'Isola di San Pietro". CUEC Editrice, Cagliari.

Ruso Pacheco, Teresa. (Consultado el 30 de diciembre de 2010): "¿Eres de Torrevieja y Tienes Apellido Italiano?: Ligures, los Fundadores de Torrevieja".
http://pegliesitabarchini.blogspot.com

Videoteca tabarquina

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Recopilación cronológica de imágenes grabadas en Nueva Tabarca, que queda abierta a cuantas colaboraciones deseen aportar los lectores de este blog, para lo que se pueden poner en contacto en el formulario que aparece al pie de esta página, mediante un comentario en este mismo artículo, a través de las redes sociales, o en el correo lafogueradetabarca@gmail.com


Las definiciones de la imagen y el sonido de los vídeos, así como sus formatos son de muy diversa calidad, y dependen de las fuentes originales en que fueron publicados en la red.

1945
Fragmento del No-Do 140A del 10 de septiembre de 1945, probablemente las imágenes más antiguas que se conservan de Nueva Tabarca (Filmoteca Española)


Aproximadamente de la misma época, imágenes de la Almadraba "Isla de Tabarca", fragmento extraído de la película Tabarka (1996), de Domingo Rodes (imágenes de la Filmoteca Española)


1957
Fragmento de la película Manuela (1957), de Guy Hamilton, rodada en buena parte en Nueva Tabarca (Paramount)


2002
La España sumergida, capítulo dedicado a Nueva Tabarca (RTVE)


2006
España Directo, programa titulado: ¿Para irse de luna de miel? (RTVE)


2007
Gaviotas agresivas, en Notícies 9 (RTVV)


2009
De cerca (De prop), en tres fragmentos (RTVV)


La Foguera de Tabarca 2009, en Bon Dia (RTVV)


2011
25 años de la Reserva Marina de Tabarca, en el programa Medi Ambient (RTVV)


Aislados, en Comando Actualidad (RTVE)


Caldero de Tabarca (Restaurante "Torre de Reixes")


El cementerio de Tabarca, en L'Objectiu (RTVV)


Proyecto "Nacra" (Obra Social CajaMadrid)


Tabarca ("Shuytic" en Vimeo)


2013
Explicación del plano Carta Geomarina "Tabarca Insulae" (Felio Lozano)


Isla de Tabarca, reserva marina (Mar de España)


Tabarca. Un paraíso muy cerca de ti (City & Experience)


Recorrido sobre Tabarca desde un helicóptero (Susana Micó)


Una isla llamada Tabarca (David Pascual)


2014
Ambientación proyecto largometraje "El Faro. Otra dimensión" (Paco Amat)


(Continuará...)

Dos días en la Tabarca del 68

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Los días 18 y 19 de marzo de 1968, el escritor y periodista Antonio González Pomata, junto al fotógrafo de prensa Perfecto Arjones, ambos en las filas del Diario Información de Alicante, vivían y convivían con sus habitantes la realidad de una isla de Tabarca que, si bien ya queda lejos de la Tabarca de hoy, no deja de ser reflejo de una época, contando con que, además, llevaban el encargo de dicho medio escrito de sacar la «peor parte» de una isla todavía alejada del anhelado turismo, en el que tenían depositadas todas las esperanzas de supervivencia.


El resultado de estos dos intensos días fue publicado en las páginas del Diario Información en seis entregas: los días 2, 3, 4, 6, 9 y 10 de abril, que recuperamos a continuación, texto y fotografías, si bien estas con la escasa calidad de impresión de la época, respetando las incorrecciones del uso del valenciano del momento en que se redactaron, así como alguna que otra palabra de argot tabarquino y marinero, o incluso, a veces, errores reiterados, probablemente por desconocimiento de los mismos, como por ejemplo escribir «Lilla» en vez de «l'illa».


Nos encontramos con una isla y unos isleños con muchas necesidades y carencias, deseosos de crecer y progresar en un entorno ahogado por la desidia e interferencias entre las dos administraciones de las que dependía entonces —Ayuntamiento de Alicante y Bellas Artes—, más la zona marítima y los militares por en medio, que no hacían más que plantear problemas y hacer promesas, en lugar de proporcionar soluciones, provocando una decadencia de la que solo el turismo parecía ser capaz de evitar, por lo que se depositaban en él todas sus esperanzas de futuro.


Diario Información, 2 de abril de 1968, p.12
Isla de Tabarca. Una milla de longitud y seiscientos metros de anchura. Es la Nueva Tabarca de Carlos III y aquel grupo de genoveses rescatados de la otra Tabarka norteafricana. Pero no hemos ido a la isla a rememorar el pasado.
Hay aspectos humanos, de hoy, de Tabarca que no han salido a la palestra. En este pequeño espacio amurallado —en lamentable estado ruinoso— está la «otra cara de Tabarca». Una faz bastante pálida que ni el sol y los vientos que la azotan, ni la moderna cosmética, han logrado mejorar. Su epidermis deja mucho que desear. 
Esta es la Tabarca que INFORMACIÓN, en su peregrinar por la provincia, ha querido buscar. Y en verdad que la halló en dos jornadas de convivencia isleña.

UN LUNES CON CARA DE SÁBADO
Víspera de San José. Estamos a pocas horas de la primavera y a solo cuatro o cinco millas de Tabarca. Sentimos ansiedad por dar el salto a la isla. En la Cofradía de Pescadores de Santa Pola nos han dicho que hay varias embarcaciones de «Lilla», que será fácil ir con alguna de ellas. Tomás Buades se ocupó del circunstancial rol.
—¡Mira la isla. Parece un barco en alta mar!
—¡Fíjate, fíjate...! ¿Verdad que aparenta un gran portaaviones?
Nuestro compañero Arjones va cargado de máquinas. La espera se hace larga. Hay tiempo para hablar y mirar aquel promontorio sobre las aguas.

EL DESFILE DE LOS CAPAZOS Y LOS BULTOS
Los de «Lilla» están de compras. Partiremos —nos dice el patrón del «Virgen del Carmen»— sobre las once de la mañana. Pronto comienzan a aparecer en el puerto mujeres con capazos y encargos. Ya ha salido un «llaud» cargado de gente, sacos de cemento, ladrillos, maderos, ventanales y la más variada gama de objetos. Una mujer ha exclamado:
—¿De aquí es el llaud que se ha anat...?
Tomás, el patrón mayor de la Cofradía de Santa Pola, no ha dejado el puerto. Quiere vernos a bordo. Un hombre de la isla —Estanislao Ruso Quesada— ha dicho que no nos preocupemos por el alojamiento, que nos ofrece su casa para pernoctar. Y que al llegar preguntemos por el bar Petrola, que no hay otro. En él nos darán de comer.

«LEVECHE» DE POPA Y MALOS VIENTOS PARA LA PRENSA
Se acentúa el «levechol». Hay buen día para la navegación. Han salido ya dos barcos y en el tercero está nuestro turno. Iremos con el correo, el llamado «María de los Dolores», cuyo dueño, don Vicente Baeza, se ha ofrecido amablemente a llevarnos a Tabarca. Otra mujer, al saber que éramos de la Prensa, dijo:
—¡A mí que no me pregunten, que no diré res de res...!
Nuestra respuesta fue ayudar a la buena mujer a cargar a bordo un buen lote de ladrillos. Sus razones tendría para hablar así. Es inevitable que se nos mire y remire. Los pescadores son así, poco comunicativos en principio pero nobles y abiertos después.

En ruta hacia la isla. Santa Pola, al fondo, ofrece una perspectiva maravillosa.
Desde el mar descubrimos una nueva Santa Pola.

LA «FERRAMENTA» DEL TÍO ESTANISLAO Y LA GRÚA DE MANIVELA
Este hombre fue nuestro primer contacto isleño. Vino a Santa Pola a cambiarse la «ferramenta». Dice que como lo natural, nada; que la dentadura se fue con los años y que conviene reponerla.
—¡Esa grúa de manivela vieja que había en el puerto de Santa Pola deben mandarla a Lilla, que allí hace mucha falta!
Se comenta que la isla debe estar más comunicada y que, quizás, el Instituto Social de la Marina pudiera conceder un barco a los isleños para ir y venir «a tierra».
—¿No les parece que Tabarca sería un sitio ideal para que los Sindicatos montasen una de esas residencias que hay en toda España y donde los trabajadores van a veranear?
Se producen manifestaciones de toda índole. Todas, claro, en favor de la isla y de sus gentes. Tomás Buades se desespera, y nos enseña una carta que acaba de recibir de Almería. Ese problema de las pesquerías en lo que llaman «fuera de milla». Muchos barcos españoles están siendo avasallados por las lanchas patrulleras argelinas aun fuera de sus aguas jurisdiccionales. La carta es una llamada a la gestión común del litoral, pues el Gobierno debe intervenir para proteger las faenas de la pesca en aquellas aguas internacionales.

RUMBO A NUEVA TABARCA
El «María de los Dolores» ha soltado amarras. El puerto ha quedado atrás y enfilamos proa a «Lilla». Descubrimos lo bonito que es Santa Pola desde el mar. La isla se acerca cada vez más. El trayecto es corto. Sale una singladura de media hora. No da tiempo ni a marearse. Arjones —que pasó las suyas en la aventura pesquera de «El Cardenal»— está hoy contento. No hay peligro a «devolver la peseta».
Nos dice que el viaje desde Alicante y por mar es muy distinto. Que llega antes y se evita un trozo donde las aguas suelen estar agitadas.

FRENTE A LA ISLA Y EN LA HORA DEL MEDIODÍA
Nos gusta la isla desde el mar. Da un poco de rubor afirmar lo que aquella vez en Fontilles, pues allá, como aquí, jamás habíamos estado antes. Así pues —y va por los compañeros—, si ansiábamos descubrir algo distinto a un buen «caldero» y esas referencias históricas que siendo básicas no constituían el pilar de nuestra incursión marinera.
Lo bonito de la isla, lo monumental, artístico e histórico, está ya más que archisabido. Y como siempre nos tocó la peor parte; buscar lo defectuoso, lo que reclama atención, lo que «pica» más que ese «alioli» que es entrañable compañero del arroz y del «caldero».

Esta es la isla de Tabarca, una prolongación del cabo de Santa Pola,
bonita, agradable y simpática, pero muy necesitada de atención en todos los órdenes.

PUERTO Y TIERRA FIRME
Don Vicente Baeza dice que ya le pagamos el viaje. Trabajando con las redes. Vemos a un fornido hombre vestido de azul, a lo pescador. Es el personaje que necesitamos para la introducción.
—¿Es usted Tomaset, el patrón mayor de la Cofradía?
Somos de INFORMACIÓN y vamos a estar dos días en la isla. Pronto nos lleva ante el alcalde pedáneo, pues Tabarca es un «barrio» de Alicante. Y después al bar «Petrolo». Una guapa chica —que las hay en la isla como en todas partes— se ocupó de atendernos. Nada menos que Vicentina Parodi, la que fue dama de honor de la Belleza del Foc 1965, con todos «honores».
—¿Por qué está la gente tan «recelosa» con el periódico?
Hemos lanzado la pregunta al voleo ante unos hombres que copeaban en la diminuta barra de bar. Y nos dicen que las visitas anteriores de algunos de la Prensa, que preguntaron y se les contestó, no habían complacido a los isleños, pues la verdad de la isla, lo «crudo» de ella, jamás se publicó. Pensamos que lo mejor es un «mutis» a tiempo y que luego, más tarde, al confraternizar, se abrirán puertas, bocas y corazones.

DÍA DE MERENGUES EN EL «PETROLO»
Vemos un frigorífico pero a gas butano. Y hablamos de la luz. Pero se produce un hecho simpático, el de la improvisada y singular confitería isleña. Y es que el «tío Petrolo» ha traído de Santa Pola una caja de madera con dos puertecíllas. La gente entra, abre y saca pasteles de merengue blancos y rosa. Se produce un verdadero desfile de niños, maduros y viejos de ambos sexos. Es la hora «dels dolsetchs dels chiquetx».
—¡Los pobrecitos. Si no tienen otra cosa en el pueblo!
Prosigue el desfile y algunas señoras se chupan los dedos con verdadero deleite. Pasa lo que con las gambas. Esto es cosa de dedos. Pronto se agota la mercancía. Nuestros merengues se los comieron dos pequeños que llegaron tarde. Y siguen desfilando los poco madrugadores del merengue.
—¿San acabat ya, Visentina? ¿Perqué no porteu mes?
—¡Perque exa caxa val sent duros!
Yo, en este ambiente infantil y de «merengue» recordé a la menor de mis pequeñas, quien al saber de mi marcha a no sé qué isla en su infantil imaginación, dijo:
—¡Papá. A ver si te cogen los «batubas» y vienes pelao!


Diario Información, 3 de abril de 1968, p.12
Tabarca «hace agua». Tiene la isla unos doscientos cincuenta habitantes. Dicen que hubo más de mil quinientos y ello debió ser a principios de siglo, cuando las almadrabas, cuando las cosas andaban baratas y el dinero caro; cuando comía el que comía y calzaba quien calzaba.
—¡Hasta en cuevas y mazmorras vivía la gente!
Hoy son improvisados vertederos que se dan de puntapiés dentro de este aire monumental artístico-histórico que alguien pretende —no acabamos de comprender con qué fundamento— dar a la pequeña isla alicantina.
—¡Aquí sem de tots y no sem de ningú...!
Tabarca reclama un mínimo de atención a voz en grito. Lo problemático es saber quién se la presta. El Ayuntamiento de Alicante —que es su capitalidad— tememos que hasta ahora y por el momento no. Bellas Artes ya tendrá bastante con poder mejorar —si lo consigue— las maltrechas y derruidas murallas que rodean parte de la isla.
—¡Esto es como un viejo navío encallado frente al cabo de Santa Pola!

SEPULTURERO, ALGUACIL Y ESPECIALISTA EN «CALDEROS»
Manuel García Ruso. Fue nuestro «cicerone». A sus títulos debemos añadir, con simpatía, el de «introductor de embajadores». Es el único funcionario en plantilla que el Ayuntamiento de la capital tiene en la isla. Sepulturero de segunda con funciones de alguacil. Treinta y dos mil pesetillas al año y un merendero —La Glorieta— que explota con su familia en la playa de Tabarca.
—¡De barrendero nada; ya he dicho que no trabajo más!
Ya sabemos que hace unos «calderos» estupendos. Parece, que cierta muela le tiene taciturno. No hay para menos. Dice que el cementerio está nuevo, pero que es pequeño. La media anual es de cinco inhumaciones. Cinco que se van y cinco que se vienen, pues este es también el índice de natalicios en Tabarca.
—¿Tan pequeño es el cementerio de la isla?
—¡Toma...! ¡Para enterrar a uno hay que sacar a otro!
Nuestro hombre es «cordobesista». Sueña con que el torero vaya a la isla. Anhela una foto dedicada. Quiere hacerle un buen caldero y buscar amistades para que «influyan». Dice —muy en serio— que tiene necesidad de hablar con él, aunque solo sea cinco minutos. La avioneta —pensamos— no sirve. Haría falta un helicóptero.

Estas murallas son lo artístico e histórico de la isla. Es una parte muy bonita que merece cuidarse y restaurarse.
Pero lo cortés no quita lo valiente. Puede haber fortaleza e historia, pero progreso y buen porvenir.

PISANDO LAS VIEJAS MURALLAS DE TABARCA
La parte amurallada de la isla es muy bella. Su estado es ruinoso y hay trozos que se sostienen de milagro. Los años no pasan en balde. Habrá que hacer un tremendo y «caro» esfuerzo para restaurar la fortaleza.
—¿Qué farán en el mich milló de pesetes ya asignat...?
Unos dicen que no hay ni para «portes» de materiales. Otros apuntan que aún no han visto el medio millón. Los guasones apuntan que «ni pa calderos». Pero recogemos una exclamación:
—¡Esto no lo ha visto el Ministerio!
El que la zona amurallada se declare o estime monumento artístico-histórico nos parece de perlas. No es así el hecho —que ya lo es— de que toda la isla merezca esta calificación «monumental». Algo así como si en Roma, por el hecho de tener un Foro, un Coliseo, un Arco de Constantino o unas Termas de Caracalla, esto hubiera sido razón para frenar o impedir el moderno crecimiento de la ciudad.
—¡Ni hacer ni dejar hacer!
De ahí que los isleños no estén muy de acuerdo con el paternalismo de Bellas Artes.

EDIFICAR, PERO A LA VIEJA USANZA
Por aquello de lo histórico-artístico no se deja edificar a lo moderno. Quizás sea por conservar la línea arquitectónica de Tabarca. Lo que no sabemos, y nos agradaría entender es, qué línea autóctona tiene la isla en esto de la edificación, pues no las casas, sino las casuchas que existen dejan mucho que desear. De verdad que no lo entendemos. Tabarca huele a decadencia y pretender mantenerla es un absurdo.
—¡Para mover una teja, hay que planificar, informar, pedir permiso a Alicante, luego a Bellas Artes...!
Las gentes de Tabarca dicen que alguien pretende echarlos de la isla y que lo «monumental» es un freno al turismo.
Que algunas iniciativas de envergadura han tropezado con la más fuerte oposición.

¿Qué «línea» arquitectónica tiene Tabarca? Aquí lo que se necesita es un buen «lavado de cerebro»
y de muchas cosas más para conseguir que la pequeña isla viva su propia vida sin limitaciones absurdas.

EL «TÍO MORENO» TODO UN PERSONAJE DE LA ISLA
Nos han hablado de tres personas de Tabarca; el «Tío Moreno», el «Tío Bautista» y el «Canoche». Este último viste de cura.
—¡Pa mí lo peor de la isla son las casas en ruinas con la falta que hacen!
Lo ha dicho el «Tío Moreno». Es un hombre a lo «Popeye» ciego y con 72 años de edad. Está más fuerte que una roca. Se pasea la isla sin ayuda de nadie. Dice que nunca le han puesto una inyección en sus carnes. Se come medio kilo de arroz de una «sentá» y para demostrar su resistencia de estómago, hasta se engulle los huevos con cáscara y todo.
El «Tío Moreno» ha recorrido en sus años jóvenes mucho mundo. Comentaba con un compañero de aventuras que en Canarias estuvieron unos días hospedados en un hotel, que le presentaron un papel al que llaman «carta» y que al ver arroz a la cubana lo pidió de primero y segundo plato. Que en quince días no comió otra cosa ante el asombro de todos.
—¡Esas casas en ruinas, esas casas hundidas...!
—¡Que obliguen a edificar para que los de Lilla no tengan que irse a vivir a otra parte por falta de casa!

LUZ ELÉCTRICA «A MOTOR»
Un día llegó a la isla don Miguel Moscardó y con él, más tarde, la luz eléctrica. Regaló un motor de 25 HP, que accionado a gasoil facilitó las primicias de la electrificación isleña. Pero el sistema es caro y de ahí el que haya que «racionar» el suministro. De esto ya hace cuatro años. Se dan cuatro horas de luz, o sea, de siete de la tarde a once de la noche.   
—¡Aun así —dicen— sale más caro que en Alicante!
Comentan que hace unos dos años se pidió presupuesto a la «Hidro» para un cable anfibio desde el Cabo de Santa Pola. Dijeron, al parecer, que costaría unos seis millones de pesetas. Pero quedo en eso; una consulta. Hubo promesa —del Ayuntamiento— de un motor de mayor potencia.
También ha pasado el tiempo y nada. Alguien dice que aún se deben treinta mil pesetas de una reparación que hubo que hacer en el motor.

Una buena señora de Tabarca lavando sus ropas con agua del mar.
Otro problema, el del agua, que padece Tabarca.

FRANCO ESTUVO EN LA ISLA
Lo comentaban unos pescadores. Fue respondiendo a la pregunta de si la isla había sido visitada por algún alto personaje. Franco y Pío Cabanillas. Pero al referir la visita del Jefe del Estado, dicen que cierto día vieron acercarse el «Azor». Fondeó y una lancha llegó a tierra. En ella, el Caudillo. Recorrió toda la isla y hasta subió al torreón-fortaleza que fuera antigua prisión, hoy cuartel de la Guardia Civil, por un tramo de escaleras en estado ruinoso. Desde lo alto se divisa isla, bahía de Alicante y todo. Los pescadores, gozosos de la presencia de Franco, regalaron al mismo un mero de grandes proporciones. Fue —dicen— una jornada histórica.
Tabarca es una empresa de Alicante. Tabarca ha requerido nuestra atención como clama por la de todos. De Tabarca hemos de seguir hablando.


Diario Información, 4 de abril de 1968, p.15
Por el arco de Poniente una buena mujer dejó atrás las murallas. La vimos ir hacia las rocas, arrodillarse y ponerse a lavar ropas en el agua del mar...
—¡Ah, el agua...! ¡Este es otro problema de Tabarca!
O la manda el cielo o la trae un barco de la Marina de Guerra. De Cartagena llega cuando hay sequía prolongada. Y eso sí, paga el Ayuntamiento de Alicante.

En la isla hay un gran depósito y hasta algunas fuentes. Aljibes en las casas y hasta en la propia calle. Aquí sí cabe aquello de «una gota vale por mil». Pero como en Gibraltar y a menor escala también en Tabarca se ha pretendido disponer rampas y explanadas receptoras del preciado líquido que de vez en cuando lanzan las nubes.
—¡Esta es la obra —nos dicen— se empezó y no se terminó por falta de dinero!
Hubo asomos de una planta potabilizadora de aguas del mar. creo que solar. Pero no llegó a cuajar pese a la visita técnica y estudios. Debe ser caro el procedimiento. Y Tabarca...

El puerto de la isla es un rincón muy bonito. Este es el refugio de los pescadores isleños.

LA CASA DEL GOBERNADOR Y SUS ÚLTIMOS INQUILINOS
Tenemos un poco de afición a la arqueología pero en esto de estimar las líneas arquitectónicas de lo antiguo se ve que somos de un analfabeto subido excepcional.
—¿Conoce usted, amable lector, la llamada Casa del Gobernador en Tabarca?
Hemos oído decir a alguien que tiene mucho valor, que es una pieza importante, que ha habido gente interesada en la cuestión. La verdad, no le vemos por parte alguna más valor que el que le pueda dar la dinamita, pues de aprovechable tiene bien poco. El solar sí claro.
—¿No será este el verdadero «interés» de la Casa del Gobernador?
Pero en este maltrecho caserón —que apenas puede ya sostenerse— viven o malviven en permanente peligro los últimos inquilinos. Se trata de tres hermanos, dos hembras y un varón, solteros y pobres de solemnidad, a quienes un grupo de nueve cursillistas de cristiandad están construyendo una vivienda «a escote» en un trozo de solar regalado por la Cofradía de Pescadores.
—¡Dígalo usted en el periódico a ver si se abre una suscripción y recogemos unas limosnitas...!
Lo ha dicho un albañil —de los del grupo— con cara de franciscano. Y la verdad es que no nos gustan las «limosnitas» a este estilo. Tampoco el que cualquier hijo de vecina no tenga casa donde habitar. Debe haber alguna otra solución... Ello no obsta para que a todos nos complazca el gesto y la casa que construyen.
—¿Pero y la Casa de la Abadía, esa recia obra que sí es aprovechable y que desde la guerra está abandonada?

Esta es la explanada que comenzó a construirse para recoger las aguas de lluvia.
No se terminó por falta de
«fondos».

UN TELEVISOR PARA 250 VECINOS
Esta vez la introducción en la isla de tan necesario medio de cultura y esparcimiento no llegó de manos «caseras». Tuvo que ser un buen señor extranjero, amigo de la isla y por consiguiente de un buen yate de recreo, quien dijera:
—¡Hala...! ¡Ahí les mando como regalo un televisor para disfrute público!
Y los isleños agradecieron —¡cómo no!— este gesto del amigo forastero. Pronto el local de la Cofradía se convirtió en «cine» en esas horas «punta» en que está permitido el uso de la electricidad. Debemos citar al bienhechor: don Carlos Pradel.
Los vecinos de la isla cogen sus sillas y acuden a la Cofradía. Un día de toros es un acontecimiento general. Si se trata de fútbol, el sexo femenino, si no quiere aburrirse, tiene que tragarse el partido.
—¿Por qué no hay más televisores en Tabarca?
Hay una explicación. Sucede como con los frigoríficos. Ni más ni menos que falta de capacidad de ese motor de 25 HP que facilita la corriente. Quiere decirse que no da para más que para un televisor...
—¡Con luz habría en la isla más de veinte aparatos...!
—¡Y si no hay dinés p'aixó están les lletres...!

Estado actual de la llamada Casa del Gobernador. En Tabarca.
Un montón de ruinas que dudamos puedan tener utilidad histórica.

OTRA CLASE DE RUINAS; LAS QUE NO SE COMPRENDEN
Parece como si la mitad de las viviendas del poblado isleño estuvieran en ruinas. Algo así como «casa sí, casa no». El panorama urbano da pena y de las gordas. Nadie obliga a nadie. Si la casa se cae de vieja, que se caiga, pero ella solita de por sí. Aparte el peligro que ello supone para los edificios contiguos, son rincones de suciedad manifiesta.
—¿Acaso la ley del suelo, las cargas y gravámenes, los impuestos no son aplicables en Tabarca para evitar estas cosas?
El que Carlos III privara a los isleños de ir a la «mili» y otorgara algunos privilegios no presupone —creemos— que hoy por hoy las cosas hayan de estar así.
—¡Son gentes que se han ido de la isla, que viven fuera de ella, que no venden a ningún precio y que quieren hacer grandes negocios, más tarde o más temprano, con los solares...!
Por nuestra parte hemos podido observar que estas otras ruinas —no las creemos bajo la protección de Bellas Artes— son letrinas públicas y guarida de alimañas. Dudamos de que exista alguna ley que proteja este estado de cosas.
—¡Que se obligue a edificar —dicen— a vender o que en su caso se expropie el solar.
Y todo se explica. Ya dijimos en reportaje anterior que los jóvenes casaderos, al no disponer de vivienda, optan por marcharse fuera de Tabarca a vivir, cuando su gusto sería residir en ella, en su tierra natal, la que quieren y aman pese a todos los inconvenientes y «frenos».
—¡La «parvada» de jóvenes, esos que no tienen casa, que no disponen de solar y se van de la isla...!
El suelo en la isla se ha revalorizado mucho. Una casita cualquiera, modestísima, como todo lo de Tabarca, vale 70 u 80.000 pesetas. No hablemos de solares que se compraron por gentes «de fuera» a 500 o 1.000 pesetas, no metro, sino solar, y que hoy no se sabe lo que valdrían, pues raramente se vende nada. Se huele a especulación del suelo y grandes negocios en ciernes.
—¿No es motivo de peso esta revalorización para obligar a hacer algo práctico?
Y viene aquello de que «sem de tox y no sem de ningú» pues la zona marítima por un lado, la militar por otro, las delimitaciones consiguientes de faro, cuartel, etc. abundado por Bellas Artes y ahora por la especulación de los particulares, todo constituye un tremendo freno, inexplicable, al progreso de Tabarca que lo necesita a voz en grito.

Junto a la iglesia la Casa Abadía. Una obra recia que está abandonada desde la guerra de Liberación
y cuya utilidad aún no se ha medido por nadie.

OTRA SINGLADURA EN LA INFORMACIÓN
Hay mucho que tocar y que «rascar» en la isla de Tabarca. Nos tocó la peor parte. Queremos cumplir con este deber. Procuraremos hacerlo de la mejor manera. Y todo porque la isla nos gusta, porque vemos en ella un porvenir esperanzador, porque estamos seguros de que, contra viento y marea —Tabarca sabe de esto mucho por su condición marinera— la Nueva Tabarca de Carlos III dejará de oler a carcoma.


Diario Información, 6 de abril de 1968, p.15
Ya vuelven a tocar la isla algunos yates, balandros y embarcaciones de recreo. Muy pronto, cuando la avalancha humana del interior llegue a la costa, también las «canoas» de Alicante iniciarán sus excursiones. Dicen los de Tabarca que con el buen tiempo la cosa cambia, que la isla se anima, que hay más «vida». Y exclaman:
—¡Nueve meses de presidio y tres de diversión!
Arribarán los aficionados a la pesca, los adictos al «caldero», otros que ante lo pequeño se sentirán «grandes». Y es que modestia y austeridad, vida simple, ese oler a necesidad y viejas costumbres, deben tener su encanto. Un «atractivo» que Tabarca no necesita promocionar, pues lo tiene bien arraigado...
—¿Quién no se ha sentido algo «descubridor» en la diminuta isla alicantina?
—¿Quién no ha venido diciendo que allí las personas viven de tal o cual forma, que no tienen luz, que no disponen de un mal cine o de un mal árbol y que esta apartada existencia es dura y exigente, difícil de admitir en la época de comodidad en que vivimos?

CRITERIOS SOBRE TABARCA
En más de una ocasión —sin duda desafortunada— hemos oído decir que la solución de Tabarca está en buscar a sus vecinos un piso en Alicante y desalojar la isla. Que este trozo de tierra no da nada y que solo ocasiona gastos. Un criterio difícil de compartir porque margina otra clase de razones; las sentimentales, las humanas, las de vinculación a una tierra donde se nació, donde se desea vivir y hasta también morir.
—¿Acaso es preciso dejar a Tabarca en el olvido, como una isla sin solución, como algo infecundo y carente de remedio?
—¿No sería, acaso, más justo hallar la fórmula de hacer rentable el islote y conseguir su progreso en todos los órdenes?

PARA LA ISLA, UNA SOLUCIÓN: EL TURISMO
Dótese a Tabarca de un mínimo de comodidades. Móntese algún buen hotel, residencia o parador de turismo. Establézcase un medio de comunicación rápido y regular con Alicante o Santa Pola. Veríamos entonces cómo la isla salía de su marasmo, de esta obligada inercia en que está sumida. Y decimos «obligada» porque, al parecer, a toda iniciativa se han opuesto las mayores barreras. Al menos esto opinan los isleños.
—¿Acaso lo artístico-histórico no quedaría así más protegido y salvaguardado que en la actual coyuntura?
—¿No podría ser Tabarca —a quince minutos de Santa Pola— un delicioso retiro mediterráneo de paz y aislamiento, demandado en toda época del año?
Se comenta que en la ensenada de «La Cueva del Lobo Marino» alguien quiso construir un hotel. También que el campo de la isla está vendido, que lo compraron unos promotores y que no han hecho nada porque no dejan.
—¡Hay una mano negra —dicen— que impide que la isla progrese!

Rueda con los jóvenes de Tabarca. Dicen que se aburren de ver las mismas caras,
pero que son felices en la isla. Y los casaderos, por falta de vivienda, tienen que marchar a «tierra firme».

A FALTA DE ALCANTARILLADO ¡TODO POR LA BORDA!
Verdad es —perdón amigos de Tabarca— que los vecinos de la isla podrían poner algo de su parte. Hay mucha suciedad y la vida en comunidad exige colaboración. Nadie paga nada. No existen los impuestos municipales. Mejor que mejor para esa política de «arrimar el hombro» necesaria en la conservación de las cosas. El que el Ayuntamiento de Alicante no lo «arrime» en la medida que sería de desear, no debe arrastrar a la dejadez. Quizás marcando el propio ejemplo se ganarían importantes bazas.
—¿Qué sucedió con la cal para blanquear las casas del poblado?
Apuntan los isleños que se les ha prometido mucho y cumplido poco. Ahí el alcantarillado. Hace dos años que se tomaron medidas y aún nada. De ahí también el que la isla sea como un barco donde se arrojan por la borda toda clase de basuras. Claro que este «barco» no navega, está parado. Y esto es lo peor.
—¡Eh, señora, por favor, que estamos aquí...!
Trípodes, máquinas, Arjones y un servidor de ustedes, casi estuvieron a punto de recibir la más pegajosa de las duchas, pues una buena mujer desde lo alto de la muralla había accionado ya su tremendo cubo lleno de agua sucia y no sabemos qué otros aditamentos. Por todas partes se aprecia este defecto. Debe ser fácil el alcantarillado en Tabarca.

UN CAMPO QUE DIO MELONES, GUISANTES, HABAS Y LAS MÁS DIVERSAS HORTALIZAS
Al este de la isla hay un extenso campo de chumberas y tierra en blanco. Creo habrá unas treinta o cuarenta tahúllas. Un simple movimiento con la punta del zapato nos demuestra que en Tabarca hay tierra de «molla». Nos dice Martín Martínez, cabo de la Guardia Civil, que hubo un tiempo en que este campo se cultivó. Buenas cebadas y hasta melones, habas, guisantes y otras hortalizas. No hay agua para el riego y todo depende del cielo.
—¡Echó aquel agricultor el último año la semilla y aún está esperando a que salga la planta!
Quiere decirse que una de tantas sequías acabó con la paciencia del labrador isleño. Hoy el campo está bonito. Es primavera. Vegetación espontánea y la tristeza de no hallar en toda Tabarca un solo árbol.
—¿Por qué no una ronda agronómica o forestal para determinar si técnicamente puede haber o no vegetación en la isla?

Una parte del llamado «campo de Tabarca». Junto a estas chumberas hubo melones, guisantes y hortalizas.
Pero la falta de agua de riego hizo abandonar la empresa. Un lugar idóneo para la promoción turística.

LOS JÓVENES DE LA ISLA
El cura párroco es un joven muchacho que cuida del otro campo, el espiritual, en esta isla de Alicante. Don Francisco Martínez Navarro —de la promoción del reverendo Esteve hoy en La Encina— atiende Tabarca desde hace cinco meses. Llega los viernes y parte los lunes. Y hemos asociado a ambos porque, ambos poblados y ambos sacerdotes, tienen mucho en común. Tienen «garra» en su importante misión evangélica.
Este simpático y eficaz «pater» sabe trabajar. Todos le quieren y los niños, en plena calle, se abrazan a él prodigándole sus infantiles besos. Se le ve en el puerto con los pescadores, en las casas con los viejos, en la plaza con los jóvenes jugando al fútbol. También en las pequeñas tertulias cambiando impresiones y aportando ideas.
—¿Nos reúne usted «pater» a un grupo de mozos y mozas?
Y fue después de la santa misa, en lo que hemos llamado la plaza de los cuatro aljibes. Andreína, María Dolores y Pepita son tres chicas casaderas. Bautista Pianelo, Manuel Manzanaro y Rafael Arques unos muchachos fornidos, que han dejado su partido dominguero para atendernos.
—¡En el verano no nos aburrimos tanto como ahora!
Las chicas dicen que solo van de vez en cuando a Santa Pola de compras. Que no ven un cine. Hay unos veinte hombres pescando en la «mar grande». Algunos a su regreso se casarán. Y tendrán que irse de la isla por falta de casa que habitar. No comprenden el porqué de verse obligados a emigrar cuando en Tabarca abundan los solares y las casas abandonadas. Les gusta la isla y quieren vivir en ella.
—¡Hemos estado en el «Ajuntamiento» de Alicante a ver si nos daban o vendían un solar para edificar la casita y nada...!
El joven sacerdote manifiesta que este es el problema de Tabarca. El que se casa y tiene donde vivir, se queda; el que no, se va.

UN CIGARRO PURO DEL DÍA DE SAN JOSÉ
Como en todos los pueblos, en esta aldea isleña también hay uno de esos tontos de turno. En el bar «Petrolo», se acercó a nosotros muy solícito. Y es que el buen hombre ya nos había visto «pureando». Dijo que era su santo y que no tenía un puro que llevar a la boca. Algo añadió sobre el estanco. Estaba apenado y no nos dejaba. Se explicó muy bien. Un diplomático en regla que venía a confirmar aquello de que estos seres a la hora de reparto, de tontos no tienen nada. Y se fumaría el cigarro, claro...


Diario Información, 9 de abril de 1968, p.15
Tabarca. Despertar a «Lo capital». Dos cosas nos han sorprendido; la tremenda algarabía de los pájaros y las ruidosas explosiones de un vehículo a motor.
—¿También problemas de circulación en la isla?
La «diana» ha sido en honor de una vecina que reconstruye su hogar. Los materiales llegaron a puerto en un «llaud». Y al poblado los sube el único motocarro que hay en Tabarca. Dicen que el otro vehículo es de tracción animal. Un carro y una burra. Este es el «censo».

—¡Un ladrillo que en Santa Pola se paga a peseta, aquí en la isla vale cuatro...!
Es cara la construcción de ahí el que recordemos lo problemático del transporte lo exiguo de esas quinientas mil pesetas que comentan ha asignado ya Bellas Artes para restaurar las murallas.

EL OCASO DE LAS PALMERAS
Tabarca tiene tres plazas: una muy amplia, de «los cuatro aljibes», otra menor donde radica la Cofradía de Pescadores y una tercera, junto a la iglesia. Parece que en todas hubo plantaciones de palmeras y es fácil ver que en ninguna de ellas llegaron a cuajar.
—¡Es la isla de los cuatro vientos!
Puede que sí. También que ellos no sean la causa total de esta falta de «cuaje» o arraigo palmeril. Un árbol tan resistente y tan sufrido, con un mínimo de cuidados, quizás pudo cambiar la triste fisonomía de dicha plaza.
—¿Y el llamado «pino marino», este mismo que en las más castigadas zonas de la costa ha crecido y fructificado?
Sirva esto de invitación a los expertos de Elche y también a los técnicos forestales pues en Tabarca hay tierra y no mala. Una campaña del «arbolito» haría mucho bien a la pequeña isla.

UN MÉDICO Y SIN ENFERMEDADES
Los vecinos de Tabarca tienen médico asignado pero no lo ven. Solo se desplaza en caso de emergencia y estas son raras. La emisora de la Guardia Civil servirá para transmitir el aviso. Dicen que para evacuar a un enfermo de gravedad hay un helicóptero designado.
—¡Aquí no hay enfermedades, solo una gripe de vez en cuando!
Tabarca tiene clínica y casa del facultativo. Construyó el Ayuntamiento de Alicante. Está bien surtida por el Instituto Social de la Marina. Como todos los isleños son pescadores no hay uno que no tenga seguro de enfermedad.
Don Juan Martínez, el practicante, es el responsable de la salud pública en la isla. Se apunta que es de urgente necesidad un depósito de farmacia y que ello podría facilitarlo cualquier farmacéutico. También una mesa de curas que no hay.
—¡Ni siquiera tenemos en la isla un balón de oxígeno!
No nos extraña que el médico no visite la isla salvo en casos extremos. Nos ha sorprendido la confianza que el pueblo tiene con el practicante y seguro que la merece. Se las sabe todas...

Don Juan Martínez, practicante de Tabarca. En sus ratos de ocio y como ayuda económica,
construye barcos de decoración que son verdaderas obras de arte.

UN PRACTICANTE QUE LO HACE TODO ¡HASTA BARCOS!
Llegó hace tres años y no tiene ninguna prisa en marcharse. Dice que Tabarca es su «pequeño paraíso». Una hija se le cayó a un pozo. Todo el pueblo se prestó a rescatarla y la flotilla de barcos se brindó a llevarla «a tierra». Quiere a los isleños y estos a él.
—¡Tabarca es una isla sana porque la atmósfera no está cargada y el aire es limpio!
Entre sus casos y como anécdota el de dos niñas que se encontraron en una playa un tubo de pildoras anti-baby. Se lo tragaron íntegro y hubo síntomas de envenenamiento. ¡Hasta en Tabarca, amigos...!
—¡Diga usted que hacen falta medicamentos y en el verano aún más!
Pero don Juan, con su pequeño sueldo, unas cuatro mil pesetas mensuales, no obtiene lo necesario. Toda la población es del Seguro. No hay otros ingresos por la profesión. De ahí que en sus ratos libres —que son muchos— se dedique a trabajos artesanos; construye barcos en miniatura y de decoración.
—¡Menudas chapuzas salían de mis manos al principio!
Esta actividad la inició hace dos años. Hoy, sin planos, nos muestra obras de auténtico valor. Sus barcos han salido hacia el extranjero, hacia Madrid y muchas partes de España. Los vende aprovechando la visita a la isla de los forasteros.
—¿Qué pide usted por este hermoso bergantín?
Cinco mil pesetas. Lo ha construido en dos meses y en materiales se ha gastado mil novecientas pesetas. El trabajo no cuenta. Lo importante es que los dota de motor eléctrico, luces y los más mínimos detalles. Ahora tiene acometida la empresa de un submarino que pretende hacer navegar. Pero su mayor obsesión es esta:
—¡Repita lo del depósito de farmacia, que es muy necesario en la isla!

UN PUERTO QUE «HACE AGUA»
El embarcadero o dique se construyó en la época de González Vicéns, gobernador civil de Alicante. Primeros años de la postguerra. Necesita —dicen los pescadores—, cien metros más de espigón, aparte y con urgencia, reforzar la escollera.
—¡Cuando hay un temporal de «levante» los barcos han de refugiarse en Santa Pola y los pequeños, vararlos en la playa de cualquier manera!
Y es que por lo visto «hace agua», pasa por debajo del dique y arrastra las embarcaciones. También necesita un buen dragado ya que carece del mínimo fondo, los yates y otros barcos han de fondear fuera de la dársena.

En las playas de la isla se varan las pequeñas embarcaciones de pesca.
El puerto «hace agua» y reclama ser reparado en evitación de que un temporal cualquiera acabe con él.

EL TRABAJO DE LAS MUJERES; LAS FAENAS DEL HOGAR Y LA RED DE PLÁSTICOS
Las mujeres de Tabarca y las chicas jóvenes ocupan sus ratos de ocio —que no son pocos— en un trabajo artesano; tejer red para los barcos de arrastre. Fácil será ver en cualquier casa de la isla al sexo femenino tratando de ganarse unas pesetas. En Santa Pola hay quien suministra los ovillos de hilo y quien contrata la labor. Unas treinta chicas alternan la red con la casa.
Vicentina Parodi y Tere Ruso —dos guapas chicas— nos dieron detalles de esta «industria». Se mandan las redes al Norte de España y les pagan el trabajo a 13 pesetas el kilo de red tejida con sus manos y con una paciencia excepcional.
—¡Ocho horas de trabajo y un jornal medio de 50 pesetas, bastante menos del «interprofesional»!
—¡Aquí estem tota la semana fent sarsia...!
Otra cuestión que podría abordarse; la de tratar de llevar a Tabarca algunas faenas auxiliares de la industria del calzado de Elche. También fomentar labores artesanas cara a un turismo que, contra viento y marea, ha de llegar a la pequeña isla de Alicante.
Así vive Tabarca. Esta es la «otra cara» de una isla que reclama atención. En «tierra firme» no nos despiertan los pájaros. Sí el recuerdo de unos seres que merecen protección y ayuda.

TABARCA. NOTICIA MÚLTIPLE

LOS INGRESOS DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE LA ISLA, PARA BENEFICIAR A SUS HABITANTES
Una buena noticia que nos llega por medio de doña Soledad Álvarez de Estrada, delegada de Bellas Artes en Tabarca y persona muy vinculada a la pequeña isla. Acaba de inaugurar —en una casa de su propiedad que ha dedicado a museo— una interesante colección arqueológica de objetos hallados en la isla y que son fruto de su constante preocupación e interés por las cosas de Tabarca.
A iniciativa de dicha señora se debe la creación del referido museo y nos manifiesta que pensaba cobrar la entrada a los visitantes, pero que ha cambiado de parecer para dedicar lo que se recaude a ayudar en la construcción de una vivienda de necesitados, como asimismo, y posteriormente a otros fines que puedan beneficiar en algo a los habitantes de Tabarca.

SOBRE EL SUMINISTRO DE AGUA A TABARCA
Una aclaración. Cuando hay sequía en Tabarca el agua es suministrada por un barco-tanque de la Marina de Guerra con base en Cartagena. Dijimos que paga el Ayuntamiento de Alicante y no es así, pues tanto el transporte como el agua siempre, cuando proviene de Cartagena, es un servicio de la Marina totalmente gratuito. Quiere decirse que es una misión no remunerada. También agradecemos al comandante militar de Marina de Alicante esta aclaración que, sin duda, servirá para evitar erróneas interpretaciones en un tema que cual este de Tabarca está despertando un inesperado interés.


Diario Información, 10 de abril de 1968, p.17
No pudimos ver lo que algunos pescadores llaman «el alguero». Dicen que en algunos días de calma, cuando las aguas son claras, se ve muy bien el fondo, las rocas y la abundante vegetación acuática. Entre la isla y el cabo hay muy poca profundidad. Solo por un estrecho «canal» —conocido de los expertos— navegan barcos de poco calado y tonelaje.
Tabarca, La Galera y el islote de La Nao forman este diminuto archipiélago que es una continuación geográfica del cabo de Santa Pola o promontorio del Aljibe.
Un pueblo de pescadores de cercanías. Una pequeña isla donde los Manzanaro, Ruso, Chacopino, Parodi y Luchoro perpetúan el origen italiano de los pobladores de Tabarca. Un remanso de paz y carcoma que sueña con su incorporación a la vida activa y pujante del turismo internacional.

TABARCA, EN UN PUÑO
Un solo bar: el «Petrolo». Un televisor para todos: el que donara cierto señor francés. Cinco tiendas de comestibles y artículos de alimentación un poco más caros que en «tierra firme». Quince pequeñas embarcaciones de pesca y cuatro algo mayores que van a las costas de África. Un maestro albañil y tres oficiales. ¡Ah!, el motocarro, el otro carro y la burra. Isla sana y 80-90 años de edad máxima.
—¡Tabarca es un niño que no sabe andar!
—¡Le hace falta un padre que le enseñe y que le ayude!
Se ve, desde luego, que el amor paterno de la capitalidad no es muy afectivo. Un niño, en efecto, que necesita calor, pero también algún que otro azote...

Barcos, redes y pesquerías. Una actividad que se conjuga bien con el turismo,
con esto que tanto necesita Tabarca en las costas de Alicante.

TIEMPOS DE ATUNES Y ALMADRABAS
La «Tía Pepa la almadrabera» es un simpático personaje de Tabarca. No tuvo nada que ver con aquellos genoveses que Carlos III rescatara para poblar la isla. Ella es «vilera», llegó aquí a la edad de 3 años y ya ha cumplido sus buenos 70.
—¡Yo man recorde molt dels almadrabes...!
Fue en 1901 cuando sus padres, por aquello de las almadrabas, tuvieron que asentarse en el lugar. Eran tiempos de atunes. Hace 6 años que no ha salido de Tabarca, odia los ascensores y vive feliz en «La Gloria». Este es el nombre de aquel merendero que nos citara el sepulturero-alguacil. Dice la «Tía Pepa» que no quiere separarse de este lugar, apartado del pueblo, pero inmediato a los viejos almacenes de Lloret y Llinares. Aquí se centraba la actividad almadrabera de la isla.
—¡Aquells temps del tros de bacallar de deu sentims y del chornal de una sincuanta...!
La «Tía Pepa», fuerte y alegre, ha recordado los tiempos del vino a quince céntimos, del guisar con leña y del «pa tomaca y oli sal». Con el esparto se hacía «hilete» y con este alpargatas para los chicos.
—¿Añoranza de qué «Tía Pepa»; del jornal de una cincuenta o de los años jóvenes que se fueron para siempre?
Esta buena mujer ha conocido el «butano» el frigorífico y la comodidad de la vida de hoy. Añade que solo fue una sola vez al cine en su vida. Le gusta la paz de Tabarca pero quisiera que la isla mejorase. Y apunta:
—¡No mes me falta una cosa: la tele...!

Tabarca no es un pueblo viejo. La juventud y los niños
—más de 60 en edad escolar— esperan se dote a la isla de un mínimo de atracciones.

LOS NIÑOS DE LA ISLA Y SU AMBIENTE
Hace tiempo que se aprobó construir dos escuelas y viviendas para maestros. Los terrenos están dispuestos. Pero se utilizan las casas particulares como centro escolar.
Hay por los sesenta niños de ambos sexos que reciben enseñanza.
—¡Que también son hijos de Dios y tienen que divertirse!
Lo dicen por aquello de que en Tabarca no hay un mal columpio para entretenimiento infantil. Parece ser —por lo que hemos oído— que la Diputación acordó algo en su favor pero que hasta la fecha las cosas siguen igual.
La Caja de Ahorros del Sureste estuvo por allí. Se portó muy bien y repartió obsequios a los niños, libros, material escolar y otras cosas.
—¡Gracias a ellos se ha visto el cine en Tabarca!

EL TORREÓN DE SAN JOSÉ, QUE SE HUNDE
Esta vieja pieza arquitectónica —parece una pirámide sin terminar— fue baluarte y cárcel. Se dice que en su lado sur fueron fusilados diecinueve partidarios del pretendiente en la guerra carlista. Estos viejos muros deben tener mucha historia.
Pero hoy es cuartel de la Guardia Civil. Allí radica la emisora de la isla y allí se albergan los hombres de la Benemérita. Cada quince días se releva la guarnición o cambia el servicio. Hemos podido ver cómo un guardia, con aficiones de albañil, estaba implicado en la restauración del fuerte. Claro que también esta obra «hace agua», ya que su piso cede al resquebrajarse los muros en las mazmorras. Y es que los años todo lo pueden.
Con el cabo, don Martín Martínez, tres guardias y un radio. Un equipo de vigilantes del orden cumpliendo con su misión. Sus atenciones para con la Prensa fueron inmejorables.

Tabarca es una aldea de pescadores. Una flotilla de 15 pequeñas embarcaciones
se hace diariamente a la mar. Sus capturas las venderán en Santa Pola y Alicante.

DE VUELTA A «TIERRA FIRME»
Casi dos jornadas de convivencia en Tabarca. Allá quedaron los amigos. La proa del «llaud» del Tío Petrolo enfila a Santa Pola. A muy poca distancia el reverso de la moneda. Las modernas edificaciones se extienden sobre la franja costera. Aquí sí hay «línea arquitectónica», progreso y bienestar. Volviendo la vista atrás, la isla se va alejando y nos parece cada vez más triste. En media hora escasa de trayecto hemos pasado de lo negro a lo blanco.
—¿Y qué razones hay para impedir que Tabarca sea un centro de atracción turística?
—¿Y sus derruidas murallas y su lastimoso aspecto?
Tabarca reclama una fuente de ingresos para sus habitantes y para su municipalidad. Tabarca no quiere ser una carga y puede, con una explotación ordenada, sostenerse por sí sola y hasta evitar a Bellas Artes unos gastos de restauración que muy bien podrían salir de la propia isla. Algo así como una «liberación» racional de la «zona marítima», de la «militar», de la de «obras del puerto» y de todas las argollas que aprietan, que no dejan hacer y que acaban con la paradoja de una declaración artístico-histórica muy discutible.


La llegada del teléfono a Nueva Tabarca

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La llegada de las comunicaciones telefónicas a la isla de Tabarca, el día 8 de enero de 1975, supuso un nuevo paso hacia el fin del aislamiento que había padecido de forma crónica. Pero no solo suponía la posibilidad de contactar telefónicamente con el resto de la capital alicantina, su provincia, España y el mundo, que no es poco, era un paso de gigante hacia la deseada apertura al turismo, hasta el punto de que acabó con el inexplicable olvido en que se encontraba el proyecto de plan parcial de Nueva Tabarca, que de inmediato se vio revisado y revitalizado... con algún que otro disparate incluido, dicho sea de paso, que afortunadamente nunca salió adelante.

Vamos a revisar, a través de las páginas de la prensa local —Diario Información y La Verdad, consultados, respectivamente, en el Archivo Municipal (AMA) y el Archivo Histórico Provincial de Alicante (AHPA)—, tanto la llegada de la telefonía a la isla, como la inmediata repercusión que tuvo la misma, así como las últimas noticias generadas en este sentido cuarenta años después.

La primera pista nos la daba La Verdad del 8 de octubre de 1974, en su página 3, con una breve nota firmada por Enrique Entrena:

La Verdad, 8 de octubre de 1974, pág. 3 (AHPA)
La Compañía Telefónica va a instalar en la Isla de Tabarca un teléfono. Las noticias que se nos dieron ayer hablan de que ya se hicieron pruebas con un teléfono que se montó en el domicilio del alcalde, conectado directamente con la radio costera de Alicante, que facilitaría —como si de barco en alta mar se tratase— el número del abonado de España que se solicitara. Parece que todo funcionó perfectamente y ya, muy en breve, se instalará una cabina telefónica que funcionará por este mismo sistema en el barrio de Alicante más alejado del centro de la ciudad.
Es la primera vez que a Tabarca llega el teléfono.
Tuvieron que pasar tres meses para volver a tener noticia de este asunto, pero en una semana quedaría todo dicho. Aunque aparentemente la información sea repetitiva, se reproducen a continuación íntegramente los contenidos aparecidos en ambos medios escritos, pues cada uno tiene sus matices y datos que complementan al otro, de forma que entre ambos dan una idea de conjunto bastante más completa.

Así, el Diario Información del 10 de enero de 1975, en su página 6, en la sección «Alicante-Municipio», publica una columna firmada por J. Antonio Casinos Rhoso—J. A. Casinos—.

Diario Información, 10 de enero de 1975, pág. 6 (AMA)
Desde la tarde del pasado miércoles Tabarca ha vencido la batalla ancestral de su aislamiento al disponer de un servicio telefónico directo que la une e través de un cordón umbilical de un radio-enlace con un canal de frecuencia desde la banda VHF, con salida a la red nacional e internacional.
Todo un salto de la sordomudez a la plena y amplia expresión.
No es ya noticia, que nuestro eficiente corresponsal en Santa Pola supo captar y reflejar. ¡Olé nuestros corresponsales, que de ellos es el mundo de la noticia provincial!
Ayer por la mañana, en el Ayuntamiento alicantino, dos de los tres ediles que componen la comisión para la promoción de la isla de Tabarca, el teniente de alcalde Evaristo Manero y el concejal Adrián Dupuy —el tercero en concordia es Juan Carlos Tur, pero se hallaba ausente de Alicante— mantuvieron una reunión cordial con los que en el Ayuntamiento y sus alrededores realizamos la tarea pública informativa.
Ratificaron el hecho y se mostraron más que satisfechos del funcionamiento, ¡ya!, del teléfono de Tabarca, por el que han quemado muchas horas y etapas de trabajo y desvelo.
Que el teléfono tabarquino era una necesidad apremiante lo prueba el que durante horas y horas no había forma de conseguir comunicación, porque la línea estaba constantemente ocupada.
El teléfono de Tabarca, como un barrio más de la capital, es un teléfono más de Alicante. Su número es el 222619 y se marca directamente, sin prefijo alguno.
El aparato ha sido instalado, de momento, en la casa del alcalde pedáneo, don Baltasar López, pero con carácter de servicio público.
Para los tabarquinos, íntimamente incrustados en lógica simbiosis con la población capitalina, el teléfono ha sido como un regalo de Reyes. Que eran muchas las ganas de comunicación.
Un ejemplo palpable lo tuvimos en la mañana de ayer, en el ínterin en el que hablábamos los periodistas con los munícipes. Evaristo Manero intentaba una y otra vez conectar con la isla, para darnos una instantánea viva. Siempre comunicaba. Al final hubo suerte. Cuando preguntó con quién habían estado hablando últimamente le contestaron que con la residencia del SOE, porque allí había internado un vecino de la isla y, por vez primera, sus parientes podían obtener el parte facultativo de última hora. Todo un símbolo y un síntoma.
Ahora el problema radica, en cuanto a funcionamiento del teléfono, en tratar de conseguir la regulación y control de las llamadas, en sentido del pago de las conferencias. Pero es cuestión prácticamente resuelta.
Y ya lo saben los alicantinos: desde ahora, en la lista telefónica hay un número directo, el 222619, que les pone en contacto con Tabarca.
Fue una apetencia de años. Es una realidad.
Del mismo modo y en la misma fecha, La Verdad publicaba en su página 3, una nota algo más breve, probablemente de Teresiano Rodríguez Núñez—R. Núñez—, básicamente con la misma información.

La Verdad, 10 de enero de 1975, pág.  3 (AHPA)
Si alguno de nuestros lectores desea comunicar por teléfono con Tabarca, habrá de marcar el número 222619. Así nos lo dijeron los integrantes de la comisión municipal para la isla.
Dicha comisión está formada por los señores Dupuy, Manero y Tur, los cuales han trabajado para que esta mejora se convierta ya en realidad.
Fuimos testigos ayer de una llamada a la isla desde el Ayuntamiento, por lo que se da por sabido que existe ya la comunicación directa. El teléfono, en la actualidad, se ha instalado en el domicilio particular del alcalde pedáneo, don Baltasar López Ruso. Se ha preferido esta fórmula a la de utilizar una cabina, porque, si lo que se pretende es que la isla pueda efectuar y recibir llamadas, principalmente las de urgencia, es lógico que el teléfono se instale con garantías de que habrá respuesta a dichas llamadas. Está pendiente aún la fórmula para el control del pago de su uso.
Como anécdota, podemos decir que, a partir del momento en que se inauguró el teléfono, Tabarca estuvo comunicando sin cesar durante tres horas. Hubo las lógicas llamadas a Alicante casco urbano e incluso las no menos lógicas a diferentes puntos del país. Tabarca ha dejado de ser un lugar incomunicado, aislado...
Por su parte, la comisión municipal hizo constar su agradecimiento a la Telefónica por todas las facilidades concedidas.
Una semana después, saltaba la noticia: el 16 de enero de 1975 se inauguraba oficialmente el servicio telefónico con Tabarca, con toda la parafernalia, boato y protocolo que procedía, en función de las personalidades que se dieron cita en la isla. J. A. Casinos le dedicaba, en la misma sección del Diario Información, toda la página 7 de su número de fecha 17 de enero, mientras R. Núñez, en La Verdad de la misma fecha, la llevaba a primera página y le daba contenido en cinco columnas de su página 3, con profusión de fotografías de Ángel García, lamentablemente con la deficiente calidad de impresión de la época. Veamos sus titulares y contenidos íntegros.

Diario Información, 17 de enero de 1975, pág. 7 (AMA)
Rozando su bimilenario, quizá traspasándolo con creces —que eso se queda para que los eruditos comprueben y demuestren— Tabarca isla, Tabarca pedanía del Municipio de Alicante —la única pedanía con tal clase de aislamiento en España— Tabarca que también es barrio de la capital, está coronando el primer tramo de escalones para alcanzar —lo mismo puede significar gozar que padecer— los progresos de una civilización de la que se quedó descolgada.
Tabarca, desde hace unos días, está unida al concierto local, provincial, nacional y mundial de la intercomunicación.
Con más sencillas palabras: los tabarquinos pueden, desde ya, ponerse en comunicación telefónica directa con todo el mundo.
Y ayer fue el día elegido para, sin gran alharaca, proceder a la inauguración oficial de este tan necesario y primario servicio en la isla.
A tal fin y desde Alicante se desplazaron hasta Santa Pola, para desde allí hacer la travesía, las primeras autoridades alicantinas, encabezadas por el Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, don Benito Sáez González-Elipe, acompañado por el comandante de Marina, don Pedro Celestino Rey Ardid; presidente de la Diputación, señor Monzón Meseguer; alcalde de Alicante, señor García Romeu y miembros de la Corporación Municipal; teniente coronel de la Guardia Civil, señor Alonso.
También muchas de nuestras primeras autoridades iban acompañadas de sus esposas.
En la llegada a Tabarca fueron recibidos por el alcalde pedáneo, don Baltasar López y buena parte del no muy crecido vecindario.
Y sonaban tracas, cohetes y repique de campanas, que para Tabarca era día grande.
Una vez en la isla, el Gobernador Civil y acompañantes, junto con el delegado de la Compañía Telefónica, señor Zamorano, se trasladaron al domicilio del alcalde pedáneo, en el que a falta de una casa-ayuntamiento u otro centro cívico, se ha instalado el teléfono público, para proceder a su inauguración oficial.
El Gobernador Civil realizó tres llamadas: la primera al subsecretario del Ministerio de la Gobernación, para dejar patente el gran momento de la isla. La segunda, para entablar diálogo con el Ministro de Información y Turismo, don León Herrera:
—Ministro, llamo desde la isla de Tabarca —dijo— en la inauguración del servicio telefónico, para transmitir el agradecimiento de corazón de sus hombres, que tienen fe al conocer el interés de ese Ministerio por los muy específicos temas y problemas de la isla.
El ministro contestó felicitando a los isleños alicantinos por su logro y a todos cuantos han hecho posible el notorio logro.
La tercera llamada oficial e inaugural fue para el Director General de Ordenación del Turismo, desde donde también la respuesta fue de plena satisfacción al conocer que Tabarca contaba ya con esa unión telefónica, como paso previo a su subsiguiente desarrollo.
Seguidamente, pronunciaron breves palabras el alcalde pedáneo, señor López, para testificar la emoción de todos los tabarquinos, el alcalde de Alicante, señor García Romeu, quien manifestó que no era este sino un primer paso para el despegue turístico de la isla, y el Gobernador Civil, don Benito Sáez, el que tras agradecer la acogida cordial, prometió el apoyo total de todas las autoridades provinciales y anunció que, en breve, visitará la isla el Director General de Promoción de Turismo. «Mantened la pureza de vuestro ambiente —les dijo— sin dejar que se contamine, para que siga siendo bastión de tranquilidad y espiritualidad, para mayor grandeza de Alicante y de España».
A continuación, las autoridades visitaron detenidamente la isla, deteniéndose de manera muy especial en la iglesia, donde fue cantada una salve marinera.

LA PLANIFICACIÓN DE TABARCA
Entre tanto todos esos actos, el periodista, recorriendo la isla, se fue interesando por los proyectos que para la misma existen, acerca de los tres miembros de la Corporación Municipal, señores Manero Pérez, Dupuy Fajardo y Tur Ayela, que integran la comisión para la promoción de la isla y a quienes acompañaba el arquitecto don José Blanco Cantó, autor del Plan Parcial para Tabarca.
Diré ante todo que el Plan Parcial de Ordenación de Tabarca no es cosa de hoy. Ya hace cuatro años que fue redactado, si bien por aquello de los llamados «imponderables» quedó hasta ahora en poco menos que agua de borrajas.
Hoy, a estas alturas, el plan ha quedado desfasado. Su propio autor lo confesaría al periodista:
—De entonces a acá, ha variado la circunstancia, las necesidades y apetencias del turismo. Y hasta yo mismo he evolucionado de tal forma que hoy creo preciso introducir una serie de modificaciones.
Modificaciones que, por otra parte, quieren que se produzcan los tres ediles citados, pues el empeño máximo es conservar Tabarca en su ambiente actual, en su salsa propia, sin avasallamientos especulativos, con tratamiento preciso para conseguir la potenciación de aquel emporio turístico. Una potenciación que haga la isla más atrayente a propios y extraños y que brinde, a la par, posibilidades y puestos de trabajo a sus habitantes.
Por lo pronto y muy sustancialmente, se pretende variar la posibilidad volumétrica de edificación, que un día no lejano —cuatro años— se consideraba óptima. También se desecha la idea de un auténtico sembrado de «chalets» en la parte que se denomina el «campo».
No se trata —así se piensa— de convertir aquello en una zona residencial veraniega en su totalidad, sino que la isla sea un lugar de digamos «estacionamiento», de parada y fonda.
Para ello se pretende que en la actualización de su plan parcial, en el que de modo muy directo va a intervenir el Ministerio de Información y Turismo para su ejecución, se prevea la dotación de una especie de hostal-parador, de algún restaurante, tiendas de «souvenirs», y el establecimiento en la parte del sureste de la isla de un minipoblado típico-marinero, a base de apartamentos construidos en horizontalidad, amén de la ampliación del puerto para conseguir lugares de atraque a yates y embarcaciones de recreo.
Eso, en cuanto a nuevas realizaciones. A la par, el plan integra la remodelación y adecuación del poblado antiguo, con la dotación definitiva de los servicios primarios, llevando agua y luz a través de una canalización submarina desde Santa Pola, ejecutando la inexistente red de alcantarillado, pavimentando sus calles y, en suma, haciendo de la actual población un lugar más confortable y habitable.
Cuando el proyecto de plan parcial se redactó rayaba, si la memoria no falla, con un estudio técnico que se cifraba en los doscientos millones de pesetas. Hoy, ahora, ascenderá notablemente.
Pero Tabarca y el propio Alicante, precisa de esa actuación, pues merece la pena contar con un foco de atracción tal sin par y sin igual como la isla de Tabarca.
En Tabarca, hoy, hay ya muchas realizaciones. La última, probablemente, sea el haber convertido más de una calle y plaza en jardín, con la plantación de palmeras y otras especies.
Pero falta mucho por hacer. Mucho por resolver, pues lo que en cualquier otro barrio, en cualquier otra pedanía de Alicante es un simple problema, allí, en la isla, cobra dimensiones insospechadas.
Pero ayer fue día grande para Tabarca, que ya puede hablar con el mundo. Y esta crónica viajera debe ser simple suma a esa alegría. De los problemas de Tabarca ya hablaremos otro día.

La Verdad, 17 de enero de 1975, portada (AHPA)
Ayer fue inaugurado el enlace telefónico automático de la isla de Tabarca con el resto de la red nacional. Con tal motivo visitaron la isla el gobernador civil, presidente de la Diputación, alcalde de Alicante, y otras autoridades y personalidades. Tras serles explicadas las características del enlace por el delegado de la C. T. N. E. en Alicante, el gobernador civil mantuvo conversaciones con el ministro de Información y Turismo y el director general de Promoción del Turismo, quien prometió visitar en breve la isla.

La Verdad, 17 de enero de 1975, pág. 3 (AHPA)
Ayer quedó inaugurado el teléfono instalado en la isla de Tabarca, que permite a los tabarquinos enlazar directamente con la red telefónica nacional y, mediante ésta, con todos los países del mundo. Dicha inauguración fue el motivo principal, aunque no el único, de la visita realizada ayer por las primeras autoridades provinciales y locales. Hacia las 11'30 de la mañana embarcaban en el «Bahía de Alicante», rumbo a la isla, el gobernador civil y señora, presidente de la Diputación y señora, alcalde de Alicante, comandante de Marina, teniente coronel de la Guardia Civil, buena parte de la Corporación Municipal de Alicante, el alcalde de Santa Pola, delegado, subdelegado y jefe provincial de transmisiones de la Compañía Telefónica, y otras personalidades.
Tras la breve travesía, un poco movida, hubo recibimiento cariñoso de los isleños a nuestras autoridades, sin que faltaran los signos externos del mejor protocolo, como el ramo de flores ofrecido a doña María Teresa Almazán de Sáez, esposa del gobernador civil, ni el más alicantino de una traca.

El mar estaba bastante revuelto, pero todos lo aguantaron con buena cara
y mejor ánimo. Por ir a Tabarca todo eso se puede soportar
CONVERSACIONES CON MADRID
Autoridades y personalidades acompañantes se dirigieron a casa del alcalde pedáneo, donde ha sido instalada la cabina telefónica. El delegado y subdelegado, Sres. Zamorano y González, explicaron las características de este nuevo enlace telefónico, por medio de ondas de radio, que comunica directamente con la red telefónica.
Era cerca de la una cuando don Benito Sáez, gobernador civil, efectuaba la llamada inaugural, que estuvo dirigida a la Subsecretaría de Gobernación. Seguidamente se puso en contacto con el ministro de Información y Turismo, a quien explicó la razón especial de la llamada. Contestó don León Herrera con palabras de felicitación para cuantos han hecho posible esta realización. Una tercera llamada tuvo por destinatario al director general de Ordenación del Turismo, a quien el gobernador manifestó su deseo de que visite pronto la isla y la tenga presente en sus planes de ordenación. Contestó éste aceptando la invitación y prometiendo una próxima visita.
Allí mismo pronunció unas palabras don Baltasar López Ruso, alcalde pedáneo de Tabarca, con las que manifestó el saludo de todos los tabarquinos a autoridades y visitantes, su gratitud por el teléfono que ahora se inauguraba y el deseo de que, en una próxima visita, pudiera ofrecer saludos y bienvenidas, pero también ramos de flores cultivadas allí mismo, cuando cuenten con un abastecimiento de agua que lo haga posible. Terminó haciendo votos por un progreso integral de Tabarca, sin perder la calma que es la característica fundamental de la isla.
Don Francisco García Romeu, alcalde de Alicante, dijo que «Balta, como le llamamos todos en la isla, ha dicho lo que todos sentimos». Tuvo palabras de gratitud para el delegado de la Telefónica, que ahora hace posible este contacto, y para la Guardia Civil, que desde hace años ha mantenido entre los habitantes de la isla y los de tierra firme un contacto de corazón; para el gobernador por su visita; para los concejales que están llevando a cabo mejoras en la isla. «Confiamos —señaló— en el desarrollo de la isla, no sólo con vistas al turismo, sino en todos los órdenes, como corresponde a una isla unida a Alicante y a nuestro corazón».
La última intervención corrió a cargo del gobernador civil, quien calificó el acto de acontecimiento, no sólo para los tabarquinos, sino para todos los alicantinos. «A este escalón seguirán otros. Lo ha prometido el alcalde y yo os aseguro que no faltará el aliento de las autoridades provinciales y de la Administración: así acaba de expresarlo el ministro de Información y Turismo y el director general de Ordenación del Turismo, que vendrá en breve a la isla». Instó a todos para que la isla no sufra ningún tipo de contaminación, sino que siga siendo el bastión de sosiego y espiritualidad que es ahora, y como el corazón del cuerpo que es Alicante.

Autoridades y personalidades, en el momento de su llegada a Tabarca
Es de razón reseñar, dentro de la visita a la isla, la que a continuación se hizo a la iglesia. Entonaron los tabarquinos un himno a la Inmaculada, su Patrona; el hermano Franciscano Juan Bautista pronunció unas palabras que fueron como dar sentido cristiano a la inauguración, al hacer constar que «también en el orden de las comunidades y de la actuación como autoridad, lo que se hace con los más pequeños, cual pueda ser la comunidad de Tabarca, es hacerlo con Cristo», para terminar con una oración.
En el tiempo que siguió luego de visita a la isla, tuvimos ocasión de hablar con varios concejales, sobre todo los componentes de la comisión municipal de Tabarca, señores Manero, Dupuy y Tur, y el concejal delegado de Parques y Jardines, señor Alburquerque.
Los primeros nos hablaron de los planes y deseos existentes para Tabarca. Desde hace ya varios años existe un proyecto de plan parcial para Tabarca. Ese plan se está ahora revisando y actualizando. (Digamos que entre los visitantes de ayer figuraban varios técnicos municipales, algunos de ellos trabajando actualmente en la revisión de dicho plan).
—En la isla hay dos zonas bien distintas: lo edificado y una parte de campo. La actuación de sola la iniciativa privada es difícil. Por eso estamos tratando de involucrar a la Administración en la ejecución de las obras de urbanización dimanantes del pian. Nuestra meta es que se llegue a declarar la isla de Tabarca zona de interés turístico.
La ordenación de la isla no es fácil, por cuanto se pretende, a todo trance, mantener su carácter sosegado, conservarla como isla abierta con escasos volúmenes y superficies edificados. Existe la idea de acometer en su día obras de alcantarillado y saneamiento, así como el abastecimiento de agua desde Santa Pola, como base para cualquier tipo de ordenación y desarrollo.
Al margen de los proyectos, están esas continuas pequeñas realizaciones, como la revisión del alumbrado, la reparación de la casa del practicante... etc.

Tras la inauguración del enlace telefónico, el alcalde pedáneo de Tabarca
pronunció unas palabras tan llenas de gratitud como de esperanza
Capítulo aparte merecen, por lo insólito, las obras de jardinería. «Esta no es mi isla, que me la han cambiado», le oí decir al alcalde al echar pie a tierra. Y es que don Antonio Alburquerque se ha preocupado de plantar unas 200 palmeras, algunos cactus, piteras y otras plantas capaces de sobrevivir en las duras condiciones de la isla, que han cambiado para bien su fisonomía. Hasta se ha preocupado de llevar un puñado de palomas.
Y los proyectos siguen: colocar algunos bancos donde sin afear, permitan sentarse para la contemplación; colocar maceteros rústicos en las puertas de las casas; responsabilizar a cada niño de un árbol...
Con un regreso mas tranquilo que la ida terminó la visita, cuando eran ya cerca de las tres. Un almuerzo en Santa Pola pondría el punto final.
Cuatro décadas después, el desarrollo turístico de Nueva Tabarca ha llevado a nuevos problemas, de la mano de las nuevas tecnologías y la comunicación global, no ya de telefonía convencional, sino de la móvil y de la red de redes. Son ahora otro tipo de noticias al respecto las que salen a la luz en las páginas de estos mismos medios de comunicación. Varios ejemplos los podemos encontrar estos últimos años, precisamente en los mismos medios escritos, pero en este caso, cómo no, en sus versiones online, ya que, como diría don Hilarión: «hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad».

Cultura rechaza la instalación de la primera antena de móviles en Tabarca
La Conselleria comunica al Ayuntamiento su informe negativo, que es vinculante, por el «impacto de gran potencia visual» de la estación

La Conselleria de Cultura ha emitido un «informe negativo» a la instalación de una estación base de telefonía móvil en la isla de Tabarca por producir un «impacto de gran potencia visual». La decisión de Cultura es relevante al tratarse del primer pronunciamiento sobre estas instalaciones en una isla declarada conjunto histórico-artístico.
La petición de licencia a la Gerencia Municipal de Urbanismo para plantar esta antena de móviles corre a cargo de una operadora de telefonía móvil y se efectuó a finales del pasado año. El 6 de junio Cultura pidió más información sobre el proyecto y tras recibirlo días después de la Gerencia de Urbanismo, ha emitido su informe, que es preceptivo y vinculante puesto que el lugar elegido para emplazar la antena es Tabarca, una isla con protección patrimonial. La ubicación escogida para instalar la antena es una vivienda de la isla situada en la plaza Grande, en pleno núcleo urbano.
El informe, redactado por el arquitecto inspector de Patrimonio, Santiago Valera, señala que en los planos de la estación de telefonía «se aprecia que la solución prevista como aparente ofrece un impacto visual muy potente», no sólo en relación a la fachada de la vivienda que sirve de soporte, sino también a toda la manzana.
El informe hace referencia a que en el proyecto de la antena ni siquiera se menciona la Ley de Patrimonio pese a que toda obra en Tabarca precisa de autorización por su protección patrimonial.
En el informe se indica que «se informa negativamente» la petición porque «teniendo en cuenta la aparente importancia de la instalación que se pretende colocar, se considera un impacto de gran potencia visual».
No obstante, el documento concede un trámite de audiencia a la operadora de telefonía para que pueda presentar alegaciones en los plazos establecidos antes de que emita la resolución correspondiente.
La directora Territorial de Patrimonio, María Concepción Sirvent, ha remitido el informe al Ayuntamiento, al se le concede también plazo de diez días para que alegue si lo estima oportuno.

Rosser dice que es una decisión para celebrar
El concejal socialista Pablo Rosser expresó su satisfacción por el informe negativo y destacó que «es motivo de celebración esta decisión, como lo fue el que en toda la zona del campo de Tabarca se prohibieran las construcciones». El edil del PSOE señaló que esta medida supone «un segundo escalón en la salvaguarda de la isla» y recordó que su grupo municipal pidió la creación de una comisión para hacer un seguimiento y control de la isla. El edil recordó el lamentable estado, por las antenas, de los dos castillos de la ciudad.
Deniegan la licencia para una antena en Tabarca

El Ayuntamiento de Alicante ha denegado la licencia a una compañía de telefonía para instalar la primera antena de móviles en la isla de Tabarca. El informe de la Gerencia de Urbanismo se basa en el que inicialmente emitió la Conselleria de Cultura rechazando esta instalación por producir un impacto de gran potencia visual. Se trata del primer pronunciamiento sobre estas instalaciones en una isla declarada conjunto histórico-artístico.
Desde Urbanismo concluyen que la instalación de la antena incumple la legislación patrimonial.
Cultura autoriza instalar una antena de telefonía móvil en la isla de Tabarca

Los servicios técnicos de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Generalitat han informado favorablemente al proyecto de instalación de una estación base de telefonía móvil en Tabarca. En concreto en la plaza Gran Tabarca número 20, dentro del perímetro del Conjunto Histórico Artístico de la isla que tiene la condición de Bien de Interés Cultural, y para la que se ha exigido con antelación la corrección de algunas deficiencias. Esta autorización es preceptiva con carácter previo a la concesión de la licencia de obra por parte del Ayuntamiento de Alicante para que se pueda realizar la instalación de la estación de telefonía móvil.
El informe favorable de Patrimonio Cultural respecto a esta instalación, que suscita el rechazo de muchos ciudadanos, contrasta con la exigencias que ha venido manteniendo la Dirección General para cualquier actuación dentro del perímetro de afección del Conjunto Histórico Artístico de la isla.
En el informe se señala que «la autorización se otorga en función de las circunstancias existentes en el momento de su dictado, por lo que puede ser modificada o dejada si efecto en caso de concurrir circunstancias que hicieran peligrar los valores que están protegidos por la ley».
Además, recuerda que la autorización caducará si en el plazo de un año no se han iniciado las actuaciones para las que se solicitó, «si bien reconoce que la vigencia puede prorrogarse por una sola vez y por un nuevo plazo no superior al inicial».

¿Existe el «Estilo Alicantino»?

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Muchas han sido las veces que se me ha planteado esa pregunta, bien en el transcurso de una conversación, bien en un foro de opinión o debate, o bien en las redes sociales. Buena pregunta, siempre generadora de polémica, que, bajo mi punto de vista, dependiendo del enfoque que le demos, podría responder sí y no. Trataré de exponer mi percepción al respecto, aprovechando el pequeño artículo que he escrito para el magnífico llibret 2014 de la Foguera Ángeles-Felipe Bergé.

Desde los primeros compases de Les Fogueres de Sant Joan, los foguerers, dejando a un lado el incuestionable hecho de que fuera una fiesta importada de Valencia, a imagen y semejanza de Las Fallas, hemos querido diferenciarnos de ellas, como viene teniendo costumbre el menfotismo alicantino en cualquier aspecto que se nos presenta, y en la Fiesta del Fuego no iba a ser menos. Pero estéticamente hablando, en el arte efímero no hizo falta demasiados esfuerzos, porque tal diferenciación vino de forma natural. La Fiesta alicantina estaba fundamentalmente en manos de pintores y cartelistas, mientras la valenciana lo estaba básicamente en las de escultores, por lo que no era extraño que prevalecieran las superficies planas ampliamente decoradas con pinturas, frente a los grandes volúmenes y los buenos acabados.

Foguera Benito Pérez Galdós 1931. Gastón Castelló. «Estilo Alicantino».
Una muestra de la presencia del «Art Déco» en fogueres de los años 30.

La irrupción del arte gastoniano en los años 30, especialmente los de la II República Española, que tanto ha sido calificado con la tan traída y llevada etiqueta de «Estilo Alicantino», hay que analizarlo desde dos puntos de vista muy diferentes. Una cosa es que la poderosa atracción que ejercía el arte de Gastón Castelló en estos primeros compases de Les Fogueres, sentara cátedra y tendencia artística entre los artistas coetáneos, y otra que esa estética fuera un estilo propio de nuestra fiesta. El «Art Déco» no era patrimonio exclusivo de Gastón, era la directriz artística predominante, y, como tal, también tenía sus manifestaciones en los monumentos falleros de la época, no solo en los foguerers.

Falla Blanquerías 1930. «Art Déco» en fallas de los años 30.

Además, como en todos los aspectos de la vida, las modas cambian, y las tendencias artísticas también. Ramón Marco, a la sazón alumno aventajado de Gastón Castelló, desde sus inicios en la década de los 40 respetó en sus obras los rasgos estéticos imperantes en la época, sin olvidar las enseñanzas de su maestro, pero pronto apostaría por la introducción de elementos clasicistas y ornamentales, ofreciendo una iconografía con claros referentes valencianos. Llegada la década de los 50, continuó con ellos, propiciando rápidamente el germen de la evolución de la plástica foguerera, en una línea claramente barroquizante, tan afín a la estética fallera que le ha valido ser, hasta la fecha, el único artista alicantino que ha plantado la Falla Oficial de Valencia, en concreto en 1960.

Falla Oficial de Valencia 1960. Ramón Marco, artista foguerer.

¿Quiere decir esto que el «Estilo Alicantino» cambió? Pues se podría decir que sí, y además, paradójicamente, acercándose sobremanera a la estética fallera. Un cambio que marcó décadas de arte foguerer, que no conoció nueva transformación de importancia hasta la irrupción de la personalísima estética abstracta de Pedro Soriano, llegados los 80, tal vez el estilo más netamente identificado como alicantino, con permiso de Remigio Soler. ¿Otro nuevo cambio en el «Estilo Alicantino»?... Mi conclusión es que ese estilo es personal de cada artista, foguerer o fallero, y su estética la marcan tendencias, bien del propio arte en general, pues de arte efímero hablamos, bien por la influencia del trabajo del artista dominante en cada época, como es un claro ejemplo el que se ha venido a conocer como sorianismo. Sigo diciendo que, como en todos los aspectos de la vida, las modas son las modas.

Foguera Oficial 1975. Remigio Soler. «Estilo Alicantino».

Pero otra cosa es lo que gusta a la gente de la Fiesta, y lo que implica el propio ambiente en que se desarrolla esta, y aquí sí, bajo mi punto de vista, hay marcadas diferencias entre fallas y fogueres. El gusto de los falleros por los grandes volúmenes, los colores apagados, los ninots grotescos de deformadas muecas, en ocasiones extemporáneas, los acabados aporcelanados, las grandes figuras escultóricas caracterizan una estética valenciana muy reconocible, pero ojo, que ha ido igualmente evolucionando a través de los años, influenciada por esas tendencias artísticas reinantes y esos estilos personales de los artistas falleros. Y del mismo modo, el foguerer que hoy gusta del monumento estilizado, que tenga «aire» y no sea compacto, con ninots igualmente estilizados, de colores vivos acordes a la luz del inminente verano, con abundancia de elementos geométricos, de simetrías, los grandes remates abiertos, y de los acabados mejor no hablemos, no siempre es lo que le ha pedido al artista que plante en su distrito.

Foguera Oficial 1980. Pedro Soriano. «Estilo Alicantino».

Queda bastante claro, con todo esto, que no se puede concretar un «Estilo Alicantino» preciso, pues ha ido evolucionando a través de décadas de diferentes tendencias y referentes artísticos, pero menos definido queda todavía hoy en día, en esta época de globalización, en la que artistas falleros plantan fogueres en Alicante y artistas foguerers plantan fallas en Valencia, con la particularidad de que no construyen igual sus monumentos en una capital que en la otra, por la sencilla y única razón de que intentan adaptarse a los gustos del público al que van destinados, y a la luz de los días que van a disfrutar su obras en la calles y plazas de su ciudad.

El histórico problema del agua y la sanidad en Tabarca

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La carencia de agua, bien referida a la existencia de este elemento en forma natural, o bien a la aportada por la lluvia, es en Nueva Tabarca tan antigua como la propia isla. Prueba de ello es la inexistencia de establecimiento humano alguno de forma permanente en la isla, hasta la colonización promovida por el rey Carlos III en el siglo XVIII, a costa de los cautivos redimidos de Argel, originarios de la Tabarka tunecina. Ni griegos focenses, ni romanos, ni árabes, ni las supuestas visitas del cartaginés Amílcar Barca o del mismo San Pablo, fueron motivo u ocasión para quedarse; solo los famosos y casi legendarios piratas berberiscos que la tomaron como base para sus fechorías en el Levante español, fueron motivo suficiente para plantear tal establecimiento permanente. Y es que el agua es sabido elemento indispensable para una población humana autosuficiente, no ya porque lo sea para la propia existencia de la vida, que no es poco, sino por lo que conlleva a la hora del saneamiento de dicha población y de la sanidad de sus habitantes.

Plano de la Plaza de S. Pablo, y Población de la Nueva Tabarca
(Servicio Geográfico del Ejército, Méndez de Ras, 1774)

De la utopía a la realidad

En estas condiciones, la llegada de los tabarkinos a la isla Plana planteaba de inicio serios problemas derivados de esa ausencia del líquido elemento, aunque paradójicamente se estuviera rodeado del mismo. Ya en los textos que acompañan a los primeros planos originales de Nueva Tabarca del coronel de ingenieros Fernando Méndez de Ras, fechados entre 1771 y 1775, se evidencia el problema, por lo que no es de extrañar que, según queda recogido en la Crónica de la Muy Ilustre y Siempre Fiel Ciudad de Alicante, de Rafael Viravens y Pastor (1876), y transcrito por autores más modernos, encontremos anotaciones y descripciones tales como:
Lavadero común grande, con sus divisiones no solo para lavar ropa blanca, sino también lonas, linos y sedas. [...] Pozo que se hizo muy profundo, por si se tropezaba con venero de agua dulce; en cuya excavación se ha cesado por la demasiada agua que filtra del mar; pero ya sin las partículas vetuminosas y amargas; razón por que habiéndose hecho varias experiencias con fuego violento por fabricantes inteligentes y prácticos (que la encontraron ser muy buena para lavar dichos géneros de linos, paños y sedas) se tiene determinado colocar en su proporcionado fondo, sobre una bóveda de cantería, la artificiosa bomba ya prevenida, para extraer agua con facilidad y abundancia. [...] Plaza mayor Carolina, desde cuyo centro se ven ocho objetos agradables de cuatro puertas principales y cuatro cisternas. [...] Hospital (nunca sería construido). [...] Cisternas ya hechas de especial cuidado, con sus bóvedas y conductos subterráneos, para recoger las aguas de los terrados, en las cuales cabrán de cincuenta a sesenta mil cántaros de agua, con sus brocales y pilas de piedra labrada; dejando la fábrica de diez más en los parajes que se demuestran, conforme se vayan aumentando los vecinos.
Transcurridos apenas diez años desde la llegada de los tabarquinosa Alicante, Nueva Tabarca estaba sometida a duro examen a través de una comisión dirigida por el gobernador interino, capitán Alejandro Stermont, y por el alcalde José Sales. Las investigaciones de esta comisión los días 24 y 25 de marzo de 1779, ya concluían datos como:
La población de la isla era de 328 tabarquinos y 15 españoles (en 1769 había 311 censados). [...] Hay un médico, un cirujano, un aguador. [...] Se observa la necesidad de aprovisionamiento diario de agua en embarcaciones desde Alicante. Son insuficientes los depósitos.
Primera página del manuscrito original redactado por Antonio María del Valle,
que recoge la lista de cautivos redimidos en Argel, con el correspondiente precio de rescate
(Archivo Histórico Nacional, Ministerio de Cultura)

Como consecuencia de estos informes, pocas fechas después, el 10 de abril de 1779, llevaban a cabo una visita el teniente coronel de ingenieros Gaspar Bernardo de Lara, y el también ingeniero militar Balthasar Ricaud, que no hicieron más que confirmar las pareciaciones de Stermont y Sales: los siete aljibes construidos para recoger el agua procedente de las lluvias eran, en su mayor parte, de poca capacidad y con pérdidas continuas por las filtraciones; la solución estaba en la construcción de un mayor número de cisternas; mientras, era necesario hacer aprovisionamiento diario, por medio de embarcaciones, desde Alicante; y en lo concerniente a la sanidad, la plaza no tenía hospital.

A finales de abril de 1782, el sacerdote Francisco Pérez Bayer, catedrático de la Universidad de Salamanca y preceptor de los Infantes, en su visita a la isla nos dejaba estas impresiones, recogidas en su obra Diario del viaje desde Valencia a Andalucía (1782):
... corrimos muy en breve aquella nueva población y toda la isla, reducida hoy a solo veinte familias tabarquinas de más de ochenta que fueron las de sus primeros pobladores o colonos. Causónos a todos gran compasión el estado de aquellas miserables gentes faltas enteramente de agua, leña y de todo lo necesario para la vida humana.
Comenzaban las penalidades para los recién llegados a la isla Plana. En el denominado Censo de Floridablanca de 1787, el número de habitantes había caído a 110. Dos tercios de la población había emigrado. El ingeniero militar capitán Pedro de Navas informaba de más de lo mismo: «A esta le negó naturaleza no solo el preciso auxilio de leña sino también el indispensable elemento de agua dulce, por cuyos máximos defectos ha estado inhabitada».

Corrían los años, cambiaba el siglo. En 1809 el censo seguía disminuyendo alarmantemente hasta los 90 habitantes. Manuel Castell, párroco de la isla, dirigía un escrito urgente al Gobierno Militar de Valencia. En el expediente de averiguaciones ante lo que afirmaba el sacerdote, se adjunta una carta, firmada por Antonio de Palacios, dirigida al gobernador militar José Cano, que dejaba a las claras que nada había cambiado: «... hallo que la indicada isla carece totalmente de agua y leña».

Primeras decisiones

Analizando los documentos que se conservan en el Archivo Municipal de Alicante, hasta 1841 no encontramos que se esté llevando iniciativa alguna para solucionar los problemas de los tabarquinos. En el expediente Revisión de los depósitos de agua en la isla de Tabarca, el alcalde pedáneo José Pajés se dirige al alcalde constitucional de Alicante, y le indica que el gobernador militar de la isla no atendía a sus demandas porque afirmaba que los aljibes no eran de su jurisdicción. El alcalde se dirige al comandante general de la provincia y le solicita las llaves de los aljibes para que el pedáneo los pueda revisar, si bien al gobernador militar sí le correspondía hacerlo con los situados en la Casa del Gobernador y en la Torre de San José.

En 1842 se tomaban nuevas medidas, como las contempladas en Control sanitario de los pasajeros que visitan la isla de Tabarca, en el que la Junta Municipal de Sanidad comunica al alcalde, y este a su vez al pedáneo, que debe conocerse la salud de los visitantes de la isla. El pedáneo, José María Sessé, se quejaba de que el gobernador militar interino Francisco Lanzarote, admitía viajeros sin darle noticia de los mismos, cobrándoles además un real de vellón cuyo destino desconocía.

Láminas de la Crónica de la Muy Ilustre y Siempre Fiel Ciudad de Alicante
(Rafael Viravens y Pastor, 1876)

A poco que se iniciaron actuaciones en pro de la salud de los tabarquinos y la salubridad de la isla, el censo se recuperó rápidamente. En 1852 había crecido hasta los 403 habitantes, y en 1853 el expediente Limpieza y recomposición de cisternas en la isla de Tabarca nos traslada que el alcalde pedáneo, Rafael Llópez, informaba al alcalde que el agua se corrompía en los aljibes y que, por acuerdo entre los marineros, se había destinado parte de los fondos para la Virgen a la limpieza de los mismos. Denunciaba a su vez que los pozos de María Ruso y Ramona Pasqual tenían una «grande porción de inmundicia», por lo que deberían de pagar sus propietarias la limpieza de los mismos. El alcalde decide obligar a los vecinos a que lleven a cabo las labores de mantenimiento de los aljibes por turno.

Un año más tarde, en 1854, los documentos sobre Limpieza de pozos y aljibes en la isla de Tabarca incluyen una solicitud de dicho pedáneo, para que cada vecino pague un «chavo» (ochavo: moneda de cobre con un valor de dos maravedíes) por cántaro de agua, para limpieza. Algunos tabarquinos se negaron, ya que alegaban recoger el agua en sus casas, pero, claro, seguían arrojando a la calle basura e inmundicia. El alcalde pagaría por esa vez la limpieza, pero prohibiría las basuras dentro del recinto amurallado.

Sin saneamiento ni sanidad

En el artículo de la Revista Canelobre n.º 60 (2012) titulado «Fuentes documentales para el conocimiento histórico de Nueva Tabarca», sus autores Susana Llorens, Santiago Linares y Agustín Medina, del Archivo Municipal de Alicante, inciden en que el control sanitario preocupaba a los habitantes de la isla, que reclamaban se dotara con hospital y personal facultativo para su asistencia. Mencionan como referencia por ello, que el 7 de agosto de 1857, a fin de evitar focos de infección, el alcalde José Miguel Caturla requirió en el Bando sobre el cumplimiento de la limpieza en la vía pública en Tabarca, el cumplimiento de la misma, a tenor de las quejas suscitadas por el poco aseo y limpieza de calles y plazas del poblado:
Don José Miguel Caturla y Perea, Alcalde Constitucional de esta Muy Ilustre y Siempre Fiel Ciudad,
Hace saber: Que las continuas quejas que me están produciendo los vecinos de esa isla, por el poco aseo y limpieza de la población, perjudicando su abandono las aguas que se recogen para el sustento de sus habitantes, me han obligado a dictar las disposiciones siguientes:
1º Queda prohibido a ningún vecino ensuciarse en las calles ni arrojar basuras ni otras suciedades, que puedan perjudicar y malversar las aguas que se dirigen a los pozos del surtido público, entendiéndose esta prohibición hasta las mismas murallas por donde transitan dichas aguas.
2º Igualmente se prohíbe poder tener dentro de las murallas toda clase de ganado, a no ser que su dueño se obligue a limpiar las calles por donde transitare a su entrada y salida, pero de ningún modo cerrarlo en local que sus aguas puedan fluir a otros pozos.
3º No podrá haber dentro del pueblo estercolero ni ningún depósito que perjudique las aguas.
4º Todos los vecinos de la isla, por tanda vecinal, concurrirán el día que se les designe para contribuir a la limpieza y conservación de las calles y plazas, y para la de los pozos, sin poderse negar a este servicio.
5º Todo vecino que quiera reedificar alguno de los solares que existen en dicha isla, deberá hacerlo con preferencia en los del centro de la población, con el fin de que por el tiempo se hallen todas reunidas, debiendo adquirir con anticipación el permiso de quien corresponda, y guardando la línea que conserve el solar, y debiendo antes de principiar dar aviso al Alcalde Pedáneo de la misma, para que este lo haga a mi autoridad.
6º Los que contravinieren a las anteriores disposiciones, serán castigados con arreglo al Código Penal vigente y con la multa que marca el mismo.
Los dependientes de mi autoridad existentes en dicha isla, vigilarán el cumplimiento de las anteriores disposiciones y me darán parte de las faltas que notaren.
Alicante, 7 de agosto de 1857
Bando sobre el cumplimiento de la limpieza en la vía pública en Tabarca,
del 7 de agosto de 1857 (AMA)

Continuando con los documentos del AMA, en 1859 encontramos Limpieza de aljibes públicos de Tabarca, una orden del alcalde para la limpieza y recomposición de los aljibes, por el abandono y la indiferencia hacia los mismos. En 1860 comienza a tratarse más intensamente el tema de la asistencia sanitaria, y Andrés Chacopino expone que, existiendo 400 habitantes, la isla no tenía médico. El Ayuntamiento desoye la petición. No sabemos qué era peor, la desidia de los propios tabarquinos en asunto de saneamiento, o la desatención del consistorio alicantino en el aspecto sanitario. Pero el pedáneo Tomás Antón, con quince vecinos firmantes, crea en marzo de 1862 la plaza de cirujano para la isla. Pedro Sessé se presenta a la misma y fija su residencia en el poblado, y en enero de 1863, diez firmantes del documento Plaza de cirujano para la isla de Tabarca, entre los que se encuentra el cura de la misma, solicitan que se efectúe su nombramiento, se crea un presupuesto de 500 reales de vellón para sufragar dicha plaza, y entra como interino el mencionado Pedro Sessé, maestro sangrador, publicándose en marzo en el Boletín para proveer la plaza en propiedad.

En 1864, según consta en Construcción de aljibe en la isla de Tabarca, Obras Públicas se dirige al alcalde para solicitar el nombramiento de un perito que dirija el inicio de las obras. En la página 1 de su edición del 25 de noviembre, publica La Correspondencia de España: «En la isla de Tabarca, próxima a Alicante, va a construirse un gran depósito de aguas, con objeto de recoger las pluviales para aplicarlas a las necesidades de aquel vecindario». El Oficio sobre el aprovechamiento de las aguas del aljibe por el Cura de Tabarca, de 1866, contiene un informe de la policía urbana, que manifiesta que no hay control sobre el uso de las aguas del aljibe de la casa-abadía, que está bajo la responsabilidad del Cura. En Aljibe en la isla de Tabarca, de 1868, el vecino de Tabarca Luis Alemañ y García, solicita construir por su cuenta un aljibe «de 200 pasos en cuadro» en terreno del estado, entre el antiguo cementerio y los mojones que limitan El Campo. Firma el pedáneo Bartolomé Ruso y Chacopino que, a finales de ese mismo año, en documento registrado en los Cabildos del AMA como Bartolomé Ruso, Alcalde Pedáneo de los vecinos de Tabarca pidiendo permiso para construir un aljibe, presenta formalmente una solicitud al Ayuntamiento «para construir un aljibe de la cabida de treinta mil cántaros para depósito de aguas del cielo con destino al servicio de aquellos vecinos por la absoluta falta que les hace en dicha Isla», reiterando su localización en los alrededores del antiguo cementerio, a las puertas de la población.

Y llegó la viruela

A finales de 1873 tiene lugar el primer gran brote epidémico en Nueva Tabarca. La Correspondencia de España del día 25 de noviembre, en su tercera página recoge: «El señor ministro de la Gobernación ha dispuesto se establezca un lazareto provisional en la isla de Tabarca, por si se desarrollara desgraciadamente la epidemia variolosa en las tripulaciones de los buques». Y el Diario de Córdoba del 14 de diciembre, añadía en primera página: «En el vapor Relámpagose embarcaron ayer el gobernador de Alicante y la comisión de la Junta Provincial de Sanidad encargada de informar sobre el local en que va a establecerse un lazareto en Tabarca. Por la tarde regresaron a Alicante dichos señores, y hoy empezarán en Tabarca las obras para habilitar el local, y se renuirá la Junta de Sanidad para convenir el embarque de los enfermos».

Retomando el tema de los aljibes, en 1874Antecedentes relativos a la construcción de un aljibe en Tabarca contiene un expediente con numerosas cartas de vecinos de la isla, exponiendo los reiterados problemas con el agua y la necesidad de más aljibes pues, una vez más, se había desoído la solicitud de 1868. Hubo un cruce de intensa burocracia administrativa entre organismos que se pasaban responsabilidades de unos a otros, culminando con un amplio resumen de la historia que se ha desarrollado en torno a este asunto entre 1869 y 1879. Entre tanto, el 12 de junio de 1878 una comisión del Ayuntamiento de Alicante sale en dirección a Nueva Tabarca, con la finalidad de conocer de primera mano la situación y necesidades de los tabarquinos. El Eco de la Provincia del 14 de junio escribe:
Como advirtiese la Comisión Municipal que los tabarquinos no tienen facultativo y que mueren sin la asistencia médica, excitó a aquellos a que se procurasen esta por medio de una iguala que podría establecerse con un facultativo: el pensamiento fue acogido favorablemente por los isleños, quienes contando con el apoyo que les prometió la Comisión Municipal, gestionan ya por atender a esta imperiosa necesidad cual así cumple a una población que cuenta cerca de 450 habitantes (en 1876 había 634 censados).
Primera página del padrón de habitantes de Nueva Tabarca del 31 de diciembre de 1877 (AMA)

Esta nueva caída del censo de tabarquinos en apenas dos años, hizo reaccionar por fin a la prensa, dedicándole prácticamente toda la primera página el ejemplar del 20 de diciembre de 1878 de El Graduador, a modo de extensa carta recopilatoria de toda la historia de la problemática del agua en la isla, dirigida al alcalde, y con intención de continuar en sucesivos ejemplares si no se tomaba cartas en el asunto, algo que, como veremos, hizo correr la tinta:
Hace próximamente un mes llamamos la atención de esta autoridad sobre el proceder del pedáneo de Tabarca y sus ayudantes en la administración y conservación de un aljibe de agua potable perteneciente al vecindario de dicha isla, y a pesar del tiempo trascurrido ni el señor Javaloyes ha tomado disposición alguna que tienda a amparar en sus derechos a aquellos habitantes de nuestro término municipal, ni estos cesan de lamentarse del abandono en que se les tiene por el Municipio, tratándose de un asunto tan importante para su salud y bienestar.
Pero como desde que venimos al estadio de la prensa nos propusimos cumplir con la mejor voluntad todas y cada una de las bases sobre que descansa esta libre y respetable institución, no hemos de abandonar la defensa de los intereses públicos porque el Sr. Presidente del Ayuntamiento se muestra mas o menos indiferente a nuestras observaciones, ni dejaremos de reproducir las noticias o protestas de los vecinos honrados porque la minoría de la Corporación municipal, tan celosa en cuestiones de menos trascendencia, haya permanecido callada en los sillones de la casa del pueblo, manifestando cierto desdén hacia nuestras indicaciones o un olvido, siempre censurable, de sus deberes.
Se trata, pues, de los habitantes de Tabarca que obligados por la necesidad y a costa de mil privaciones construyeron un depósito donde recoger las aguas llovedizas, salvando así uno de los principales inconvenientes que ofrece la vida en aquella isla por la carencia, que allí se observa casi completa de este artículo; y para que por quien corresponda se ponga el debido correctivo a los abusos cometidos por los delegados de la primera autoridad municipal y no pueda alegarse ignorancia alguna del caso que nos ocupa, vamos a repetir aquí con la mayor exactitud posible cuanto se nos ha dicho sobre el partioular, haciendo la historia del citado aljibe y de la extraña solicitud de que ha sido objeto por parte de los mismos que hoy lo administran sin ninguna de las formalidades convenientes.
En 1868, Bartolomé Ruso, alcalde pedáneo de Tabarca pidió y obtuvo autorización del Ayuntamiento de Alicante para construir por cuenta de sus convecinos un aljibe capaz de 30.000 cántaros de agua con destino a las necesidades del pueblo, y asociado de doce representantes que este comisionó, pudo contratar la referida obra con D. Bartolomé Arenas, mediante escritura pública ante el Notario Sr. Morales, y bajo la inspección de los mayordomos nominados al efecto, quienes pagaron el importe de todos los gastos de los fondos llamados del Cuartón [entre los pescadores, es muy general la costumbre de reunir en un mismo fondo la cuarta parte de lo que gana un hombre cada salida, destinándolo a algún objeto filantrópico en favor de cualquier servicio público o particular de su clase].
Terminada la obra en febrero de 1869 y satisfechas las 7.500 pesetas de su coste por los citados mayordomos como administradores de dichos fondos, el señor Arenas dio carta de pago de esta suma a favor de los vecinos de la mencionada isla, recogiendo los recibos parciales expedidos en pro de los diferentes mayordomos nombrados cada año.
Desde 1869 a 1874 estuvo Agustín Chacopino vendiendo el agua del aljibe, siendo depositario de lo recaudado su amigo Agustín Ruso, hasta, que el pedáneo D. Mariano Manzanaro, observando que se vendía el agua sin orden ni equidad, lo cual prohíbe terminantemente la ley municipal, acudió a la autoridad superior de la provincia solicitando se sirviera acordar que la administración y conservacion del aljibe correspondía única y exclusivamente al alcalde de Tabarca, lo cual consiguió en 21 de noviembre del mismo año, nombrando la Junta a que se refieren los artículos 90 y siguientes de la citada ley, añadiendo en su acuerdo el Sr. Gobernador, que esta Junta exigiera las correspondientes cuentas a Chacopino que se negó a cumplir esta orden, acudiendo al Juzgado de primera instancia de esta capital en unión de Ramón Ripoll y el citado depositario Agustín Ruso en demanda de interdicto de recobrar el aljibe por ser de su pertenencia, contra el Manzanaro, de cuyo asunto se inhibió el Juez en vista de las disposiciones del Gobernador.
No conformándose los demandantes, acudieron a la Audiencia del territorio que aprobó lo acordado por su inferior mandando pasar el expediente original al Gobierno de provincia que reprodujo el primer acuerdo en 19 de febrero de 1875, hasta que el gobernador, Sr. Corbalán, resolviendo una instancia en solicitud de que se declarara barrio la población de la isla, dispuso en 22 de junio del propio año, que se estuviese a lo acordado anteriormente sobre el mismo asunto, declarando franca para el vecindario el agua del aljibe y que su administración correspondía al Alcalde; por lo que el pedáneo Bautista Pachés hizo nombrar en 1876 la Junta Administrativa correspondiente, cuyo acto aprobó el Ayuntamiento de la capital en 13 de enero del mismo; pero en 8 de agosto siguiente, al advenimiento del alcalde pedáneo José Pascual, insistiendo en su propósito de delatar la finca, pusieron pleito al Municipio Felipe Parodi y Portes, tío de este alcalde, Tomás Chacopino y los ayudantes de este Bernardo Ruso y Vicente Chacopino, para que el aljibe fuese propiedad de varios particulares. Entonces, otros vecinos de Tabarca dirigieron una solicitud al Ayuntamiento reproduciendo la historia y origen de dicha finca, y pidiendo que la Corporación municipal defendiera los derechos de los isleños contra lo que pedían los anteriores solicitantes, exigiendo las cuentas de la administración y custodia del aljibe a los que debieron darlas en los últimos años para emplear el sobrante en algún objeto benéfico o mejoras de la población, haciendo que se nombrara el Depositario correspondiente.
Como era de esperar perdieron el pleito los demandantes, siendo condenados al pago de costas; pero el Ayuntamiento no tomó ninguna disposición que acabara con los abusos a que nos referimos, resultando que si los primeros litigantes o caciques de Tabarca no son dueños de dicho aljibe lo son de sus productos, ejerciendo una administración a su antojo y sin dar cuentas, ni otra clase de satisfacción, a sus convecinos que son los únicos y legítimos propietarios de la renombrada finca; pues a pretexto de que corresponde al alcalde pedáneo y a la Junta nombrada por este la referida administración, esta se halla ejercida por los mencionados litigantes Parodi, Ruso y Chacopinos, los cuales venden y cuidan el agua a su antojo sin rendir cuentas a ninguna corporación de aquellos habitantes, ni a nadie.
Esta es la historia del asunto, y no dudamos que conocida su importancia, porque se trata de un artículo tan necesario para la vida del vecindario de isla Tabarca, el Sr. Javaloyes atenderá nuestros ruegos que repetiremos con más copia de razones, si es preciso, en otro artículo.
Portada de El Graduador de 20 de diciembre de 1878
(Biblioteca Virtual de Prensa Histórica)

A seis cuartos un cántaro

Pero las medidas que se iban tomando no fueron de la satisfacción de los tabarquinos, llegando a salpicar incluso a la iglesia. Veamos el desarrollo de los acontecimientos a través de la prensa de la época, que llegó incluso a encarar algunos de los medios, entrando y réplicas y contrarréplicas:
  • El Graduador, 13 de abril de 1879, página 2: «Parece que el Sr. Obispo de esta Diócesis ha separado al cura de Tabarca, don Constantino Bañón. El alcalde pedáneo de dicha isla ha impuesto un cuarto por cada cántaro de agua que sacan los vecinos de los pozos del común. Suponemos que de esto tendrá conocimiento el Sr. Javaloyes, y se dará cuenta al Ayuntamiento para los efectos correspondientes».
  • La Unión Democrática, 9 de agosto, página 2: «Es verdaderamente desconsoladora la suerte de los industriosos hijos de Tabarca; sin agua para beber, pues la que se consigue cuesta seis cuartos un cántaro y no pueden comprarla».
  • El Graduador, 12 de agosto, página 2: «Tenemos a la vista una correspondencia de Tabarca, pintándonos en los términos mas desconsoladores la situación sumamente aflictiva de aquellos vecinos sin trabajo ni aun agua para beber, como ya dijimos en otra ocasión.
    Según la apreciable persona que nos dirige las citadas noticias, los vecinos de aquella isla, como los de Santa Pola, van por agua a la torre del Carabassí y luego la venden a seis cuartos el cántaro; pero como no todos pueden comprarla a ese precio, se quedan muchos sin alcanzar el agua necesaria para beber, gracias a la falta de iniciativa y buen deseo de los alcandes pedáneos que teniendo en su poder algunos fondos del común de vecinos no han dado cuenta de ellos hace muchísimo tiempo y no los emplean, según debieran, en conjurar el mal que aflije a aquella isla, fletando algunos botes para que conduzcan el agua en condiciones de poderla dar gratis a los más pobres y que verdaderamente no pueden comprarla.
    Ya en otras circunstancias llamamos la atención del Ayuntamiento sobre la gestión administrativa de los referidos alcaldes y no dudamos que dado el tristísimo estado de los vecinos de Tabarca, procurará el Sr. Bueno enterarse de estos asuntos para obligar a esos funcionarios y subordinados suyos a que cumplan mejor con su deber.
  • El Graduador, 11 de diciembre, página 2: «Entre tanto, el Sr. Bueno, Alcalde de esta ciudad, todavía no ha resuelto nada sobre una sentida exposición que los habitantes de la isla elevaron hace algunos meses, en solicitud de que los alcaldes pedáneos de Tabarca rindieran cuenta de los fondos procedentes de la venta de las aguas de los aljibes que se pagan a dos cuartos por cántaro según se exige a todos los vecinos, sin atender al precario estado de hambre y mi seria que sufre todo el pueblo.
    Ya en otra ocasión hubimos de quejarnos del mal uso que de sus atribuciones han hecho respecto de dichas aguas los referidos pedáneos, y esperamos del Sr. Bueno se sirva hacer sentir el peso de su autoridad sobre sus delegados en dicha isla, para evitar las justas reclamaciones de sus vecinos; pues ya que no pueden comer debe dejarles libre el consumo del agua y darles cuentas de los fondos recaudados hasta aquí para remediarse en lo posible».
  • El Eco de la Provincia, 12 de diciembre, página 2 (reproduce y critica a El Graduador): «Si El Graduador procurara enterarse de los asuntos, antes de escribir sobre ellos, de seguro que no hubiera escrito lo que acaban de leer nuestros lectores; pues el colega sabria que el digno señor Alcalde de Alicante, con un celo que le honra, está poniendo en práctica todos los medios que están a su alcance para remediar la aflictiva situación de los tabarquinos; y que sino se ha rosuelto ya el asunto de los pozos, es debido a las gestiones que se están haciendo para averiguar lo que hay de cierto en este particular sobre el que algunos isleños han llamado la atención del señor Alcalde.
    [...] El Graduador puede abrigar la seguridad de que el Sr. Bueno, sin necesidad de las excitaciones del colega, atiende las reclamaciones de los moradores de Tabarca; y si algún pedáneo falta al cumplimiento de sus deberes, cosa que no probará el diario posibilista, nuestro señor Alcalde tiene el suficiente carácter y fuerza de voluntad para imponer el debido correctivo a los que abusen de las atribuciones que les están conferidas».
  • El Graduador, 14 de diciembre, página 2 (réplica a El Eco de la Provincia): «Habla "El Eco", o sea el colega municipal:
    [...] Nosotros no somos ni hemos sido nunca delatores de nadie; cumplimos con nuestro deber indicando lo que sucede según las quejas constantes, e incontestables de los vecinos de la isla de Tabarca.El año último, y siendo alcalde 1.º el Sr. Javaloyes, nos ocupamos ya del uso que de sus atribuciones hacían los alcaldes pedáneos de dicha isla, respecto de la administración de las aguas que consume aquel vecindario, y nada se hizo; todo quedó en la misma oscuridad que antes.
    Hoy tiene en su poder el Sr. Bueno una exposición de los moradores de Tabarca, solicitando que dichos alcaldes den cuenba detallada de su cometido con una anterioridad de algunos años, y nada se ha resuelto todavía a pesar de haber trascurrido muchas semanas y aun meses. ¿Qué más pruebas quiere "El Eco" de nuestros asertos?»
Láminas de la Crónica de la Muy Ilustre y Siempre Fiel Ciudad de Alicante
(Rafael Viravens y Pastor, 1876)

Retomando cronológicamente la documentación histórica del AMA, y simultaneándola en adelante con las noticias aparecidas en prensa, en marzo de 1881 Manuel Manzanaro solicitaba en Construcción de un aljibe en la isla de Tabarca, que esta se realizara en el «Cas de Barro».

Nueva y más grave epidemia variólica

Años más tarde, a vueltas de una nueva epidemia variólica en 1887, haciendo crítica al número del 21 de diciembre del medio oriolano, en El Constitucional del 23 de dicho mes, en su página 2 podemos leer:
Dice «El Diario de Orihuela»:
«En la inmediata isla de Tabarca y según noticias que nos merecen entero crédito, se ha desarrollado con inusitada violencia la epidemia variolosa hasta el punto de tener consternados a aquellos habitantes no acostumbrados a otra mortalidad que la ocasionada por la vejez o por los accidentes del mar (censados 709 habitantes). Además en Tabarca, no hay médicos ni botica, ni medicamentos, y el pedáneo, según nuestros informes, ha adoptado la rara y radical resolución de mandar quemar toda casa en que muera un varioloso a lo que como es de suponer se opone el pueblo en masa.
He ahí un pedáneo digno de ser reformista».
Reformista no, fusionista, porque si el pedáneo de Tabarca adopta tan especial sistema para combatir la epidemia variolosa, será porque acaso reciba instrucciones de su superior el alcalde fusionista de esta capital, que debe estar al tanto de lo que en Tabarca ocurre, y prefiere mejor que enviar médicos y medicinas para socorrer a aquellos desgraciados moradores, extinguir los focos variolosos quemando las viviendas.
Después de todo, nosotros creemos que en Tabarca no sucede nada de lo que «El Diario de Orihuela» dice, porque dados los sentimientos humanitarios del señor Terol, a ser cierta tanta desdicha, de su peculio particular hubiese enviado medicinas y médicos a la Isla de San Pedro, para atajar los progresos de la epidemia.
Quedamos pues, en que todo ha sido una exageración del periódico oriolano o del diario que haya tomado tan espeluznante noticia.
No se hizo esperar la réplica del Diario de Orihuela, en primera página del 24 de diciembre: «Crea nuestro apreciable colega "El Liberal Dinástico" de Alicante que al suponer digno de ser reformista al pedáneo de Tabarca por los medios que emplea para atajar el desarrollo de la viruela en su ínsula, lo hicimos por el hecho de ser partidarios algunos reformistas, de los medios profilácticos que se emplean en la referida isla. Por lo demás nuestro respetable amigo D. Rafael Terol, remitiendo los remedios necesarios a la enfermedad que aflige a Tabarca ha merecido elegios de la opinión».

El día 30, publicaba alarmante El Graduador en su página 2:
Hace unos días, decía «La Tarde», que las autoridades se disponían a mandar a los infelices habitantes de la isla de Tabarca, los auxilios necesarios para mitigar su triste situación; pero indudablemente no debe haber sucedido así, toda vez que siguen llegando quejas y lamentaciones.
Además de la epidemia de viruela que se está sufriendo allí, atraviesa una época muy calamitosa, tanto por los rigores de la presente estación, como por que los repetidos temporales tienen a los pescadores sin poder dedicarse a su diario trabajo. Con este motivo, la miseria aumenta, y el pueblo todo se halla sumido en el mayor desconsuelo.
Recientemente ha fallecido una hija del pedáneo, y por no haber quien se encargara de dar sepultura al cadáver, el mismo alcalde y su esposa tuvieron que trasladarlo al cementerio y enterrarlo!...
Llamamos, pues, la atención del Ayuntamiento sobre este asunto, que no admite dilaciones de ninguna clase, y a la vez, recomendamos al señor Alcalde que gestione si sería posible destinar a aquella isla, dos o tres hermanas de la Caridad, que hagan más llevadero el triste estado de aquellos infortunados habitantes.
Con el cambio de año, la alarma se agravaba. De este modo expresaba su preocupación El Alicantino del 3 de enero de 1888, en su segunda página:

El Alicantino, 3 de enero de 1888, p. 2 (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica)

Y añadía en la tercera página del ejemplar del día 6: «Ayer salió para la vecina y atribulada isla de Tabarca el Alcalde de esta ciudad D. Rafael Terol acompañado del médico titular D. Francisco Sevila y tres Hermanas de la Caridad, llevando consigo medicamentos y un importante donativo en efectivo debido a la generosidad de una modesta persona, cuyo nombre no ha manifestado, todo para combatir la enfermedad variolosa que aflige a los vecinos de aquella isla y levantarlos del abatimiento, postración y miseria en que se encuentran. Aplaudimos el celo del Sr. Terol a quien tributamos nuestro desinteresado aplauso y quiera el cielo que sus oportunas medidas mejoren la situación de los tabarquinos».

En mismo día y página, hacía eco de la información La Correspondencia de España, mediante dos apuntes telegráficos: «En los centros oficiales se han recibido los siguientes telegramas:
- Alicante, 5 (8'40). En la isla de Tabarca se ha desarrollado la viruela, con cuyo motivo ha salido para dicho punto, en un remolcador, el alcalde de esta capital con médicos, hermanas de la Caridad y fondos donados por una persona caritativa.
- Alicante, 6 (2'45 t.). Ha regresado el alcalde, después de instalar en la Isla de Tabarca una junta de socorro y de dejar comestibles, medicinas y 500 pesetas para atender a las muchas necesidades de aquel vecindario».

Y esos mismos ecos se repetían en diarios de provincias, incluso de corto calado, como El Mahonés del 21 de enero en su página 3: «Dice nuestro querido colega "El Alicantino" que el señor Obispo de aquella diócesis ha remitido al alcalde de Alicante 250 pesetas para que las reparta entre los enfermos pobres de la isla de Tabarca. La epidemia variolosa en la mencionada isla continúa creciendo».

Hace falta un médico titular

Damos un salto temporal, superada la crisis, y tras un nuevo cambio de siglo también el censo creció: 832 en 1900, 949 en 1910. Justa fue, por ello, la reivindicación encabezada por Pascual Chacopino de la necesidad de un médico en la isla, que de este modo recogía el Diario de Alicante del 10 de agosto de 1912, en su primera página:

Diario de Alicante, 10 de agosto de 1912, p. 1 (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica)

El Popular de ese mismo día, en su primera página puntualizaba que la acogida no fue tan calurosa: «Una vez terminado el orden del día, el señor Soto da cuenta de una instancia de vecinos de la isla Tabarca, en la que solicitan se nombre un médico y un boticario para las atenciones de dicha isla y tras discusión enconada entre los señores Rico, Guardiola y Soto, se acuerda pase a estudio de la comisión de Beneficencia y Sanidad, para que de acuerdo con los tabarquinos resuelvan el asunto». No así La Unión Democrática del día 11, en su página 2: «Terminado el despacho se acuerda la urgencia de una instancia presentada al Alcalde, por una comisión de habitantes de Tabarca, solicitando la creación de una plaza de Médico y otra de Farmacéutico, con destino a dicha isla. Después de oídos a los notables, se acuerda pase el asunto a estudio de las Comisiones correspondientes».

Los apoyos populares comenzaron a llegar, siendo dignos de mencionar los de los poetas Salvador Rueda y Salvador Sellés, ambos con gran vinculación con Nueva Tabarca:
  • La Unión Democrática, 13 de agosto, página 2: «Gracias, a la iniciativa del gran poeta don Salvador Rueda, la isla de Tabarca tendrá un médico y un practicante que prestarán asistencia facultativa en caso de enfermedad a los tabarquinos. Elogiamos los humanitarios sentimientos del Sr. Rueda, y de los que han secundado su iniciativa en este asunto. Nos consta, que sus disgustos y contrariedades ha costado al genial poeta hoy vecino de la Isla su altruista proceder».
  • Diario de Alicante, 19 de agosto, página 1: «[...] Pero volviendo al objeto de esta carta, debo decirle que agradecí infinitamente (como así mismo a toda la noble prensa alicantina), el entusiasmo con que habéis tomado causa tan justa como es la de que esa ciudad que atiende a todos los dolores, representada por su insigne Ayuntamiento que sabe tender la mano a los desgraciados, funde una plaza de médico (un buen médico) para esta Isla desamparada. El practicante que tenemos, persona que cumple con su deber, auxiliaría bien a la ciencia oficial, y este pueblo que vive encima de una roca acordonada por las aguas, daría gracias del corazón a todos vosotros por el excelso rasgo de misericordia. Conocí —tuve ese honor— días pasados, al señor alcalde de Alicante; yo creí que era un viejo, y es un joven lleno de espíritu y de simpatía, capaz de ser paladín de todas las causas generosas. Él mismo tuvo la gloria de presentar la instancia rubricada por quinientas firmas de esta Isla al Concejo alicantino, y él y el Sr. Guardiola (que habla como un Dios), apoyaron la petición de estos pescadores humildes. Cuantos señores concejales se hallaban presentes, asintieron. Esto tiene enternecida de gratitud a la isla, la cual está pendiente de la resolución definitiva, para entonar un coro de reconocimiento a ese Municipio de Alicante.
    El artículo de usted, en el cual trata este asunto, lo recibí en medio del mar, al trasbordar el correo al barco que nos conducía a Elche. Rompí la faja del periódico y grité a mis compañeros de excursión: "¡Artículo de Salvador Sellés, acerca del médico de la Isla!". La tripulación se agrupó a mi alrededor, absorbida y emocionada».
Las noticias iban produciéndose con goteo. La Unión Democrática del 13 de diciembre afirmaba en primera página: «Se consignaron 1.000 pesetas anuales para el médico de la isla de Tabarca y 2'63 diarias para un practicante». Y añadía en la página 2 del ejemplar del día 15: «Pasó a la Comisión [...]; quedaron sobre la mesa unos informes de Beneficencia y Sanidad, y fue aprobado el informe relativo al nombramiento de un médico en la isla Tabarca».

En expediente del AMA del 17 de junio de 1913 titulado Una comisión visita la isla a instancias de Beneficencia, Sanidad e Higiene, queda reflejado que la venta del agua de los aljibes era a razón de cinco céntimos dos cántaros, y el producto servía para el mantenimiento de los mismos. Una pequeña retribución estaba asignada a la «mujer recaudadora del producto de la venta del agua y guardesa de los aljibes», añadiendo que si se destinase el producto de la venta a otros menesteres, quedarían los aljibes inservibles y sin poder prestar servicio. No obstante concluía: «... de la visita ha sacado la comisión también la creencia que el ayuntamiento no cumple en el pueblo de Tabarca todos los fines municipales, pues no atiende al alumbrado, alcantarillado y aceras de dicho poblado».

Las primeras felicitaciones al practicante de la isla, Manuel Aldeguer, llegaban en la página 1 del Diario de Alicante del 30 de diciembre:

Diario de Alicante, 30 de diciembre de 1913, p. 1 (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica)

1914 recoge laDenuncia al alcalde pedáneo de Tabarca por la mala inversión de los fondos recaudados por la venta de agua de los aljibes, en la que 49 firmas más una nómina de 45 nombres que no saben firmar, por quienes lo hace Manuel Manzanaro, denuncian al pedáneo Jerónimo Manzanaropor abuso de facultades en este sentido, ya que afirmaba ser el dueño de los aljibes y que ni él ni su comisión tenían por qué dar explicación alguna de la gestión de los fondos de la venta de agua de los mismos.

En el documento de 1915Asistencia médica en la isla de Tabarca, se pregunta el Juzgado de 1.ª Instancia e Instrucción por el médico que debe asistir a los vecinos pobres de Tabarca, para práctica forense, a lo que el doctor Pascual Pérez contesta que es Juan Sebastiá Teijeiro, al ser el responsable del 6.º Distrito de la ciudad.

El día 15 de junio de 1918, la primera página de El Luchador denunciaba: «Da cuenta el señor Tato a sus compañeros de haberse practicado el análisis del agua de los aljibes que surten a los habitantes de Tabarca. Resultando del análisis que dichas aguas son insalubres por lo que se procederá al desagüe de los depósitos». Lamentablemente sería este un asunto muy reiterado en el futuro en las páginas de los rotativos alicantinos.

Gripe en la isla

A finales de verano llegaría una nueva epidemia a la isla, en este caso la gripe. Así lo recogía el Diario de Alicante del 16 de septiembre en primera página: «Entre el vecindario de la isla de Tabarca también hace estragos el mal de moda. Hay unos ciento setenta atacados, lo que da idea de la virulencia de la epidemia entre aquel vecindario poco numeroso. El practicante que allí vive se halla enfermo. Esta tarde ha marchado a la isla don Pascual Pérez con medios profilácticos para combatir el mal». El Adelanto del día 17 y el Correo de la Mañana del 18 situaban la cifra en 150 enfermos. El Diario de Alicante del día 18 añadía, de nuevo en primera página: «Para la isla de Tabarca ha salido hoy el doctor Ramos Esplá para atender a los numerosos atacados de la epidemia que sigue haciendo estragos allí». Al igual que El Luchador en su página 2: «Hoy ha marchado a la Isla de Tabarca para tratar a los enfermos atacados del mal de moda, el Doctor don Rafael Ramos Esplá, del Cuerpo de Beneficencia Municipal. Regresó de allí el Decano del Cuerpo don Pascual Pérez Martínez». Se sucedían y reiteraban las noticias casi a diario, dentro y fuera de la provincia, con desiguales cifras:
  • El Pueblo Manchego, 18 de septiembre, página 2: «En la pequeña isla de Tabarca se ha presentado la epidemia con alarmantes caracteres. Hay más de 200 enfermos. Los vecinos sanos están en exiguo número. Las personas pudientes de la localidad se han marchado. Para atender a tanto enfermo solo hay un practicante, pero este también ha caído en cama atacado del mismo mal. Este alcalde ha enviado al jefe de los médicos de la Beneficencia».
  • La Provincia, 18 de septiembre, página 1: «Ha llegado también a la cercana isla, el molesto huésped conocido por el "Soldado de Napóles". Hay más de 180 atacados y el vecindario, alarmadísimo, pidió auxilios sanitarios a la capital, marchando a Tabarca el decano de la Beneficencia Municipal don Pascual Pérez que ha dictado las medidas sanitarias oportunas».
  • El Luchador, 21 de septiembre página 2: «Como asunto de oficio la alcaldía da cuenta de las medidas adoptadas para auxiliar a los vecinos de Tabarca en vista de la epidemia allí desarrollada, y se lee la comunicación del decano del Cuerpo de Beneficencia Municipal notificando el resultado de la visita de inspección que personalmente hizo. Se aprueba todo lo hecho».
  • La Correspondencia de Alicante, 21 de septiembre, página 1: «El Alcalde dio cuenta de un oficio recibido del Pedáneo de Tabarca solicitando el envío de un practicante para asistir a los enfermos atacados de gripe en aquella isla, toda vez que se encuentra enfermo el Titular. El Sr. Bono dice que seguidamente se atendió la petición enviando el practicante pedido».
A pesar de ello, seguía creciendo el censo de habitantes: en 1920 hay 1055 vecinos, el máximo histórico. A vueltas con el agua, en 1921 la Carta del obispo de Orihuela al Alcalde sobre el aljibe de la iglesia de Tabarca hablaba del conflicto existente entre el cura y la Cofradía de Pescadores, por la recogida de las aguas pluviales del tejado de la iglesia, el obispo pedía la liquidación del contrato existente y la redacción de uno nuevo más claro de contenido. El pedáneo, José Chacopino Bayle, pedía disponer de esa agua por haberse agotado la destinada para hacer el pan, ofreciendo el 5% de lo recaudado a la iglesia. En consecuencia, se entregan las llaves del pozo situado frente a la iglesia al pedáneo.

En 1923 se otorgaba Licencia al practicante de la isla de Tabarca, 20 días de permiso para Manuel Aldeguer por un asunto familiar (acompañar a su esposa a Soria a la toma de posesión de una plaza), y se nombraba sustituto al también practicante Antonio Orenes Senabre. Pero Aldeguer dimitiría a su regreso, y en 1924, según se contiene en el expediente Servicio de asistencia médica en la isla de Tabarca, el alcalde pedáneo Agustín Manzanaro comunicaba que estaban teniendo que solicitar asistencia médica urgente a Santa Pola por no haberse cubierto la vacante. El doctor Pascual Pérez moviliza a su colega Carlos Limiñana y al practicante Antonio Ferrándiz a Tabarca, para revisar la situación de sus habitantes e informar al alcalde. Posteriormente se envía al practicante Vicente Álvarez que, en sucesivos viajes, comienza a informar de un nuevo brote de gripe. A continuación se establecen turnos semanales, donde este último rodaba, en principio, con los practicantes Orenes y Seva. Más adelante se incorpora Luis Santos Pérez que, según consta en el documento Servicios médicos en la isla de Tabarca, reclamaba una indemnización de tres días por servicios extraordinarios prestados en Tabarca para controlar la epidemia, servicios que alababa El Luchador del 21 de febrero, en su página 2:

El Luchador, 21 de febrero de 1924, p. 2 (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica)

Y añadía en la misma página del día 23:
Apenas aquí se tuvo noticia de que la invasión gripal en la isla de Tabarca revestía alguna importancia apercibiéronse los médicos de la Beneficencia Municipal para llevar a aquel sitio sus servicios.
Tenemos entendido que alguno de ellos llegó a trasladarse allí. Pero existen dificultades, que todos conocemos y que nos es dado apreciar: este tiempo, por la frecuencia con que el mar se muestra encrespado, no se ofrecen las mayores facilidades para ir y venir constantemente entre la capital y la isla. Y entendiéndolo así los señores médicos referidos gestionaron espontáneamente que se pusiese a su servicio una lancha con motor a fin de poder acudir a prestar asistencia a los tabarquinos, sin abandonar sus obligaciones de la capital. Nos consta que en ello han puesto el más decidido interés.
Y mientras tal servicio llegaba a establecerse quedaron todos dispuestos, médicos y practicantes, para acudir inmediatamente a donde y cuando se reclamase su asistencia, no obstante ofrecer ahora tan pocas seguridades la travesía a Tabarca, dados los medios de que se dispone.
Esperamos que se les facilitará a los señores médicos los medios adecuados para que puedan cumplir su humanitaria misión.
Una cuenta pendiente con el último practicante incorporado, Antonio Andújar, consta en el Informe del alcalde de Tabarca sobre los servicios del practicante de la isla, de 1926, sobre los derechos que trataba de cobrar dicho facultativo, que había reclamado vía judicial 48 pesetas por aplicar 16 inyecciones intramusculares (14, corrige Pascual Pérez), a 3 pesetas por inyección. Andújar cobraba una iguala de 50 céntimos por familia, en la que iban incluidas dichas inyecciones, pero este explica que a los pobres no les cobraba dicha iguala, y era a un miembro de una familia pobre a quien le había practicado las inyecciones que pretendía cobrar.

La reveladora inspección de Sanidad de 1927

El 8 de agosto de 1927, según el grueso expediente que al respecto se conserva en el Archivo Municipal de Alicante, la Inspección de Sanidad dirigía al Ayuntamiento el siguiente documento:
En la visita de inspección girada recientemente a la Isla de Nueva Tabarca, pude comprobar la existencia de ocho enfermos cuya sintomatología clínica encajaba en el cuadro de las infecciones de origen hídrico, de los cuales, los dos más graves, usaban para la bebida, agua procedente del aljibe público, y los demás indistintamente de este aljibe y del situado en la casa de Juan Antonio Castillo.
Se procedió a la extracción de sangre de cuatro de los enfermos y practicada en este Instituto de Higiene provincial, la reacción de aglutinación con varios gérmenes, ha dado resultado positivo con Ebert, al uno por 750, en los enfermos María Castelló Chacopino y Josefa Ruso Baile. Las muestras de agua de los dos citados aljibes, que se recogieron para su análisis bacteriológico, fueron remitidas al Laboratorio municipal, para este objeto.
Aunque desconozco todavía el resultado del análisis de dichas aguas, como la infección Ebertiana está comprobada por la reacción de aglutinación en dos enfermos, y en estos no se puede achacar la causa de infección a otro origen, puesto que no han salido de la isla ni han estado en contacto con otros enfermos de esta clase, es lógico suponer que las citadas aguas se hallan contaminadas.
Como consecuencia de todo ello, esta inspección estima, que por esa Alcaldía se deben dictar las siguientes medidas sanitarias para evitar que estas infecciones adquieran gran difusión y puedan atacar a gran número de vecinos de la citada isla.
1ª. Proceder a la vacunación preventiva del mayor número posible de vecinos, bien por la vía bucal o por la via hipodérmica.
2ª. Prohibir se haga uso de los aljibes cuyas aguas estén contaminadas, para lo cual deben tomarse muestras de todos los aljibes de la isla y proceder a su análisis, cerrándolos definitivamente o procediendo a su javelizacion, averiguándose previamente, por el personal del Laboratorio municipal, la cantidad de agua que tienen los aljibes e índice de cloro de las mismas, para que el tratamiento posterior por el cloro, sea racional y exacto.
3ª. Obligar a quien corresponda, que en todos los aljibes se suprima el método primitivo de sacar el agua con cubos y se instalen las bombas necesarias para que el agua tenga el menor contacto posible con el exterior y con ello se disminuirán los peligros de contaminación.
4ª. Recomendar al vecindario que no haga uso de verduras y legumbres, sin someterlas previamente a la ebullición, y
5ª. Que en la visita de inspección girada, se dictaron las medidas que procede tomar con la excreta y ropas de los enfermos, no obstante, es conveniente que se hagan cumplir estas y que se procure el mayor aislamiento posible de los enfermos.
Me es muy grato manifestar a esa Alcaldía, la buena impresión que me produjo la manera como el Practicante Antonio Andújar Amorós, trata a los enfermos, demostrando en su actuación una competencia e ilustración no común en los que poseen más que ese Título, a pesar de lo cual estima esta Inspección que , como existen enfermos de bastante gravedad, que pueden adquirirla otros y estos enfermos pueden presentar complicaciones de importancia que necesiten una actuación rápida y enérgica, sería conveniente que hasta que vueIva la normalidad, se designara un Médico que se encargara de la asistencia de los enfermos.
Dadas las malas condiciones sanitarias que reúne la isla, la deficiente alimentación de su vecindario y la promiscuidad en que vive, deben extremarse lo más posible todas las medidas sanitarias, llevando allí, si es necesario, elementos de desinfección y todo lo que se crea conveniente, en evitación de que pueda extenderse la epidemia.
En la misma fecha, el Ayuntamiento emitía el siguiente Decreto, firmado por el alcalde Julio Suárez-Llanos: «Visto el informe que antecede de la Inspección provincial de Sanidad y la importancia del asunto a que se contrae, por afectar a la salud pública, vengo en disponer que mañana mismo y acompañándome en visita oficial, se trasladen a la Isla de Tabarca los Srs. Inspector Municipal de Sanidad del Distrito Sur, Don Pascual Pérez Martínez, el Médico Titular del Distrito, Don Miguel Gueri Salvá, el Secretario del Excmo. Ayuntamiento y el Jefe del Negociado de Beneficencia y Sanidad. Los Srs. facultativos citados procederán sobre el terreno al reconocimiento y diagnóstico de los enfermos y al estudio de las condiciones higiénicas y sanitarias de habitaciónes, aguas, alimentos, etcétera y me propondrán las medidas que les aconseje su buen celo, para complementar las ordenadas por la Inspección provincial».

El informe de los médicos desplazados a la isla, fechado 10 de agosto, tras exponer una por una la problemática y disgnóstico de los enfermos explorados, quitaba leña al fuego de la alarma inicial, pero advertía de que la situación, dada la naturaleza de la infección, si no se trataba de forma inmediata y contundente, podía pasar a ser de extrema gravedad:
[...] De lo que antecede se deduce que no hay ningún enfermo grave ni menos se han podido apreciar síntomas tifódicos, su sensorio está claro, razonan con normalidad, ni en un solo caso se ha apreciado estupor, sopor o coma, no hay síntomas de obnubilación ni temblores musculares, en algún caso se apreció postración, pero poco acentuada...
[...] Por todo lo tanto la enfermedad en este Distrito no tiene, gran fuerza intensiva ni expansiva, por lo que no presenta gravedad. Bien sabido es que dentro de la fiebres eberthianas hay casos de intensa gravedad y otros por el contrario presentan síntomas tan leves que hay enfermos eberthianos deambulatorios; pues la gama o gradación en la dotinentería es tan extensa que se consignan casos de tifus extremadamente graves y otros que se les puede reputar de insignificantes, si bien siempre se ha de tener presente que aun en enfermos de enfermedad benigna por excitación de los gérmenes patógenos pueden pasar de la lenidad a la mayor letalidad.
Hay en la Isla Nueva Tabarca un hecho verdaderamente censurable que se produce con una inconsciencia grande y que precisa que las autoridades dicten disposiciones convenientes para su adecuada corrección. El Excmo. Sr. Alcalde Suárez-Llanos previamente ha dispuesto lo conveniente, pero debe ser motivo de estudio para su total desaparición. Las casas carecen de retretes y las aguas sucias y sustancias excrementicias son tiradas a unos vertederos que no llegan al mar, lo que constituye focos de infección, que el sol con su gran poder esterilizante no llega a desinfectar por completo.
Como conclusión a lo expuesto, los que dictaminan estiman que la enfermedad que han observado en la Isla de Nueva Tabarca, al presente carece de importancia, pero sí en previsión de que el mal tomara mayor agudeza deben cumplimentarse todas las prescripciones enunciadas por el Sr. Inspector Provincial de Sanidad.
Un sentimiento de estricta justicia impone a los firmantes el hacer constar la meritísima labor que realizó el practicante Don Antonio Andújar, hecho que viene a confirmar el que como Decano del Cuerpo de Beneficiencia Municipal le tiene anotado desde el día de su ingreso, a este funcionario municipal.
La consecuencia de este informe fue doble. De una parte la felicitación pública al practicante Andújar, «por su profesionalidad y buen hacer», y de otra una comunicación exhaustiva de instrucciones al alcalde pedáneo, fechada el mismo día 10:


Como se suele decir, aprovechando la ocasión, ya que no venía a cuento, el tirón de orejas se continuaba en nueva comunicación del día 11, en los siguientes términos:
Ampliando mi comunicación fecha de ayer y teniendo informes privados de que en esa partida no se guardan con el escrúpulo debido las disposiciones vigentes acerca del peso y medida de los artículos de consumo público, he acordado requerir a U. para que por medio de pregón, o notificando a los industriales interesados, prevenga a todos la obligación en que están de ajustarse al sistema métrico-decimal, dando el peso y la medida justos en los géneros que expendan. Al vecindario advertirá U. en igual forma acerca de la conveniencia de denunciarle cuantas faltas conozca y a quienes incurran en ellas impondrá U. la multa de cinco, quince y veinte pesetas, según sea por una sola vez o reincidentes, o con la pérdida de la licencia para expender sus mercancías.
Ademas recuerdo a U. que las obras de construcción, reforma y derribo de edificios necesitan permiso de esta Alcaldía para ser efectuadas. Los interesados lo solicitarán directamente o por mediación de U. Sin esa autorización previa no podrán ejecutarse en lo sucesivo.
Espero del celo y actividad de U. el más puntual y exacto cumplimiento de las instrucciones que le comunico, pues lamentaría tener que decretar sanciones por inobservancia de las mismas.
El día 12, el Ayuntamiento comunicaba a Inspección las órdenes impartidas y las actuaciones llevadas a cabo en la isla. Toda una declaración de intenciones llevada a cabo con una rapidez inusitada:
Al tener el honor de acusar recibo a U. S. de su atento oficio número 557, fecha 8 del actual , me es grato nanifestarle que giré una visita de inspección a la isla de Tabarca, acompañado del Sr. Médico Decano del Cuerpo de Beneficencia Municipal y del Titular del Distrito, los cuales procedieron al reconocimiento de todos y cada uno de los enfermos, informándome que, afortunadamente, el estado de salud de los mismos es bastante satisfactorio habiendo desaparecido los síntomas graves que en algunos de ellos existían. La visita se repitió ayer por el facultativo Doctor Gueri, a quien corresponde efectuar estas asistencias y hoy me confirma aquellas impresiones favorables.
Cuantas medidas de carácter higiénico y sanitario me propuso U. S. en su citada comunicación y otras de carácter complementario dispuestas por mi Autoridad y aconsejadas por los expresados Médicos, han sido adoptadas, notificándolo al Pedáneo de la partida, de oficio, y al vecindario por medio de pregones.
También se tomaron muestras de las aguas de los aljibes particulares y han sido entregadas al Laboratorio Municipal para su análisis.
Desde luego se procederá a la reparación y saneamiento de los aljibes públicos, sustituyéndose el sistema de extracción del agua instalando una bomba mecánica que ya he adquirido.
Agradezco a U. S. el interés y celo con que ha procurado mejorar las condiciones de la población isleña y quédole muy reconocido por su actuación.
El certificado del laboratorio de fecha 13 de agosto, de las muestras de agua procedentes del aljibe público y de la casa de María Pérez, resultaba que la primera dio presencia de E. coli y otras bacterias similares, no reuniendo las condiciones adecuadas para el consumo, según la normativa vigente. La segunda presentaba igualmente E. coli en abundancia. También manifestaba que la analítica era incompleta por no disponer de muestras suficientes de agua.

Como muestra, el presupuesto de reparación de uno de los aljibes, de misma fecha, describía las actuaciones que iban a llevarse a cabo: desconchado y excavación del reboque, capa de hormigón de 10 cm de espesor para revestimiento de las paredes interiores hasta el arranque de la bóveda, reparación de desconchados y recibidores de aguas, enlucido con cemento y cal. El coste: 4.749 pesetas. Adjuntaba un plano con las dimensiones del aljibe: 22,70 m de largo x 4,90 m de ancho x 3,10 m de altura de arranque de la bóveda, con un arco de 2,40 m.


El día 22 de agosto, el Ayuntamiento solicitaba al Laboratorio Municipal que le remitiera, a la mayor brevedad, copias certificadas de todos los análisis de aguas procedentes de Tabarca que se hubieran realizado sobre muestras enviadas directamente por la Inspección Provincial de Sanidad, por el médico titular del distrito o por el decano del Cuerpo de Beneficencia Municipal, hecho que recogía El Día en la página 3 del ejemplar del 23.

Recibidos el día 24 cuatro certificados fechados el 23, revelaron que la muestra tomada del aljibe público del centro de la plaza de la Iglesia confirmaba la contaminación de la misma, igualmente de origen fecal, que la hacía no adecuada para su consumo según ley. La procedente del aljibe público de Josefa Cardona, revelaba incluso presencia de estreptococos. La tercera y la cuarta de las muestras fueron tomadas en el aljibe público de Visitación Manzanaro, y arrojaban resultados de contaminación similares.


Conocidos los tan negativos resultados, el día 27 el alcalde pedáneo Tomás Baeza dirigía este escrito al alcalde: «Habiéndose terminado el agua potable para el abastecimiento público en esta de mi cargo, encarezco de V. E. se digne dar las órdenes oportunas empleando los medios necesarios, a fin de facilitar a este vecindario tan imprescindible artículo. Tenga en cuenta que el aljibe público se desocupó y limpió según los medios y elementos que aquí se han podido emplear. Espero supla esta falta a la mayor brevedad, procediendo como siempre con su demostrada actividad y justicia».

Aljibe público de la esquina sureste de la Plaça Gran de Nueva Tabarca. Años 40
(Archivo Óscar Llopis)

A continuación, el 30 de agosto el Ayuntamiento emitía dos comunicaciones urgentes. La primera al Laboratorio Municipal: «Vacíos ya los aljibes públicos de la isla de Tabarca, cuyas aguas estaban contaminadas según dictamen de ese Laboratorio y debiendo llenarse de nuevo para atender al abastecimiento del vecindario de aquella partida rural, esta Alcaldía espera de U. que envíe hoy mismo al Practicante del Cuerpo de Beneficencia y Sanidad Municipal con destino en dicha partida, las instrucciones y elementos necesarios para la más completa desinfección y el saneamiento debido de los citados aljibes. Encarezco a U. la mayor actividad y celo en la práctica de este servicio». La segunda al Ministerio de la Gobernación:
Excmo. Señor Don Julio Suárez-Llanos Sánchez, General de Brigada, Caballero Gran Cruz del Mérito Militar y de la Orden de San Hermenegildo, Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Alicante, a U. E. acude y tiene el honor de exponer:
Que la partida rural de Tabarca, perteneciente al término municipal de esta ciudad, es una pequeña isla habitada por pescadores únicamente y sus modestas familias, cuya población, segun el último censo, aprobado en 1920, es de 1.055 habitantes.
Ese relativamente numeroso vecindario, no cuenta con otros medios de vida que los que le producen las artes de la pesca y en ocasiones, durante el invierno sobre todo, la violencia de los temporales incomunica dicha partida —distante unos veintidós kilómetros de la capital, de donde se abastece—, y crea situaciones muy apuradas, por las dificultades grandes, o, mejor expresado, imposibilidad casi absoluta, de suministrar las más indispensables provisiones.
Pero el problema de carácter realmente grave es el atañente al suministro de agua. La isla, desde antiguo, cuenta con unos aljibes públicos que construyó a sus expensas el Ayuntamiento de Alicante y que se llenan con aguas de lluvia, tan escasas y tardías en esta región.
Hace poco más de un mes se produjeron en Tabarca algunos casos de fiebres infecciosas de origen hídrico según dictamen médico y practicada una inspección sanitaria comprobóse, por el análisis de las aguas de aquellos aljibes, que en ellas estaba la causa del mal.
Inmediatamente se dispuso la extracción del agua y la higienización de los pozos; pero estos, una vez llevada a cabo la operación profiláctica, han de ser nuevamente dotados del preciado líquido, pues de otro modo los habitantes de Tabarca habrían de proveerse de él transportándolo en pipas o toneles y desde larga distancia, empeorando el problema.
Ante la gravedad del conflicto que se avecina y careciendo el Municipio que presido de elementos adecuados para abastecer los aljibes tantas veces mencionados, me permito exponer el caso a U. E. y acudir en
Súplica de que se digne gestionar del Ministerio de Fomento, a cuya jurisdicción y dependencia está sometida la Junta de Obras del Puerto de Alicante, que autorice al Señor Ingeniero-Director de esta entidad para que habilitando los barcos-aljibes de que dispone, provea una o dos veces al mes, según sea necesario, al abastecimiento de los pozos públicos de la isla de Tabarca, único medio factible que puede ponerse en práctica para remediar la apurada situación del humilde vecindario de la isla. Ello, sin duda, no habrá de producir perturbaciones en los servicios de la Junta y proporcionará en cambio un gran beneficio a los habitantes de la partida rural citada.
Siempre surgían problemas. Bomberos comunicaba el 5 de septiembre que la bomba  n.º 2 que estaba vaciando los aljibes de la isla tenía desperfectos en los 10 metros de manguera de aspiración que se llevaron, y que para estar útil había que reparar el blindaje por estar los alambres flojos y aplastados.

Los barcos-aljibes

La noticia del primer barco-aljibe con destino a Tabarca salta a la página 2 de El Luchador del día 8 de septiembre: «Esta mañana ha salido para la isla de Tabarca el barco-aljibe "Próspero Lafarga", de la Junta de Obras del Puerto para abastecer a dicho barrio insular. La operación será dirigida por el ingeniero de la mencionada entidad, don Luis Sánchez Guerra». En efecto, el día 16 el Ingeniero Director de Obras del Puerto comunicaba al alcalde la orden telegráfica de la Dirección General de Obras Públicas que le autorizaba para habilitar dichas naves una o dos veces al mes. El 17, el alcalde comunicaba la buena nueva a los tabarquinos, a través del pedáneo de la isla.


El mismo día 17, el pedáneo Tomás Baeza dirigía este manuscrito al alcalde: «Cumpliendo lo que se me ordena en comunicación fecha 10 del próximo pasado, tengo el honor de participar a V. E., se ha procedido por esta Alcaldía Pedánea en la forma que se previene estando en la actualidad montándose la bomba mecánica aspirante-impelente en los aljibes públicos después de haberlos desinfectado». El día 19 de septiembre, publicaba El Día en su página 3:
Con motivo de la visita de inspección que recientemente hizo a la isla de Tabarca el señor alcalde, conociese la necesidad imperiosa de abastecer periódica y normalmente a los habitantes de dicho caserío de agua potable. Venían surtiéndose de la que procedente de lluvias se recogía en unos aljibes, los cuales vaciáronse por haber resultado el agua contaminada.
Hechas las oportunas gestiones cerca del Ministerio de Fomento, por conducto del de la Gobernación, para que la Junta de Obras del Puerto, utilizando los elementos de que dispone atendiese a aquella necesidad, la Dirección General de Obras Públicas, por telegrama de ayer ha autorizado al Ingeniero señor Sánchez Guerra, quien lo ha comunicado seguidamente a la Alcaldía, para que habilitando los barcos aljibes de la citada Junta provea una o dos veces al mes al abastecimiento expresado llenando los pozos de Tabarca.
Se trata de un problema de importancia que ha quedado felizmente solucionado y el señor alcalde lo hace público agradeciendo el interés y concurso que hubo de prestársele para conseguirlo.
Y el 20 hacía lo propio La Independencia, en su primera página: «Alicante.— Ministro Fomento ha autorizado Junta Obra del Puerto para que buques tanques dicha junta puedan llevar agua a Isla Tabarca cuando se carezca de ella». El tema se fue normalizando, sin embargo, en 1930 el censo había caído a 527, y decreciendo.

Aguadoras de Tabarca. Años 50 (Archivo Mari Carmen Luchoro Pianelo)

Tras breves reseñas en El Luchador y El Día, en la edición del 23 de abril de 1931 del primero de estos medios, con reflejo en Diario de Alicante, salta a primera página la «moción del señor Alberola sobre abastecimiento de aguas de Santa Faz y suministro de aguas potables a Tabarca»:
El señor Alberola desarrolla su moción sobre el suministro de aguas a los vecinos del caserío de Santa Faz y de la isla de Tabarca.
El señor Ribelles dice que ya la Alcaldía se había adelantado a los deseos del señor Alberola, encargándole a él gestiones cerca del ingeniero director de las Obras del Puerto, la cesión del barco-tanque Próspero Lafarga. para llevar agua a Tabarca. Que de momento, no hubo posibilidad de que el señor Sánchez Guerra facilitase dicho barco; pero que se gestionará de la base naval de Cartagena, el auxilio de uno de los barcos-tanques de la Armada.
Dijo el alcalde, que a Santa Faz ya había enviado agua en un camión-tanque y que en tanto se obtiene el modo de facilitar el preciado líquido a los vecinos de Tabarca, estos pueden venir a Alicante y llevarse bocoyes de agua, estando dispuesto a darles la Alcaldía toda clase de facilidades, para que no carezcan de agua.
El señor González Ramos, interviene en nombre de la minoria socialista y hace resaltar el hecho de que un concejal monárquico sea el que ahora apremie al Ayuntamiento republicano, recién constituido, para que facilite agua a los vecinos del distrito suyo. Es asunto este que interesa a todo el pueblo y ha de hacerse extensivo a todas las barriadas.
Nuestro compañero señor Pérez Torreblanca, estima que son dos cuestiones distintas las planteadas. Una inmediata: el provisionar de agua a los vecinos de Santa Faz y Tabarca. Y la otra, el abastecimiento de aguas potables a Alicante. Asunto este, tratado con insistencia desde las columnas de El Luchador y no atendido por los Ayuntamientos de la monarquía.
Al parecer, el asunto trajo cola, y las ediciones de El Luchador del 18 de julio, y Diario de Alicante del 19, tras retomar la angustiosa demanda de los tabarquinos, en pleno verano, daban noticia de que la petición sería atendida, al menos esta vez, con celeridad.

El Luchador, 18 de julio de 1931, p. 3 (Biblioteca Virtual de Prensa Histórica)

Los años treinta fueron pródigos en noticias sobre los problemas y calamidades que pasaban los isleños, tanto desde el punto de vista de la carencia de agua, como desde la sanidad. Así, en mayo de 1932, en el documento Solicitud de sustitución del practicante de la Isla de Tabarca, Sr. Andújar, por enfermedad, informa el pedáneo Batiste Mulet de una grave enfermedad del practicante, que se encontraba postrado en cama, solicitando un sustituto que, es de suponer, se le concedería.

El Día del 31 de enero de 1935, en su página 2, noticiaba que «uno de los informadores comunicó al señor Vázquez Limón que los vecinos de la Isla de Tabarca pasan por una situación angustiosa, prometiendo nuestra primera autoridad ocuparse del caso en la atención que merece». Hasta los monumentos de Fogueres de Sant Joan 1935 hacían eco del problema, como podemos comprobar, como ejemplo, en la explicación de la foguera del distrito Méndez Núñez, cuyo lema ya lo dice todo, La isla olvidada: «...se ve el cuadro triste del hombre que tiene a la mujer enferma y no tiene médico que ponga remedio a su dolencia, ya que allí no hay más que un practicante que hace de tal, de farmacéutico y de médico».

Como es obvio, la contienda nacional no hizo sino agravar todavía más el problema, por las dificultades que encontraban los barcos-aljibe y la carencia de estos. Como muestra de ello, encontramos esta referencia en la página 4 de El Luchador del día 21 de diciembre de 1937:
Conocida es la triste situación de la isla de Tabarca que carece en absoluto de manantiales de agua potable. En los años de sequía esta situación se hace verdaderamente angustiosa. El arsenal de Cartagena venía proveyendo con sus barcos-aljibes de agua potable a Tabarca; pero este año a causa de las infinitivas atenciones de guerra que pesan sobre el Arsenal no podía suministrar agua con regularidad a los vecinos de esta isla.
El Alcalde y Ayuntamiento de Alicante siempre deseosos de servir a los sufridos pescadores de Tabarca han hecho las gestiones precisas para lograrlo. El Alcalde compañero Martí se puso al habla con el Delegado Marítimo señor Jurado y con el Ingeniero director de Obras del Puerto señor Sena, los cuales han dado toda clase de facilidades poniéndose inmediatamente al servicio de la causa antifascista. Asimismo es digna de elogio la atuación del Comandante y personal del guardacosta Indiana y de los obreros de la Junta de obras del Puerto que sin mirar en horas han prestado este difícil cometido.
Tabarca ha sido provista de agua potable. El Alcalde compañero Martí se ha personado en la isla, ha visitado las escuelas, se ha enterado de las necesidades que apremian a este modesto grupo de población considerado como un barrio de Alicante. Según tenemos entendido, algún problema como el de las escuelas se resolverá pronto, pues en la Alcaldía de Alicante hay el deseo de que aquellos isleños sean atendidos en todo lo posible. Cuando la guerra termine será hora de resolver ampliamente sobre todas las necesidades de la isla de Tabarca.
Finalizada la guerra, efectivamente, se trató rápidamente de poner fin al problema del agua para Tabarca. Un documento fechado en 1939, titulado Suministro de agua a los aljibes de Tabarca, recoge la propuesta del alcalde a Obras del Puerto de que un barco-aljibe provea a la isla del agua necesaria. Obras del Puerto, para ello, solicita dicho buque al Departamento Marítimo de Cartagena, que envía 885 toneladas de agua, suficiente para un año de consumo.

Pero las penalidades se recrudecían en plena posguerra, el censo volvía a resentirse, descendiendo en 1940 hasta los 398 habitantes. La historia continuaba en la misma línea. En 1943, según recoge el documento Suministro de agua potable a la Isla de Tabarca por medio de aljibes de la Marina de Guerra, era ya el pedáneo Tomás Pérez Ruso el que alzaba la solicitud directamente a la Marina de Guerra. Y en 1950 el censo seguía retrocediendo poco a poco, contabilizándose ese año 379 habitantes.

Aljibe público de la esquina suroeste de la Plaça Gran de Nueva Tabarca. Años 50 (AMA)

De nuevo Pérez Ruso, en 1956, insta con extrema urgencia al Ayuntamiento en Reparaciones de aljibes públicos en la Isla de Tabarca, llevándose a cabo algunas actuaciones al respecto.

El Centro Rural de Higiene

1959 marca un antes y un después en la sanidad tabarquina. El expediente Proyecto de construcción de un Centro Rural de Higiene en la Isla de Tabarca, contiene documentación que arranca de 1951, con anteproyecto y proyecto de construcción, más unos planos no validados. Mientras que Construcción de un Centro de Higiene en la Isla de Tabarca, recoge la aprobación de una subvención de 100.000 pesetas por parte del Ministerio de Gobernación. El arquitecto municipal, Miguel López González, estimaba que se podía aprovechar una casa vacía y que, incluyendo la vivienda del médico, harían falta 287.000 pesetas. Valoró que las obras durarían cuatro meses, y el coste final sería de 288.008,52 pesetas.

Mientras tento, en 1960, Recogida de aguas pluviales para el aljibe de la Isla de Tabarca contiene el presupuesto del mencionado arquitecto municipal, para crear entradas de agua en condiciones de obra a los aljibes, dada la insalubridad que suponía y generaba su paso por pedregales y terreno terroso sin control alguno. Y el censo seguía en descenso, situándose en 312 tabarquinos.

Sacadas a concurso las obras del Centro Rural de Higiene, lo gana el contratista Máximo Caturla Camino, con un presupuesto de 272.400 pesetas. Se conservan los planos originales en el Archivo Municipal de Alicante, algunos de cuyos datos finales fueron: 157,61 metros cuadrados útiles, más 24,77 metros cuadrados de pérgola. Hubo una recepción provisional, con una garantía de un año, con escritura de fecha 31 de enero de 1961, y la recepción definitiva de las obras fue el 14 de febrero de 1962.

Planos del proyecto para Centro Rural de Higiene en Tabarca, con vivienda de médico (AMA)

No eran buenos tiempos como para que los escasos viajeros que visitaban la isla se llevaran una buena impresión. La popular revista Blanco y Negro, en su número del 18 de mayo de 1963, le dedicaba la portada y un interesante y revelador reportaje a Nueva Tabarca a base, tanto de entrevistas a sus habitantes, como de la percepción de los visitantes, en el que no se podían evitar líneas como estas:
—¿Aquí hay médico?— pregunto.
—No.
[...] También hacen falta lavaderos, porque no sé si ha visto cómo las mujeres lavan metidas entre las rocas, en el mar. Aquí tiene que llegar el agua que beben los demás mortales, como sea. Hay años en que los aljibes no se llenan. No podemos estar siempre pendientes de la Comandancia de Marina, aunque se porten bien.

Portada de la revista Banco y Negro del 18 de mayo de 1963 (Archivo Armando Parodi)

Pero la sanidad tabarquina comenzaba a dar pasos significativos, como es el caso comunicado por la agencia Cifra, recogido, por ejemplo, en la página 21 de la Hoja Oficial del Lunes del 23 de diciembre: «Alicante, 22.— Al finalizar la campaña de vacunación antipolio en toda la provincia alicantina se han administrado por vía oral la vacuna Sabin a 111.788 niños. Incluso esta vacuna ha sido llevada a la isla de Tabarca, situada a unas 15 millas de la costa de Alicante, utilizando para ello una barca de pescadores».

Pero, año tras año, se prodigaban las referencias a la isla y sus carencias, unas veces como mera crónica periodística, otras, cada vez más frecuentes, en forma de reportajes más o menos extensos, generalmente narrados en primera persona:
  • Diario La Verdad, suplemento especial del 5 de enero de 1964: «Me dice el alcalde [...] los problemas actuales principales, son: deficiencias en los servicios higiénicos por falta de agua, y sobre todo, carencia de luz. [...] El sol iba ya alto cuando sacamos el agua del aljibe para lavarnos. El agua de Tabarca es fina agua de lluvias que los isleños recogen cuidadosamente en aljibes llenos de años y de ecos».
  • El Noticiero, 25 de junio de 1966, página 4: «Alicante, 24.— Ante la falta de agua en la isla de Tabarca, se ha recurrido a la Armada española que con un buque aljibe está llevando el líquido elemento a aquellos insulares.— Cifra».
  • Diario Información, 4 de abril de 1968, dentro de una serie de seis reportajes consecutivos, página 15: «Por el arco de Poniente una buena mujer dejó atrás las murallas. La vimos ir hacia las rocas, arrodillarse y ponerse a lavar ropas en el agua del mar...
    —¡Ah, el agua...! ¡Este es otro problema de Tabarca! O la manda el cielo o la trae un barco de la Marina de Guerra. De Cartagena llega cuando hay sequía prolongada. Y eso sí, paga el Ayuntamiento de Alicante».
    [Rectifica en el ejemplar del 9 de abril: «Una aclaración. Cuando hay sequía en Tabarca el agua es suministrada por un barco-tanque de la Marina de Guerra con base en Cartagena. Dijimos que paga el Ayuntamiento de Alicante y no es así, pues tanto el transporte como el agua siempre, cuando proviene de Cartagena, es un servicio de la Marina totalmente gratuito. Quiere decirse que es una misión no remunerada. También agradecemos al comandante militar de Marina de Alicante esta aclaración que, sin duda, servirá para evitar erróneas interpretaciones en un tema que cual este de Tabarca está despertando un inesperado interés»].
    «En la isla hay un gran depósito y hasta algunas fuentes. Aljibes en las casas y hasta en la propia calle. Aquí sí cabe aquello de "una gota vale por mil". Pero como en Gibraltar y a menor escala también en Tabarca se ha pretendido disponer rampas y explanadas receptoras del preciado líquido que de vez en cuando lanzan las nubes.
    —¡Esta es la obra —nos dicen— se empezó y no se terminó por falta de dinero!
    Hubo asomos de una planta potabilizadora de aguas del mar, creo que solar. Pero no llegó a cuajar pese a la visita técnica y estudios. Debe ser caro el procedimiento. Y Tabarca...».
  • Diario Información, 6 de abril, página 15: «Apuntan los isleños que se les ha prometido mucho y cumplido poco. Ahí el alcantarillado. Hace dos años que se tomaron medidas y aún nada. De ahí también el que la isla sea como un barco donde se arrojan por la borda toda clase de basuras. Claro que este "barco" no navega, está parado. Y esto es lo peor».
  • Diario Información, 9 de abril, página 15: «Los vecinos de Tabarca tienen médico asignado pero no lo ven. Solo se desplaza en caso de emergencia y estas son raras. La emisora de la Guardia Civil servirá para transmitir el aviso. Dicen que para evacuar a un enfermo de gravedad hay un helicóptero designado.—¡Aquí no hay enfermedades, solo una gripe de vez en cuando!
    Tabarca tiene clínica y casa del facultativo. Construyó el Ayuntamiento de Alicante. Está bien surtida por el Instituto Social de la Marina. Como todos los isleños son pescadores no hay uno que no tenga seguro de enfermedad.
    Don Juan Martínez, el practicante, es el responsable de la salud pública en la isla. Se apunta que es de urgente necesidad un depósito de farmacia y que ello podría facilitarlo cualquier farmacéutico. También una mesa de curas que no hay.
    —¡Ni siquiera tenemos en la isla un balón de oxígeno!
    No nos extraña que el médico no visite la isla salvo en casos extremos. Nos ha sorprendido la confianza que el pueblo tiene con el practicante y seguro que la merece. Se las sabe todas...
    [...] Llegó hace tres años y no tiene ninguna prisa en marcharse. Dice que Tabarca es su "pequeño paraíso". Una hija se le cayó a un pozo. Todo el pueblo se prestó a rescatarla y la flotilla de barcos se brindó a llevarla "a tierra". Quiere a los isleños y estos a él.
    —¡Tabarca es una isla sana porque la atmósfera no está cargada y el aire es limpio!
    Entre sus casos y como anécdota el de dos niñas que se encontraron en una playa un tubo de pildoras anti-baby. Se lo tragaron íntegro y hubo síntomas de envenenamiento. ¡Hasta en Tabarca, amigos...!
    —¡Diga usted que hacen falta medicamentos y en el verano aún más!
    Pero don Juan, con su pequeño sueldo, unas cuatro mil pesetas mensuales, no obtiene lo necesario. Toda la población es del Seguro. No hay otros ingresos por la profesión. De ahí que en sus ratos libres —que son muchos— se dedique a trabajos artesanos; construye barcos en miniatura y de decoración.
    —¡Menudas chapuzas salían de mis manos al principio!
    Esta actividad la inició hace dos años. Hoy, sin planos, nos muestra obras de auténtico valor. Sus barcos han salido hacia el extranjero, hacia Madrid y muchas partes de España. Los vende aprovechando la visita a la isla de los forasteros.
    —¿Qué pide usted por este hermoso bergantín?
    Cinco mil pesetas. Lo ha construido en dos meses y en materiales se ha gastado mil novecientas pesetas. El trabajo no cuenta. Lo importante es que los dota de motor eléctrico, luces y los más mínimos detalles. Ahora tiene acometida la empresa de un submarino que pretende hacer navegar. Pero su mayor obsesión es esta:
    —¡Repita lo del depósito de farmacia, que es muy necesario en la isla!»
Del cable submarino a la planta potabilizadora... y vuelta

Comienzan a barajarse alternativas a los barcos-aljibe, para acabar de una vez por todas con la carestía de agua en Tabarca. Se comenzaba a vislumbrar un futuro de marcado componente turístico, y el problema se convertía en imperativo. La primera noticia nos la da el Diario La Verdad del 2 de mayo de 1969: «Tabarca va a tener agua —y quizá luz y gas también— dentro de pocos meses, a juzgar por el proyecto municipal de trasladar los fluidos por cables submarinos desde tierra, concretamente, desde Santa Pola». 1970 arrojaba un nuevo descenso del censo hasta los 237 habitantes.

En 1973 la situación se convertía en insostenible, tras la denuncia efectuada por el alcalde pedáneo Vicente García Ruso al alcalde de Alicante. Textos extraídos de la Hoja Democrática de Información n.º 2, correspondiente al mes de junio:
[...] 3.- Los merenderos de la isla, venían abonando un canon por uso de agua a razón de 60 ctms. cada 15 litros, dinero empleado para reparar las averías de las bombas de agua, instalaciones y cuidado de las mismas, pues bien el Sr. Tur [concejal delegado para la isla de Tabarca, Juan Carlos Tur Ayela] ordenó a dichos merenderos no pagasen ningún recibo, cerrando el grifo del agua mediante un candado cuya llave la tiene un vecino de la isla, y por ello depende del mismo el citado grifo.
4.- El Sr. Tur instaló un camping al lado de los aljibes de agua, en contra del parecer del exponente y de la Guardia Civil, ya que podía contaminarse el agua que se designa para beber.
[...] 7.- El concejal Sr. Tur ha llevado a la isla un fotógrafo profesional que se dedica a fotografiar sus paisajes, camping, y todos sus lugares, vendiendo fotos a los visitantes de la isla, y con ello le producen buenos beneficios y por orden del Sr. concejal vive instalado en un barracón de la isla, consumiendo agua y luz que pagan los vecinos de Tabarca.
Esta denuncia, debatida en un Pleno Municipal a puerta cerrada, para no lesionar la reputación de Tur, daba como única solución el cese de su cargo del alcalde de barrio de la isla de Tabarca, pese a que el jefe de la Policía Municipal, en el informe que le fue pedido, corroboraría la mayor parte, si no toda la acusación. Al parecer, este incidente sería el detonante de una campaña mediática llena de contradicciones, que empezaba a contemplar una planificación más o menos ordenada de la isla, aunque a cuentagotas:
  • El Diario Información del 15 de septiembre empieza a hablar de una planta potabilizadora con energía solar, titulando «Agua potable para Tabarca: va a instalarse una planta potabilizadora».
  • Justo un año después, en 1974 se insiste sobre el tema de la potabilizadora. Diario La Verdad del 15 de noviembre: «Hay un proyecto en forma sobre la planta potabilizadora».
  • En 1975 el censo caería hasta los 163 habitantes. El Diario Información del 17 de enero, página 7, manifestaba: «... el plan integra la remodelación y adecuación del poblado antiguo, con la dotación definitiva de los servicios primarios, llevando agua y luz a través de una canalización submarina desde Santa Pola, ejecutando la inexistente red de alcantarillado, pavimentando sus calles y, en suma, haciendo de la actual población un lugar más confortable y habitable».
  • En la misma fecha, el Diario La Verdad dedicaba toda la página 3 a la isla, con titulares tales como «Meta: que se declare Tabarca zona de interés turístico», dando noticia de: «Allí mismo pronunció unas palabras don Baltasar López Ruso, alcalde pedáneo de Tabarca, con las que manifestó el saludo de todos los tabarquinos a autoridades y visitantes, su gratitud por el teléfono que ahora se inauguraba y el deseo de que, en una próxima visita, pudiera ofrecer saludos y bienvenidas, pero también ramos de flores cultivadas allí mismo, cuando cuenten con un abastecimiento de agua que lo haga posible. Terminó haciendo votos por un progreso integral de Tabarca, sin perder la calma que es la característica fundamental de la isla. [...] Existe la idea de acometer en su día obras de alcantarillado y saneamiento, así como el abastecimiento de agua desde Santa Pola, como base para cualquier tipo de ordenación y desarrollo. Al margen de los proyectos, están esas continuas pequeñas realizaciones, como la revisión del alumbrado, la reparación de la casa del practicante... etc.».
  • Diario Información de 9 de febrero: «Planta solar potabilizadora de agua para Tabarca».
  • Diario Información de 24 de agosto: «Tabarca y su planta potabilizadora».
  • Mediterráneo de 10 de octubre, trascendía de la provincia de Alicante, pero bastante desfasado en la información: «La limosna del agua. El agua se recoge como debieron recoger el maná los israelitas que siguieron a Moisés en el desierto del Sinaí, en cántaros alfareros que las mujeres transportan sobre sus caderas, una y otra vez en interminable y repetido itinerario. Un buque de la Marina de Guerra de Cartagena, se desplaza hasta Tabarca cuando los aljibes con agua de lluvia están próximos a agotarse o agotados del todo. Desde la playa bombean el agua hasta los enmohecidos depósitos generales del pueblo como una limosna de la generosa Administración que la envía. Pero el derecho al agua han de pagarlo también los tabarqueños como un impuesto más a la maltratada economía del islote».
  • Diario Información de 13 de diciembre: «Tabarca tendrá una planta potabilizadora de agua de mar».
  • La noticia adquiría trascendecia nacional en el Diario ABC de 26 de febrero de 1976: «Tabarca dispondrá en breve de agua marina desalinizada».
  • Diario La Verdad, 6 de agosto: «Planta potabilizadora para Tabarca».
  • Diario Información, 8 de septiembre: «No se acaba la planta potabilizadora de Tabarca».
  • Diario La Verdad de 23 de diciembre: «El año próximo el sol abastecerá de agua a Tabarca». Diario Información, misma fecha: «En febrero agua para Tabarca». Se planteaba una fecha más o menos concreta por primera vez.
  • Pero Mediterráneo de 12 de abril de 1977, página 10, seguía calificando el proyecto como pendiente: «Otros proyectos actualmente en marcha en España son [...] el de construcción de un destilador solar para abastecer de agua potable a la Isla de Tabarca (Alicante)».
Por fin, en el ejemplar del día 3 de noviembre del Diario Información, llegaba la noticia: «Se ha obtenido agua destilada en la potabilizadora de Tabarca». Aunque por poco tiempo, ya que fue desechada poco después.

Diario Información, 3 de noviembre de 1977, p. 4 (AMA)

Pero el panorama en general, especialmente a los ojos de los viajeros, seguía siendo poco atractivo unos años después. Una ilustrativa muestra de ello la tenemos en las páginas del Diario Información del 7 de noviembre de 1981: «—Se marcharon los padres y se llevaron a los críos, casi todos a Santa Pola, y lo que ocurre es que así se está perdiendo la vocación marinera, ya no "salen" pescadores, los chicos quieren otros oficios, ¿usted sabe lo que es vivir aquí, con el agua potable racionada, con la luz racionada, esperando siempre que el mar no impida que lleguen los suministros. [...] Un violento descenso en los últimos datos de empadronamiento, los de 1979, en que los censados son solo 159. La caída es impresionante y justificativa».

El agua potable no llegó a la isla hasta el 16 de julio de 1984, cuando se inauguró la conducción submarina, de 5 km de longitud, para el suministro de agua potable a la isla de Tabarca, siendo así la única isla del litoral español que se abastece con este procedimiento. Canfali Vega Baja, en su segunda página del ejemplar del 29 de agosto, hablaba del último barco-aljibe: «Un buque militar aljibe fondea cerca de la isla, es su despedida a los habitantes de Tabarca, a quienes le ha estado suministrando agua durante años. El pueblo y ayuntamiento homenajearon al capitán del buque aljibe en señal de agradecimiento por tantos y tantos viajes».

Tiempos modernos

En octubre de 2012, se cambia el sistema tradicional de limpieza periódica de la tubería submarina que abastece de agua a Nueva Tabarca, en el que se utilizaba un material similar a la goma espuma para realizar las limpiezas, a un sistema pionero e innovador de microcristales de hielo a presión, que mejora la calidad del lavado y pule la suciedad de las tuberías, siendo menos agresivo y más eficaz, ya que el hielo líquido se adapta a cualquier derivación de la tubería o desnivel.

Foto: Diario Información

La actual Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Nueva Tabarca está explotada por Emarasa con asistencia técnica de Proaguas. La línea de agua pasa un pretratamiento de tamizado, con posterior tratamiento de aireación prolongada, antes de verter las aguas así tratadas al mar. Los datos de funcionamiento en 2013 arrojan un caudal de 75 metros cúbicos/día, capaz para una población de hasta 1.134 habitantes.

Foto y diagrama: Entidad de Saneamiento de Aguas

Y, según Las Provincias del día 6 de noviembre de 2013, dentro de las próximas actuaciones a llevar a cabo en la isla, en la línea de la protección del medio ambiente, se ha previsto conectar la depuradora con la península a través del emisario submarino Tabarca-Santa Pola, para evitar vertidos en aguas de la Reserva Marina.

En lo relacionado con la sanidad tabarquina, actualmente, para alrededor de 60 habitantes censados, está en funcionamiento el remodelado Consultorio Auxiliar de Tabarca, un pequeño dispensario médico dependiente del Centro de Salud de Santa Pola. Está situado en la calle del Pou del Pal, en el antiguo Cuerpo de Guardia, que más tarde sería Casa-Museo de la marquesa Soledad Álvarez de Estrada, que fuera delegada de Bellas Artes, en instalaciones bien acondicionadas desde su rehabilitación en mayo de 2004.


Durante el invierno no hay médico, la asistencia sanitaria está cubierta las 24 horas por un enfermero, para quien el Ayuntamiento pone a su disposición una casa en la isla. El incremento estacional de sus habitantes durante los meses de julio y agosto, conlleva el desplazamiento de un médico, que atiende a los vecinos de lunes a viernes en horario de mañana, y el refuerzo de un enfermero más desde la primavera. No hay más farmacia que el botiquín del propio dispensario médico.

La isla cuenta, además, con un dispositivo de emergencia coordinado por el sistema integrado de atención a las emergencias a través del teléfono 112, que envía un helicóptero cuando es necesario trasladar el enfermo al hospital. Hace de helipuerto improvisado el antiguo campo de juego situado detrás de la Casa del Gobernador. Desde noviembre de 2008, cuenta con un sistema de telemedicina para diagnosticar y tratar emergencias cardiacas, con movilidad para emitir desde cualquier punto de la isla, conectado con la Unidad de Telecardiología del Hospital General Universitario de Alicante, dentro del servicio de Cardiología, a donde se transfiere, en tiempo real y vía telefónica, el electrocardiograma con la información cardiaca del paciente. Comenzó de forma pionera en la Comunitat, y está evitando traslados urgentes a servicios hospitalarios, lo que conllevaba movilizar dicho helicóptero, en situaciones que, después, se ha comprobado que no eran patologías graves.

Por último, y en relación al saneamiento de la isla, el servicio de recogida de basura lo presta un barco desde Santa Pola, y se lleva cada tarde, en verano, unos 40 contenedores llenos de residuos, mientras que en invierno no hace falta ni que vaya el barco todos los días. La isla Plana pasa de generar una media de 8.000 kilos de residuos al día en invierno, a una media de 31.500 kilogramos en un día de verano. Además, el servicio especial de verano incluye duplicar los turnos de barrido de la isla, se aumenta el número de contenedores a unos 70, que se vacían diariamente, y se incluye la limpieza y cribado de la arena de la playa.

85 años de Fogueres en Carolinas. Primera época: 1929-1936

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Conferencia impartida en el ciclo dedicado a los 85 años de Hogueras en Carolinas, publicada posteriormente en el número especial del boletín cultural Crónicas Carolinas

En junio de 2014 se cumplieron 85 años de la llegada de la Fiesta de Fogueres al barrio de Carolinas, ocho décadas y media que han servido para hacer de esta zona de la capital alicantina una de las más festeras y más galardonadas. Para celebrar la efemérides, la Asociación de Vecinos Carolinas Altas-Bola de Oro, la Foguera Carolinas Altas y el boletín cultural Crónicas Carolinas pusieron en marcha, entre otras actividades, el ciclo de conferencias 85 años de Hogueras en Carolinas, que quiso tratar todos los temas relacionados con la Fiesta desde una perspectiva histórica y cultural, de forma multidisciplinar, cuyas ponencias se publicarían en un número especial del boletín dedicado a esta celebración.


En este contexto desarrollé, tanto en forma de conferencia como de artículo, el que algo más desarrollado sigue a continuación, y que trató sobre la creación y primeros años de vida de Les Fogueres de Sant Joan en este popular barrio de Alicante, en concreto desde 1929 hasta que la contienda nacional forzó un obligado paréntesis en las hoy Fiestas Oficiales de la Ciudad.

1928

Tras el intento fallido en el año fundacional, encabezado por Leandro Galán, en 1929 quedarían constituidas las primeras dos comisiones del barrio: Carolinas Altas y Carolinas Bajas. Galán fue colaborador incondicional de José María Py en la fundación de Les Fogueres, ambos vecinos del barrio de Carolinas —el primero de la calle General Espartero, y el segundo en Plus Ultra— y, al parecer, no se consumó esa tentativa por motivos políticos, pese a que oficialmente se había formado la comisión de la Foguera Carolinas, para plantar un monumento «en la rotonda del tranvía», según consta en el rotativo alicantino El Día del lunes 2 de abril de 1928. Y es que Leandro Galán, abulense emigrado a Argentina, había regresado a España desde Santa Fe por temas de salud, y traía ideas que no encajaban en el régimen de Primo de Rivera.

Diario El Día, lunes 2 de abril de 1928

Según citaba el historiador Joaquín Santo Matas, en el prólogo y en la presentación de mi libro Alicante, Arte y Fuego, Leandro Galán tenía, en la plaza de Isabel II —actualmente de Gabriel Miró—, una tienda de telas de lujo, cuyo reclamo era una bola dorada sobre el escaparate y que daba nombre al establecimiento: La Bola de Oro. El hecho de que esta tienda estuviera en los bajos de la notaría del padre de José María Py, hizo que estos entablaran una amistad que tuvo gran trascendencia en la fundación de Les Fogueres, ya que buena parte de las reuniones dirigidas a tal fin fueron llevadas a cabo en el domicilio de Galán, en la Finca de San Miguel, aproximadamente a la altura de la actual plaza de la Bola de Oro, que comenzó a denominarse popularmente así precisamente por tener en ella su residencia el propietario del mencionado establecimiento.

Era obvio que, ya en su primer año de celebración, Leandro Galán quisiera estar en primera línea encabezando una comisión festera, pero, por la razón mencionada anteriormente, Carolinas tuvo que esperar a 1929 para vivir Les Fogueres. Así, Galán fue ninguneado por el régimen político de turno, quedando en un injusto olvido, cuando fue el más fiel colaborador de José María Py en la creación de la Fiesta.

Para conocer año a año la evolución de las comisiones pioneras de Carolinas, respetaré el orden en que estas constan en los expedientes que se conservan en el Archivo Municipal de Alicante, de los que he extraído la mayor parte de la documentación que sigue, dada la cantidad de errores que aparecen tanto en prensa como en publicaciones festeras, como luego veremos un claro ejemplo, conservando, además, el peculiar uso del valenciano de la época, a fin de no desvirtuar los documentos originales.

1929

La Foguera Carolinas Bajas plantó en un solar entre la avenida de la Libertad y la calle Savonarola —actuales Poeta Zorrilla y Elda, respectivamente—, a la altura de la calle Sevilla. El escultor alicantino Juan Esteve García fue autor de la foguera Als fills ilustres de Alacant, según lema que consta en su boceto, que mediría 8 metros de base y 8 de altura.

Solicitud de plantà de la Foguera Carolinas Bajas, de 23 de febrero de 1929 (AMA)
Llibret de la Foguera Carolinas Bajas 1929 (AMA)

Su título lo dice todo, pues constaba de un obelisco central y un conjunto simétrico de escalinatas con frontones en las esquinas, de líneas rectilíneas, que recogían los nombres a guisa de homenaje de los alicantinos ilustres: «Es un elochi y un cant / al bon clima y a la chent / qu'ha donat honra a Alacant; / y es compón d'un monument / en el que la Fama al vent / el triunf está pregonant». Solo dos ninots: un turista inglés admirado por el clima alicantino, y una muchacha con coronas de homenaje a los ilustres alicantinos.

Bocetos frontal y lateral de la Foguera Carolinas Bajas 1929 (AMA)
Foguera Carolinas Bajas 1929, Als fills ilustres de Alacant, de Juan Esteve (AMA)

La solicitud de plantà sería presentada por el presidente de la comisión, Luis Calero Molina, que también pediría permiso para el «disparo de cohetes-bomba y truenos al efectuar por la mañana la "despertá" acompañada de dulzaina y tamboril; tres castillos de fuegos artificiales y 2500 metros de traca; conciertos tarde y noche por una banda de música en distintos sitios del barrio y pasacalles por las mañanas».

También la Foguera Carolinas Altas sería obra del artista foguerer Juan Esteve, que plantó en la entonces denominada plaza Plus Ultra la foguera titulada Les necesitats del barrio, según aparece en el boceto, si bien en el llibret consta con el lema Tot se arreglará.

Solicitud de plantà de la Foguera Carolinas Altas, de 22 de abril de 1929 (AMA)
Llibret de la Foguera Carolinas Altas 1929 (AMA)

La solicitud de plantà firmada por José Menéndez Santacréu, presidente de la comisión, afirmaba que constaría «de cuatro caras o testeros en que, sin alusiones ni molestias para personas ni para instituciones, se hace uso de las necesidades y deficiencias urbanas para componer algunas escenas festivas». Pero lo cierto es que la explicación de la foguera en el llibret es extensa y muy descriptiva —diez páginas—, recreándose ampliamente en esas necesidades, perfectamente representadas con un notable número de ninots, pese a su sencillez, en escenas tituladas «Nit de fosca», «Mercado», «Dia de plucha» y «Ni gota».

Boceto y escenas de la Foguera Carolinas Altas 1929 (AMA)
Foguera Carolinas Altas 1929, Les necesitats del barrio, de Juan Esteve (Revista Festa 2004)

Afortunadamente, de ambos monumentos se conservan imágenes en la Filmoteca de la Generalitat Valenciana, en el documental de Pascual Ors y Joan Andreu, recuperado por Juan Vázquez Martínez, y titulado Les Fogueres de San Chuan en Alicante (1929). Estas son las secuencias que recogen el primer año de Fogueres de ambas comisiones.


1930

La solicitud de plantà de la Foguera Carolinas Bajas está firmada por su presidente Lorenzo Llaneras Rico. La foguera, obra de Francisco Hernández Rodríguez, el polifacético artista alicantino más conocido como Paco Hernández, se tituló Alacánt se crema o Fogueres de Sant Chuan, según constan ambos lemas en su boceto, y se plantó de nuevo en el solar entre la avenida de la Libertad y la calle Savonarola.

Llibret de la Foguera Carolinas Bajas 1930

En la memoria de la foguera que se adjunta en el expediente, se desarrolla la idea general de que, según la solicitud, «se dedica única y exclusivamente a exaltar las grandezas de la provincia», en concreto de Alcoy y su industria, una Villena de ajos y vinos, las pasas de Denia, y Elche con sus dátiles y la fabricación de alpargatas, y en posición destacada la capital alicantina. El citado documento explica: «La figura es un mundo orlado con la corona real bajo de la cual campean los escudos de la provincia y de la capital, envueltos en llamas. Entre los escudos figurará una escultura representando la Matrona de Alicante y sobre el mundo una mujer alicantina vistiendo el típico traje regional y llevando al hombro un castillo con las diversas frutas de la provincia. Representarán a las cabezas de partidos otras figuras de hombres y mujeres las cuales harán ostentación de los productos que se elaboran en dichos pueblos. Una escalinata o trono dará acceso al sillón donde descansa la Matrona representativa de Alicante».

Boceto y Foguera Carolinas Bajas 1930. Alacánt se crema, de Paco Hernández (AMA)

El Tercer Premio de la edición de Fogueres 1930, la Foguera Carolinas Altas, tuvo como autor de su monumento al valenciano Ricardo Llácer, que plantó la foguera cuyo lema era Campanaes son, con algunas partes móviles, de dimensiones finales de 70 metros cuadrados de base y 8 metros de altura, y que se instaló en los solares entre el entonces camino del Garbinet, hoy calle del mismo nombre, y la calle Plus Ultra.

Llibret y boceto de la Foguera Carolinas Altas 1930 (AMA)

La solicitud de plantà había sido realizada por su presidente, Francisco de Asís Carlos-Roca y Gómez, y se acompañaba de una nota explicativa del monumento, bastante extensa —e igualmente en el llibret, donde ocupa siete páginas—, en la que «se alude a las deficiencias del barrio tales como la falta de alcantarillado, de fuentes públicas, etc., etc., así como a la inmensa cantidad de ratas que procedentes de unos estercoleros situados en las cercanías, invaden por completo el barrio, sin que se logre exterminarlas, ni que, por otra parte, los vecinos de tan populosa barriada puedan conseguir mejoras que tan precisas les son». Una continuación de las reivindicaciones que ya se plasmaban el año anterior. Esos estercoleros infestados de ratas, mosquitos y moscas, se intentaban ocultar bajo una gran campana que ocupaba el centro del monumento, de cuya parte superior «un Alcalde que resbala arrastrando consigo proyecto de mejoras del barrio que por el corto plazo de su actuación no logró desarrollar malogrando su deseo, al paso de otro del que los vecinos lo esperan todo, llevando nuevos proyectos asciende a la campana». Sobre esta campana, coronaba la foguera «un gran mico, en actitud burlesca, simbolizando el que se llevan los pacientísimos vecinos esperando beneficios que no alcanzan».

Foguera Carolinas Altas 1930, Campanaes son, de Ricardo Llácer
Tercer Premio (Foto Lucentum / AMA)

Por último, fue plantado un grupo de ninots, según la solicitud de plantà «un grupo alegórico a las Fogueras de San Juan, basada en un asunto humorístico de 2 figuras», frente al número 33 de la calle Alcalá Galiano, domicilio del firmante de la misma, Demetrio Berenguer Jerez, hermano del artista de fogueres Ángel Berenguer Jerez, si bien el autor del grupo de ninots parece ser que fue el padre de ambos, Ángel Berenguer Soler.

Boceto del grupo de ninots Calle Alcalá Galiano, de Ángel Berenguer (AMA)

1931

La Foguera Carolinas Bajas veía solicitada la plantà de su monumento de mano del presidente de la comisión, por segundo año consecutivo, Lorenzo Llaneras. Al igual que repetiría Paco Hernández, en esta ocasión con el monumento de título La Llibertat en el cruce de la avenida de la Libertad y la calle Sevilla, por el interior de la curva que trazaban las vías del tranvía que salía dirección Muchamiel. Consiguió el premio que otorgaba la Cámara de la Propiedad Urbana.

Boceto de la Foguera Carolinas Bajas 1931, La Llibertat, de Paco Hernández
Premio de la Cámara de la Propiedad Urbana (AMA)

La explicación de la foguera diferencia cuatro escenas, una por cada cara del monumento, y el remate que «se compone de un león con la dama que simboliza la República Española sosteniendo la bandera tricolor nacional». La primera de las escenas, la principal, se titula «La Libertad» y representa las hazañas de la Dictadura de Primo de Rivera, con «dos personajes que denominamos Berenguer y Mola vestidos de paisano, uno en la cabeza de asno y otro con la de cerdo». El resto de las escenas son: «El poble satisfet», donde el pueblo destruye todo lo que fue del rey tirano, en especial un niño que rasga el manto real; «Que mos ámbola el pardal», con varios personajes como un libre-pensador dándole suelta a un pájaro, o un jesuita que es pasado por la guillotina; y «La Patá», en la que una figura que representa al pueblo español le da una patada en el trasero al que fue rey.

El monumento de la Foguera Carolinas Altas, una nueva obra de Ricardo Llácer, tenía por lema Coses d'Alacant. Sus 64 metros cuadrados de base y 8 metros de altura fueron plantados en unos solares existentes en la calle Capitán Lagier —hoy Monforte del Cid—, entre las calles Garbinet y Plus Ultra.

Boceto y Foguera Carolinas Altas 1931, Coses d'Alacant, de Ricardo Llácer (AMA)

Francisco de Asís Carlos-Roca continúa como presidente, siendo el firmante de la solicitud de plantà. Según se explica en la misma, este era el asunto que trataba el monumento: «Se reduce a la crítica de las reformas llevadas recientemente a cabo en el Panteón de Quijano [...] Al propio tiempo se alude a las deficiencias del expresado Barrio de Carolinas Altas, como la falta de urbanización, de fuentes públicas, etc., etc. y, así mismo algo referente al Refugio nocturno. Corona la foguera un gran gorro frigio como expresión de esperanza en la justicia que la naciente República ha de hacer con el Barrio dotándole de cuanto hoy necesita y tiene perfecto derecho».

1932

Se produce la primera ausencia de la Foguera Carolinas Altas, algo al parecer previsible a tenor de las anotaciones que se conservan en los expedientes de la Comisión Gestora. Sin embargo, he aquí el ejemplo de errores e incorrecciones al que hacía alusión al inicio del artículo, razón por la que desconfío de las publicaciones no oficiales. Se trata de las ya tradicionales crónicas que editaba el número extraordinario de Fogueres del popular semanarioEl Tio Cuc, y que en el correspondiente a 1932 contenía errores de bulto, que en nada tuvieron que ver con la realidad, comenzando por el hecho de que expone un boceto de Carolinas Altas que en realidad plantó Carolines Baixes, y otro que asigna a esta última y que jamás vio la luz.

Anotaciones en los expedientes de la Comisión Gestora,
que sugieren la no participación de la Foguera Carolinas Altas en 1932
Errores en el número extraordinario de Fogueres 1932 de El Tio Cuc:
Carolinas Altas no plantó, y el boceto que consta es el que en realidad
plantaría Carolines Baixes, que jamás lo haría con el que le adjudica el semanario

Santiago Valdés Barceló, presidente de la que consta en su expediente denominada Foguera Carolines Baixes, única por lo tanto que plantaría en el barrio este ejercicio, era el firmante de su solicitud de plantà. Fue construida por el colectivo valenciano «Unión Arte», y se tituló Lo que tenim no hu volem. Tenía unas dimensiones de 6 x 6 metros de base y 8 metros de altura, y se plantó en la avenida de la Libertad, en esta ocasión algo más arriba, a la altura de su cruce con la calle Jazmín. En la cara posterior de la solicitud se recoge esta breve explicación del monumento: «La hoguera representa dos Calles del barrio, una figurando lo que es en la actualidad, un trozo de Calle mal urbanizado, con alumbrado deficiente, con la columna del Tranvía en medio de las aceras, etc., etc., y la otra, es lo que debe ser, la calle bien urbanizada, luz poderosa y suficiente, con guardias de vigilancia, etc., etc.». Continuaban de este modo representadas las críticas a las deficiencias del barrio, de las que años anteriores había hecho eco la vecina comisión de Carolinas Altas en sus monumentos foguerers.

Boceto y Foguera Carolines Baixes 1932,
Lo que tenim no hu volem, de «Unión Arte» (AMA)

1933

Uno de los años más prolíficos de esta primera etapa de la Festa en el barrio de Carolinas, comenzando con que en la actual demarcación de la Foguera Plaza de Pío XII, se plantaría la Foguera Infantil General Serrano, obra del comisionado de 16 años Julio Calero Pérez, que la tituló Al que li pique que s'rasque. Un pequeño monumento de 2 x 2 metros de base que se situaría en la esquina de la calle General Serrano con la avenida de la Libertad.

Boceto de la Foguera Infantil General Serrano 1933 (AMA)

Dicho joven firmó la solicitud de plantà, que adjuntaba la memoria en que detalla que «en cada uno de los plafones va un verso de la explicación de la foguera, en el centro y en la parte superior de la base va un pedestal sobre el que descansa la cabeza de una mujer a la que se le está extrayendo la lengua con unas mordazas» —curiosa temática infantil—, y que «en las cuatro esquinas de la base salen cuatro listones que van unidos por un cordel del cual penden todas las lenguas que ya se han arrancado». Se continúa la explicación con los cuatro párrafos versados a los que hace referencia la memoria, el primero de los cuales, muy significativo, termina así: «...y per axó está probat / que ve sempre a mal-parlar / aquell que devia callar».

El colectivo de artistas «Unión Arte» fue responsable, en esta ocasión, de la construcción de la Foguera Carolinas Altas titulada La radio y sus ruidos—según el expediente— o La radio, sus ruidos y la ruina de unos—de acuerdo con el boceto—, de Categoría B, pues este año se desdoblaban por primera vez los monumentos, en la que obtendría el Premio Diputación Provincial, dotado con 100 pesetas. Sus 9 metros de diámetro de base circular y 11 metros de altura se instalaron en el tramo de la calle Capitán Lagier —actual Monforte del Cid— comprendido entre las calles Garbinet y Plus Ultra.

Boceto y Foguera Carolinas Altas 1933, La radio y sus ruidos, de «Unión Arte».
Premio de la Diputación Provincial, Categoría B (AMA / Archivo Familia Collía)

La breve memoria de la foguera, adjunta a la solicitud de plantà firmada por el vicesecretario de la comisión, Isidoro Bernacer Esquerdo, sitúa sin embargo la foguera a la altura de la calle Montero Ríos, y describe: «Le sirve de plataforma un bombo, encima hay varias figuras de tamaño natural; en el centro del parche del bombo citado existe media esfera sobre la cual hay una rueda de la fortuna, que a su vez sostiene un aparato de radio, en el que descansa por último un demonio».

La Foguera Carolines Baixes y los artistas alicantinos Juan y Gaspar Esteve García, que desde este año 1933 firmaban como Esteve Hermanos, plantaron Rapto de Alacant per el Mediterráneo en la calle Sevilla, esquina a la avenida de la Libertad. Eran sus dimensiones 10 x 4 metros de base y 7,5 metros de altura.

Boceto y Foguera Carolines Baixes 1933, Rapto de Alacant per el Mediterráneo,
de Esteve Hermanos (AMA / Archivo Familia Collía)

Lorenzo Llaneras Rico, presidente de la comisión, firmaba la solicitud de plantà que incluye en su texto una breve explicación del monumento, en el que «figura un enorme Cetáceo que sale del fondo del mar para llevarse a sus reinos a nuestro querido Alicante», y que la revista El Tio Cuc interpreta así: «Enamorado de la belleza de Alicante, el dios Neptuno la rapta a lomos de una ballena, y sin prestar atención a los lamentos de las sirenas que la guardaban, la pasea triunfalmente por el Mediterráneo». La explicación más extensa y notable viene dada en el llibret, en dos páginas escritas por José Ferrándiz Torremocha.

Además, también en el actual distrito de Carolinas Bajas, Miguel Molina plantaba, a la altura del número 17 de esa calle, la Foguereta Calle Pelayo, de la que era vecino, dándole el lema Les aspirasions del Carrer Pelayo, de evidente índole reivindicativa. Este vecino era igualmente el firmante de la solicitud de plantà.

Boceto de la Foguereta Calle Pelayo 1933 (AMA)

1934

Este ejercicio, la Foguera Carolinas Bajas fue construida por el pintor y fotógrafo alicantino Ángel Berenguer Jerez, que plantó ¡Ché qué llanda!—según recoge el expediente, aunque el llibret menciona el lema Radiomanía— en Categoría B, ubicándola en la desembocadura de la calle Valencia en la entonces denominada plaza de Blasco Ibáñez —hoy plaza de Castellón—. Este monumento de base triangular, de 8 metros de lado y 9 metros de altura, obtuvo el Sexto Premio de Turismo.

Bocetos de la Foguera Carolinas Bajas 1934, ¡Ché qué llanda!, de Ángel Berenguer Jerez
Sexto Premio de Turismo, Categoría B (AMA)

Con la solicitud de plantà, presentó su nuevo presidente, José Ibáñez Rizo, una pequeña memoria de la foguera que aborda una temática similar al monumento que presentara el año anterior la vecina comisión de Carolinas Altas: «...se refiere al incremento que ha tomado la afición a la radio y como consecuencia dado el sinnúmero de aparatos que han invadido casi todas las casas y establecimientos ya se sabe que es ya alarmante y de unas fatales consecuencias que el que allá donde se encuentre un pacífico ciudadano se encuentre un aparato que invada su cabeza con anuncios, música y sobre todo ruido, mucho ruido».

José Lloret Filidor realizaba una más extensa explicación, en verso castellano, en tres de las páginas del llibret, analizando en clave de humor innumerables situaciones en las que la radio se convertía en una molestia.

La Foguera Carolinas Altas fue una obra del destacado artista valenciano, ex componente de «Unión Arte» y prolífico creador de fogueres, Fernando Guillot Bulls, titulada según su expediente Rompecabezas, que entró en Categoría B y fue plantada en la calle Montero Ríos. Con solo 6 metros de ancho de base y 10 metros de altura, se hizo acreedora del Primer Premio de Turismo, y las 250 pesetas con las que estos premios estaban dotados, sin distinción de categoría.

Bocetos de la Foguera Carolinas Altas 1934, Rompecabezas, de Fernando Guillot Bulls
Primer Premio de Turismo, Categoría B (AMA)

Demetrio García Villanueva, en calidad de presidente, adjuntaba a la documentación la breve memoria siguiente: «Esta "foguera" consta de cuatro fachadas y en cada una de ellas habrá representada un rompecabeza diferente. Primera fachada: Se discute la procedencia de Colón. Segunda fachada: El obrero que sin hacer caso al paro, carga de familia. Tercera fachada: En la que se discute si el hombre desciende de el paraíso o del mono. Cuarta fachada: Una escena muy usual en el teatro, marido que encuentra infraganti a su señora, y en este caso está dispuesto a romper cabezas».

1935

De nuevo en Categoría B, la Foguera Carolinas Bajas, de nuevo la única que plantaba este ejercicio, tuvo por segundo año su autoría en Ángel Berenguer. El monumento titulado Carabasa man donat se plantó igualmente en la plaza de Blasco Ibáñez. La solicitud de plantà manuscrita por su nuevo presidente Manuel Lillo Varó, contiene una explicación mecanografiada: «La plaza del distrito, denominada Blasco Ibáñez, en su deplorable ornamentación actual, tan a disgusto del vecindario; en ella aparece sobre una caja de caudales, significando el coste abusivo de la obra, un mono, simbolizando la burla, y al pie de éste, un cochinillo o "marrano" que indica por su nombre, el sentido de lo que realmente se ha efectuado. [...] Aparecen varios vecinos, cortando las palmeras innecesarias para colocar en el centro un monumento al gran novelista. [...] Se ridiculiza un trozo de pared que linda con la plaza, el cual afea de modo asombroso, foco de estercolero, propenso a los mayores abusos antihigiénicos. [...] Se quiere ridiculizar la acción de quien se aventuró a empresa de tan poco gusto, significándola con calabazas y otras hortalizas que indican la apatía y mala calificación en que hoy se encuentra».

Bocetos y Foguera Carolinas Bajas 1935,
Carabasa man donat, de Ángel Berenguer Jerez (Revista Festa 2005)

Carolinas Altas, cuyas circunstancias por las que no plantó este ejercicio desconocemos, bien es cierto que se puso en marcha nada más terminar el mismo, de cara a que no se repitieran en el próximo. Así, en un escrito que se conserva en la documentación de Fogueres de ese año en el Archivo Municipal, de fecha 29 de agosto de 1935, Ginés García Albarranch, vicesecretario de la comisión, solicita permiso en nombre de esta para «celebrar bailes públicos los sábados por la noche de 22 a la una, en el llano que existe al final de la calle de Montero Ríos», con instalación de un vallado y alumbrado.

1936

En la actual demarcación de la Foguera Carolines Baixes, en el último año de esta primera etapa, multitudinario en el barrio de Carolinas con seis monumentos, plantó la Foguera Carolinas Bajas Oeste, que fue firmada por tercer año consecutivo por Ángel Berenguer, que titularía su obra Miss Univers, según recoge su expediente. De Categoría B, fue plantada de nuevo en la plaza de Blasco Ibáñez, a la altura del cruce de las calles Mendizábal y Saturnino Milego —equivalentes en la actualidad a las calles Crevillente y Aspe, respectivamente—. La solicitud de plantà está firmada igualmente por Manuel Lillo, y se acompaña de una breve memoria que explica lo siguiente: «Esta Foguera se compone solamente de una cara y está basada en el clima de "nuestro" Alicante cuyos personajes que representan las 5 partes del mundo se desplazan a esta para hacer una votación secreta y designar cuál es el mejor clima. Después de la votación declaran por unanimidad a Alicante como "la millor terra del mon"».

Boceto de la Foguera Carolinas Bajas Oeste 1936,
Miss Univers, de Ángel Berenguer Jerez (AMA)

La Foguera Carolinas Altas se alzaba con el Quinto Premio de Turismo con el monumento de Categoría B del valenciano Eloy Alonso, de lema Mascaradasegún consta en expediente, emplazado de nuevo en la calle Montero Ríos. Su presidente, Vicente Sirvent, era firmante de la solicitud de plantà.

Bocetos de las cuatro caras de la Foguera Carolinas Altas 1936,
Mascarada, de Eloy Alonso, Quinto Premio de Turismo, Categoría B (AMA)

La memoria de la foguera hace hincapié en la falsedad y la mentira que presiden el mundo, describiendo así sus cuatro caras: «Lado 1º.- Representa un desfile carnavalesco. Lado 2º.- Representa una escena de amor llena de falsedad. Lado 3º.- Representa dos momentos sobre la vida de una humilde familia que viviendo en la indigencia se esfuerzan en aparecer ante la sociedad como quien disfruta de una posición cómoda y fácil. Lado 4º.- La figura primera de este lado representa a una mujer de singular fealdad que ostenta una careta de extraordinaria belleza, aludiendo con esto a los distintos medios que hoy emplea la mujer para parecer hermosa. La figura del centro, y a pesar del disfraz que viste, nos pone de manifiesto que el hábito no hace al monje. En cuanto a la tercera figura de este lado viste el disfraz que más a tono está con sus aficiones. En el centro de la Foguera una gran figura de «Momo» contempla complacido el amor que los humanos sentimos por esta pagana fiesta».

Hace su aparición la denominada Foguera Carolinas Bajas Este que, al plantar su monumento en la zona más alta de la avenida de la Libertad, se le puede considerar predecesora de la actual Foguera Plaza de Pío XII. Original del rotulista alicantino José Sierra Arques, no se conserva boceto ni expediente de su monumento titulado, según medios escritos, Al pas que anem mai —o cuant u vorem, de Categoría B. Cabe la posibilidad de que fuera un segundo monumento plantado por la misma comisión de la Oeste.

Tarjeta publicitaria con el boceto de la Foguera Carolinas Bajas Este 1936,
Al pas que anem mai u vorem, de José Sierra Arques (Archivo Armando Parodi)

La postal publicitaria editada por Imprenta Lucentum, que reproduce el boceto, explica brevemente: «Un vecindario modelo que a paso de tortuga hará casas que lleguen al cielo».

La solicitud de plantà de la Barraca Peña «Al Añ Una Volta» está firmada de modo ilegible por el presidente de la misma. Tampoco es conocida la autoría de su portada, aunque es previsible que fueran los propios socios. Plantaría frente al número 61 de la calle Chapalangarra —hoy Maestro Alonso—, por lo que entraría en el actual distrito Bola de Oro.

Boceto de la Barraca Peña «Al Añ Una Volta» 1936 (AMA)

La Foguera Infantil Carolinas Altas fue debida a Antonio Giner, que según el boceto tituló La festa del poble, y que fue plantada en la calle Plus Ultra, según la solicitud de plantà del número 49 al número 73 (?). Dicho documento es manuscrito y firmado por el presidente de la comisión infantil, Pascual Cantó, y consta la autorización de la foguera adulta.

Boceto de la Foguera Infantil Carolinas Altas 1936 (AMA)

Por último, en este mismo distrito, D. Buendía realizó la Foguera Infantil Doctor Buades, en la calle que le da nombre. También Vicente Sirvent, presidente de la foguera del distrito, firma autorizando la solicitud de plantà manuscrita y firmada a su vez por el presidente de la comisión infantil, Juan Rubio.

Boceto de la Foguera Infantil Doctor Buades 1936 (AMA)

Y con este magnífico año foguerer en el barrio de Carolinas, se cierra un primer ciclo de existencia de la Fiesta que prometía un crecimiento más que evidente, viéndose truncado por el nefasto episodio bélico que paralizó nuestro país durante casi tres largos años. Su reanudación sería dura y dificultosa, pero Carolinas ha llegado a cumplir 85 años de Fogueres. Aunque esa, es otra historia...


La Foguera de la «Plasa del Achuntament» (1.ª parte)

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Artículo publicado en la Revista Oficial Festa de Fogueres 2014

De todos es conocido el hecho de que, en cualquier municipio, las actividades realizadas en la plaza o calle en que esté ubicado su ayuntamiento, se revisten de cierta oficialidad y conllevan cierta repercusión que no tendrían en cualquier otra arteria o plaza de la población, por muy céntrica e importante que fuera. Esto es especialmente relevante en el entorno de las manifestaciones festeras, y el caso de Les Fogueres de Sant Joan no iba a ser una excepción. Así, desde el mismo nacimiento de la fiesta del fuego alicantina, los monumentos plantados frente a la puerta principal del consistorio, pese a constituirse desde el año fundacional de 1928 en una comisión como otra cualquiera de la ciudad, iban a disfrazarse de esa oficialidad, aunque la condición real de Foguera Oficial de la Ciudad no llegara hasta muchos años después, no desapareciendo como tal comisión hasta poco después de instaurada la democracia en nuestro país. Precisamente por esa razón, se examinaba con especial interés el mensaje, más o menos explícito, que pudiera tener la foguera como espejo de la sociedad alicantina, tanto en contenido político, económico, social, artístico o folklórico, y, si a ello añadimos el carácter eminentemente crítico del monumento, tenemos los perfectos ingredientes para la polémica, el morbo, el debate y, cómo no, la siempre acechante censura. Esto fue ya evidente durante el revuelto período de 1928 a 1936 en el que nos vamos a centrar.

La antigua plaza del Mar, de Alfonso XII durante los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera, y que volvería a cambiar de denominación con la llegada de la II República, tomando el nombre de esta, tradicionalmente era conocida por los alicantinos como «Plasa del Achuntament», y de este modo ha quedado reflejado en la abundante documentación que estos dos periodos de la Fiesta generaron. Esta denominación quedaría en desuso, por razones obvias, tras el triste episodio de la contienda nacional, cuando se rotulara como plaza del 18 de Julio, y con ello igualmente la Foguera que, con la llegada de la democracia, cambió de nuevo a plaza del Ayuntamiento o plaça de l'Ajuntament, para denominarse por fin, en 1985, Foguera Oficial, tal como la conocemos, una vez desaparecida como comisión, cuyo distrito quedó adscrito territorialmente, en su mayor parte a la Foguera Monjas-Santa Faz, y una porción, más recientemente, a la Foguera Plaza de Santa María.

Para desarrollar la historia y peculiaridades de este distrito foguerer durante el citado período de 1928 a 1936, las denominaciones de comisiones, lemas de monumentos, explicaciones de los mismos, citas textuales, etc. han sido transcritos literalmente, tolerando el uso que del valenciano se hacía en la época, con sus modismos e incorrecciones, para respetar al máximo su singularidad y su sonido peculiar, pues no en vano se trataba básicamente del traslado a lo escrito del sonido del lenguaje hablado.


1928. De Jauja a Jijona, o El tranvía de Jauja

En su fundación, la Foguera Plaza de Alfonso XII integró representantes del comercio, la industria y el vecindario en general de las calles Altamira, Mayor, Jorge Juan, Gravina, Cervantes, plaza de Alfonso XII y adyacentes, si bien no existe una relación oficial de las que constituían el distrito foguerer. Del mismo modo, tampoco se conoce exactamente la nómina de comisionados que la integraban, aunque podemos hacer una aproximación basándonos en la solicitud de plantà, fechada 28 de abril de 1928, que recoge treinta y cinco firmas, veintiséis de ellas cuñadas mediante sendos sellos. Entre los firmantes son legibles las rúbricas de José Riera, Sebastián Cid, Vicente López Ruiz, Gabriel Montesinos, Víctor Uriarte, Antonio Amérigo, Antonio Andreu, Pascual Ors Pérez, que ostentaría la primera presidencia, Luigi Corno, Leopoldo Asensio, Julián Infante Gómez, Pascual Benavent, José Mataix, Francisco Iváñez, Julio Parreño, José Abad Ramos, Juana de Acevedo, Pablo Rodríguez, Lorenzo Gilabert, José Corral y Vicente Bernácer; y en algunos de los sellos son legibles comercios como Almacenes El Águila, Joyería y Relojería Amérigo, Farmacia Dr. Romero, Comestibles Leopoldo Asensio, Calzados Julián Infante, La China, Salchichería Extremeña, Sombrerería Iváñez, Óptica Cours, Nueva Sombrerería Acevedo, Farmacia J. Segura, Alpargatería Sogorb, Cortinas Orientales, Relojería y Óptica Corral o Armería Bernácer.

Foguera Plaza de Alfonso XII 1928. Solicitud de plantà (AMA. Expediente 1/28)

Pese a que, según consta en la prensa, sería la Banda de Música «La Lira» de Novelda la que acompañaría a la comisión durante los días centrales de esas primeras Fogueres, el citado documento, así como otros contenidos en el expediente 1/28 que se conserva en el Archivo Municipal de Alicante (AMA), recogen la petición de la actuación de la Banda Municipal de Música frente al Palacio Consistorial, invocando la vecindad de este, las noches del 23 y 24 de junio, con «música de autores españoles y de aires regionales», conciertos que quedarían autorizados en sesión de la Comisión Municipal, según recoge también la página 1 del Diario El Luchador del día 9 de mayo.

En las páginas de la prensa local, también podían leerse las actividades que esta comisión llevaba a cabo tanto para financiarse como para promocionarse. De este modo, el Diario El Día del 24 de mayo, en su página 3, ya apuntaba maneras en el monumento de esta foguera:
La comisión de la Plaza de Alfonso XII, tiene un proyecto fantástico, proyecto que ignora todavía la comisión. Porque a tres señores componentes de la misma, se les ha dado la misión de idear algo grande. Y ya está ideado.
[...] ¿Qué sorpresa nos traerán? Hay quien dice que se trata de una composición de figuras, entre las cuales se ven personajes alicantinos muy populares. Pero seguramente nadie dará con la verdad. La verdad es que la hoguera de la Plaza de Alfonso XII será una cosa grande.
Promoción no les faltaba. Y entre las actividades recaudatorias, tal vez cabe destacar la que ocupó las páginas de este mismo diario los días 26 de mayo y 15 de junio:
Una comisión integrada por los elementos que organizan la hoguera de la Plaza de Alfonso XII, han visitado a la bella artista Juanita Saeta, que se encuentra descansando en la tierra de sus amores, para pedirle su cooperación en una velada que preparan al objeto de recaudar fondos para la hoguera del "barrio", que es precisamente el barrio de la artista.
Anoche se celebró en el Teatro Nuevo de la calle de Jorge Juan, la anunciada velada para la recaudación de fondos con destino a la "foguera" de la plaza de Alfonso XII, que va a ser una cosa original, a juzgar por los trabajos de la comisión y por lo que hemos oído decir.
[...] Apareció la bella canzonetista alicantina Juanita Saeta, entre una ovación del respetable, que no cesó de aplaudirla como se merece su arte y su belleza.
El tan publicitado proyecto a plantar frente a la fachada del Ayuntamiento, venía de la mano del artista valenciano vencedor en la reciente edición de las Fallas de Valencia, Carlos Cortina Beltrán, con la foguera titulada De Jauja a Jijona, aunque con menos frecuencia se puede encontrar en prensa el lema El tranvía de Jauja. La autorización de plantà no sería concedida hasta el 29 de mayo, fecha en la que se presentó el boceto y un documento complementario que explicaba que era «una alegoría sutilmente irónica acerca del proyectado tranvía Alicante-Jijona. No se ataca ni ridiculiza a la Autoridad ni se producen con ello molestias a nadie. Trátase sólo de evidenciar la conveniencia de que esa ansiada mejora tenga realidad práctica». Pero el caso es que los dos grandes ángeles que tiraban del tranvía, lo que le daban era un toque de ensueño frente a la cruda realidad, que era más previsible, como se puede leer al final de la explicación en el número especial de El Tio Cuc de Fogueres 1928: «Be fan de dir que els ensomits son les mentires mes grans». El escrito pedía expresamente que el boceto fuera devuelto a la comisión, razón que podría explicar, en este caso, que no se conserve junto con el expediente, pero lo cierto es que ninguno de los bocetos pertenecientes a este primer ejercicio foguerer ha llegado a nuestros días.

El artista valenciano Carlos Cortina en su taller fallero

La prensa se deshacía en elogios. El Diario El Día del 23 de junio, en su página 1, decía: «La de la plaza del "Achuntament", es una crítica del tan cacareado y en "perspectiva" tranvía de Jijona. Es una de las mejores "fogueres", y es cosa seria. No se ha omitido detalle y merecen sus organizadores un aplauso entusiasta». Y añadía el Diario El Luchador de ese mismo día, en su página 2: «tiene verdaderos aciertos de concepción y ejecución. Hay además del motivo principal, ingeniosas críticas que el artista desarrolla en los testeros. El tranvía, tirado por dos angelotes y las figuras de los jijonencos, muy bien acabado todo». Pero lo cierto es que solo obtendría el Sexto Premio, que no estaba remunerado, pese a que era la foguera que más solidez técnica poseía de todas las plantadas en esta primera edición festera, hasta el punto de que, en cierto modo, su robustez puso en evidencia la inexperiencia y fragilidad del resto de los monumentos presentados a concurso.

Foguera Plaza de Alfonso XII 1928, cara frontal (AMA. Archivo Eugenio Bañón)
Foguera Plaza de Alfonso XII 1928, cara posterior (AMA. Colección Senante-Lamaignere)

Cabe añadir que el artista había vencido en Valencia, en concreto en la Falla Plaza de Mariano Benlliure, con otro tranvía, en ese caso portado por una gigantesca libélula, con el lema De Valencia a Nova York en les ales d’un parot, además de que, el de la Foguera Plaza de Alfonso XII, fue uno de los tres tranvías que se plantarían en Alicante, entre ellos el vencedor de la Foguera Barrio de Benalúa, por lo que no es de extrañar que, según cuenta el escritor alicantino Ginés Alberola Botella, una falla valenciana de 1929 «se refirió a las Hogueras y sus organizadores, con el lema "Micos d'imitasió"», si bien esto nunca ha quedado comprobado.

Falla Plaza de Mariano Benlliure 1928, de Carlos Cortina.
Primer Premio de la Sección Especial (Biblioteca Valenciana Nicolau Primitiu)

Dado que todo parece indicar que no se publicó llibret alguno de esta foguera en 1928, puesto que ha sido imposible encontrar referencia alguna al mismo ni en bibliotecas, ni en bibliografías, ni en coleccionistas, la única reseña más o menos completa que nos ha llegado del significado e intención de esta primera foguera de este distrito, es la contenida en el citado semanario El Tio Cuc, y es, íntegramente, la siguiente:
—¿Qué no te alses, Frasquitet?
¡mira que es ya masa tart!
—Ha vengut a despertarme
cuant estava ensomiant.
—¿Qué ensomiaves, fill meu?
—¡Ay, mare, cosa molt gran!
Un ansómit com aquélls
del llibre del capitá.
¿Sen recorda, mare? Aquell
de la prinsesa encantá
que feren reina de Jauja,
y cuant la van coronar
y anava mes orgullosa
en la carrosa real,
va despertar del ensómit
y al tirarse els mans al cap,
en conte de la corona
se va trobar un cabás
y la carrosa de reina
era un carro derrangat.
—Sí que recorde, fill meu.
¿Y tú que has ensomiat?
—Yo he ensomiat que una empresa
de la corte celestial
havía fet un tranvía
desde Xixona a Alacant
 un tranvía molt bonico
tot del mateix material
de les caixes de torró.
—¿Y lo demés?
—Ya vorá.
Les rodes de torró de armela
mes dur que el ferro colat;
els travesañs de guirlache
y els tableros de devant
de torró de fruta y yema
y de meló confitat.
—¡Quina dolsor de tranvía!
—Calle, que no se ha acabat.
Com el coche era del Limbo,
de una empresa selestial,
no anava tirat per mules
ni per la electrisitat
ni aspentant; com van els autos
de sent sincuanta cavalls
cuan en mich la carretera
se para un cavall de tants;
el tranvía caminava
per la forsa anchelical;
forsa motris molt barata
que ni fá gasto de pá,
perque son els anchels bovos
els motors que fan marchar.
—¡Chesus, Maria y Chusep!
¡Fill meu que presiositat!
—Calle, mare, que en cá falta.
—¡Chico, si estic alevá!
—Falta dir, que el conductor,
era Job, tot arrugat,
en unes barbes mes llargues
que un drama de Echegaray;
y el pobret, segurament,
per tindre ya molta edad,
no podent tocar el pito
ni la campana tocar,
com fan en tots els tranvíes,
en el moment de arrancar,
una ocarina tocava
en pasensia y resignat.
—¿Y va aplegar el tranvía
a Xixona, al arremat?
—No aplegat, señora mare;
encara está caminant
y allá en Xixona el esperen
para no cansarse tant
chugant' al truc y a la brisca...
El ensomit ya acabat.
—Be fan de dir que els ensomits
son les mentires mes grans.

1929.Beneida siga la curiositat

A pesar del inesperado resultado, en cuanto al poco éxito obtenido, del primer monumento de la Foguera Plaza de Alfonso XII, la comisión, encabezada en el nuevo ejercicio foguerer por José Mataix, se las prometía felices. No en vano, se recibían cartas de apoyo, como un buen ejemplo es la suscrita por los comerciantes de la calle Mayor, en la que declaraban su satisfacción por la actuación de dicha comisión, «por cuya causa no están dispuestos en modo alguno a contribuir a otra foguera que no sea esta». Entre la multitud de sellos y firmas se pueden leer con claridad: La Isla de Cuba, Maison Dorée, Muebles La Competidora, Librería-Papelería M. Pastor, Modas El Capricho, Confitería y Repostería Manuel Torres, Administración de Loterías N.º 2, Peluquería de Señoras José Lillo, La Hispano-Alemana, Confecciones El Bebé, La Flor Mallorquina, Fotografía Casa Sánchez, Zapatería Rafael Fernández, Radiophono, Pañería y Satrería Miguel Donat, Yris, Unión Musical Española, Almacén de Curtidos A. Herrero, Panadería Bartolomé Serrano, Comestibles Soler Lillo, Farmacia Dr. Aguiló, Bar España y Turrones Sirvent Miralles.

Con este ánimo, firmaban la solicitud de plantà el nuevo presidente, su contador y su tesorero, Cándido Sánchez, el 4 de mayo, cuya autorización llegaría el 3 de junio. Pero la realidad fue bien distinta, y el propio tesorero era entrevistado el día 6 del mismo mes por el Diario El Luchador, explicando en su primera página que «hasta el momento se han recaudado unas siete mil pesetas; que han contratado a la Banda de Música "La Independiente" de Jijona para los días 22, 23 y 24; que actuará como charamitero el popular "Talento"; que los fuegos artificiales los confeccionará el pirotécnico Climent, de Tángel». Y continuaba más adelante el diario: «Por lo enumerado y por la recaudación obtenida, se pone de manifiesto que en conjunto, comerciantes y personas pudientes que en esas vías están establecidos o habitan, no se han mostrado muy rumbosos, pese a la comisión que ha sudado la gota gorda buscando pesetas».

Callejero del distrito. Llibret de la Foguera Plaza de Alfonso XII 1929 (AMA)

A todo esto, salía a la calle el llibret de la Foguera que, si bien todavía no reflejaba la composición de su comisión, sí registraba por vez primera la relación de calles y plazas que componían el distrito: «Carrers de Francos Rodríguez (actual tramo final de la calle Mayor), Altamira, San Fernando, Esplaná (hasta la Rambla), Postiguet (actualmente Juan Bautista Lafora), Gravina, Jorge Juan, Niágara, Bendicho, Marqués (Callizo del Marqués), Cervantes, Cruz de Malta, Santa Faz, Pasaje Amérigo, Padilla (hoy no existe, fue absorbida en la prolongación de la Rambla), Pórtico Ansaldo, San Telmo, Lonja Caballeros, Doctor Esquerdo (absorbida igualmente por la Rambla), Lafarga, Triunfo (hoy Alberola Romero) y Plases de Ramiro, Progreso (de la Santísima Faz) y Alfonso XII».

También incorporaba esta sencilla y escueta Llista de les festes:
Tots els dies Diana per una música y pasacalle de charamita y tambor y nanos.
A mich día traca y charamita, y pasacalle per la música.
A les cuatre, charamita y nanos.
De les 6 a les 8 y de les 10 a les 12, consert per la música.
Día 22, per la nit, traca.
Día 23, per la nit, castell.
Día 24, per la nit, traca, y solemne cremá de la Foguera.
Según explican prolijamente los firmantes de la citada solicitud, en la base de la foguera «irán en sus distintos lados asunto alusivo al proyecto de escalinata del Arrabal Roig. Subida al Castillo de Santa Bárbara y sustituyendo los pinos por higueras y las figuras estarán representadas con cierta picardía. El chalet de Mancha caricaturizando los vehículos antiguos destinados a la desinfección. El proyecto de reforma de la Plaza de Alfonso XII. [...] Sobre la misma se elevará una casa con doble escalera por la que descenderán empleados de la limpieza pública y vecinos transportando la basura, todo esto con el propósito de ridiculizar a aquellos vecinos que no quisieron secundar la gran y acertada iniciativa de nuestro alcalde para la recogida de basuras en los pisos. En los lados de la casa aparecerá una copia exacta de un camión de los dedicados al transporte de la basura con un muñeco que automáticamente tocará la campana». Terminaba la explicación de la foguera añadiendo que el conjunto lo completaba un buen número de lo que hoy calificaríamos como ninots de carrer, repartidos por toda la plaza.

Boceto de la Foguera Plaza de Alfonso XII 1929 (AMA. Expediente 6/29)
Foguera Plaza de Alfonso XII 1929, cara frontal (Archivo Gabriel Soler Benítez)
Foguera Plaza de Alfonso XII 1929, cara posterior (AMA. Colección Senante-Lamaignere)

A fin de cuentas, resultó ser un sencillo, que no modesto, monumento foguerer, fruto del ingenio de uno de los componentes de la tripleta vencedora de la edición 1928, el reconocido pintor nacido en Villajoyosa, José Marced Furió, que no pudo repetir galardón, pues la aludida falta de recursos tuvo su repercusión y no fue premiada, aunque el resultado plantado fuera discreto. Según el boceto de 63 x 47,5 cm, realizado en acuarela azul, que se conserva en el expediente 6/29 del AMA, se tituló Beneida siga la curiositat. La explicación completa, muy extensa, que consta en el llibret se divide en cuatro partes o escenas, y comienza así:
Representa esta foguera
un asunt de actualitat:
el camión de la brosa
en el moment culminant
de arreplegar de les cases
les flors de «tilo» y «asar»
que van a parar después
a la fábrica de «Gal»,
que entre Niñoles y Alandí
han establit en San Blay.
Terminada la explicación, a modo de despedida incluye unos pequeños versos que se repetirían en años sucesivos como una parte tradicional en las explicaciones de los llibrets: «Esta es la foguereta / de la plasa de la Mar. / Si en ella la Comisió / ha conseguit agradar / y mereix el beneplácito / del públic y del veinat, / quedará molt satisfeta / y els aplausos partirá / en Marced, el gran artista / que l'ha feta y l'ha plantá». Lógicamente, en años sucesivos, se retocaba el texto según el o los artistas que plantaran la foguera.

Autorretrato del pintor alicantino José Marced

Por último, curiosamente tras la despedida, añade la descripción de las «figures de foguera» que, como parte del monumento, estaban situadas en la calle Francos Rodríguez (actual tramo final de la calle Mayor) y Altamira, que representaban, respectivamente, al torero Cagancho y al Negre Lloma.


1930.6 añs, 4 mesos y 13 díes

La complicada economía generada por el infructuoso ejercicio foguerer 1929, conllevó un nuevo cambio en el timón de la comisión. Pero esta vez, la persona que tomaría las riendas del distrito de la Plaza de Alfonso XII en una situación tan difícil, cuando las dejara pocos años más tarde lo haría con la Foguera en lo más alto. José Romeu Zarandieta, que lo sería todo en un futuro en la Fiesta, ya que llegaría a la presidencia de la entonces recién constituida Comisión Gestora, era un industrial valenciano afincado en Alicante desde niño, persona afable muy ligada al mundo del espectáculo, vinculado estrechamente a la vida alicantina, llegando a ser concejal del Ayuntamiento, y festero hasta la médula, reunía todos los ingredientes necesarios para la difícil empresa de sacar a flote una foguera en tan delicadas condiciones.

Caricatura de José Romeu Zarandieta (Autor: Ricardo García López «K-Hito»)

Para poder llevar a cabo la recuperación de la comisión que recién presidía, tuvo que facturar a la misma importantes sacrificios, comenzando por el propio monumento, para el que contrató a dos artistas muy poco conocidos, para los que además fue su única obra, ya que no repitieron en el arte foguerer. Se trata de J. Corredor, cuya filiación no es conocida, en colaboración con el pintor alicantino José Mingot Cremades, que construyeron la foguera titulada 6 añs, 4 mesos y 13 díes, según consta en el boceto general en tinta sobre papel vegetal de 41,5 x 26,8 cm, firmado por Corredor, que se conserva en el expediente 4/30 del AMA junto con seis escenas de la base realizadas con la misma técnica, en soporte de pequeño tamaño, también firmadas por Corredor.

Boceto de la Foguera Plaza de Alfonso XII 1930 (AMA. Expediente 4/30)
Foguera Plaza de Alfonso XII 1930. Bocetos de las escenas del zócalo (AMA. Expediente 4/30)

En documento oficial con el emblema de la Foguera, consta la primera relación conocida de comisionados de la misma, con sus correspondientes domicilios y cargos: José Romeu, presidente; José Rodríguez, vicepresidente; José Aznar, tesorero; Manuel Navarro, contador; Juan Cours, secretario; los vocales Ezequiel Climent, Juan Climent, José Climent, José Sevila, Francisco Ivánez, Miguel Donat, Antonio Maciá, Eustasio Moreno, Francisco Iborra, Pedro Padilla, Enrique Romeu y Benito Beltrán; constando, por último, Enrique Garriga como asesor artístico.

Foguera Plaza de Alfonso XII 1930. Relación de comisionados (AMA. Expediente 4/30)

En cuanto al citado emblema y estandarte de la Foguera, estaba basado en el cartel que Lorenzo Aguirre hiciera para Alicante-Atracción en 1928, principal colaboradora de José María Py en la fundación de Les Fogueres, cartel que además serviría de portada al programa de mano, y que en la insignia de la Foguera quedaba enmarcado entre las columnas del pórtico del Ayuntamiento. Nos viene dada la noticia del mismo en la página 1 del Diario El Luchador del día 21 de junio:
Lorenzo Aguirre, que acertó, el primer año de hogueras en Alicante, componiendo un cartel mural admirable para anunciar el festejo, tuvo también el buen gusto de plasmar el mismo asunto, con la misma espléndida tonalidad, sobre una manta valenciana, para que sirviera de estandarte a la hoguera de la Plaza de Alfonso XII. Si para cartel era ya una consecución admirable de unos motivos perfumados de localismo, sobre ese trozo de manta que sirve de estandarte, es más acentuado su sabor regional y destaca más el espíritu que Aguirre quiso identificar con su obra.

Emblema de la Foguera Plaza de Alfonso XII
Autor: Lorenzo Aguirre, basado en su cartel de 1928
(AMA. Tomado de documentos del expediente 4/30)

A la vista de la notable respuesta a la gestión de la nueva directiva, esta decide mantener otro año la laureada Banda de Música «La Independiente» de Jijona, «dirigida por el notable profesor don Antonio Hernández Mira», incorporando algunos músicos más, y ampliar notablemente el programa de fiestas, según queda reflejado en el llibret del ejercicio, con actos fundamentalmente dirigidos al vecindario. En dicho programa, además de las consabidas despertàs «por la dulzaina y tamboril con disparo de morteretes», tracas y pasacalles, e independientemente de los actos oficiales que, por razones obvias, partían o se celebraban en la plaza de Alfonso XII, podemos encontrar actividades tales como: veladas musicales, conciertos y verbenas «al estilo de Madrid», concursos de peinados y mantones de Manila, festejos populares con cucañas y carreras de sacos, etc.; pero hubo otras que fueron especialmente señaladas, y se convirtieron en clásicas de este distrito.

A las ocho de la mañana, tras la despertà, se celebraba una Diana en la que se volvía a recorrer el barrio con la banda «acompañada de los enanos». Y es que José Romeu era propietario de una importante colección de cabezudos, que hacían las delicias de niños y mayores. Por otra parte, el día 23 de junio se celebraba una de las actividades más simpáticas, que venía así referida en el programa festero del distrito:
A las doce, llegada de la Banda exótica mora de Beni-Berás-Kanela (África Central). Se anunciará por medio de Bombas elevadoras explosivas la entrada por la bocana del Puerto, del buque que la conduce y el momento del desembarco en la Escalinata Regia, en donde la Comisión de la Foguera dará la bienvenida a los expedicionarios a cuyo frente vendrán prestigiosos moros Notables y entre ellos algún Sobresaliente, los cuales vestirán su típico traje de gran gala. Acto seguido se iniciará el desfile por todo el distrito durante el cual los mencionados moros Notables saludarán a la población en la forma típica y tradicional de su país o sea disparando incesantemente sus detonantes arcabuces.
Esta actividad, muy relacionada con los festejos de Moros y Cristianos, atuendos incluidos, que se convertiría en un clásico, se vería reforzada especialmente a partir del siguiente ejercicio con la contratación de una peculiar banda de música alcoyana, que llegó a hacerse muy famosa en nuestras fiestas. Y, por último, el día de San Juan, se procedía de diez a doce de la mañana al «reparto de limosnas a los pobres», lo que tenía lugar en la Plaza de Alfonso XII, junto a la foguera, igualmente amenizado por la banda.

Otros documentos contenidos en el expediente hacen mención a una solicitud, fechada 13 de junio, de instalación de postes para adornar con guirnaldas la verbena, en el tramo de la calle San Fernando comprendido entre las calles Cruz de Malta y Cervantes, así como un templete para la banda de música, que ocuparía parte de la acera del Ayuntamiento, comprometiéndose la comisión a reparar los desperfectos que se pudieran dar en ambos casos. Las autorizaciones llegarían en comunicación de Alcaldía fechada el 18 de junio.

Los «cabezudos» de José Romeu Zarandieta (AMA. Colección Francisco Sánchez)

Y en cuanto a la solicitud de plantà, fue firmada y presentada por el propio José Romeu mucho antes, el 22 de marzo de 1930, quedando autorizada el 8 de abril. Adjuntaba una memoria en dos partes, la primera de las cuales hace referencia a lo que representa el conjunto de la foguera: «En el centro una máquina apisonadora que lleva delante un mico, tiene debajo a una prensa y a una figura de mujer con el escudo de la Nación entre las manos. Esto se entenderá que la Prensa y la Constitución del 76, estuvieron debajo del poder de la Dictadura durante el periodo de permanencia de esta». Esta parte central del monumento, se rodeaba de escenas alusivas a la represión y castigo a políticos, la especulación de la peseta, la deuda contraída y los destierros impuestos. Y la segunda parte de la citada memoria detalla las pinturas del pedestal, con referencias similares, donde destacaba «una inscripción (28 de enero de 1930) con un sol saliendo por el horizonte, en cuyo centro figurará una piqueta demoledora. Esto es el día de fin de la Dictadura».

La primera censura de la que hay constancia en medios escritos se llevó a cabo en esta foguera, según se insinúa en el Diario de Alicante del 23 de junio, dada la referencia clara de la misma al desmoronamiento político del régimen de Primo de Rivera, en concreto en el ninot que aparecía en el boceto, ninot que tuvo que ser sustituido por un mono, ya que representaba al dictador mientras atropellaba a la Constitución. Obvio es decir que el lema 6 añs, 4 mesos y 13 díes, no era otra cosa que la duración de la entonces ya extinta dictadura del general Primo de Rivera.

Llibret de la Foguera Plaza de Alfonso XII 1930 (AMA)

Ferrándiz Torremocha, en sus comentarios habituales de los monumentos plantados que escribía para el Diario El Luchador, reflejaba lo siguiente en su edición del 21 de junio de 1930, página 3:
No son de condena por un crimen... Es el castigo que España sufrió por cobardía moral... y de la otra. Es el lapso de tiempo que nos avergonzó ante el mundo la Dictadura... Esa apisonadora, aplastó la Constitución, laminó a la Prensa, destrozó leyes, derechos y dignidades... Por eso está en quiebra la caja del Estado... En la balanza financiera, la peseta muerde el polvo y se eleva el áureo reflejo de la Libra... Cruzaron la frontera gentes de entero carácter y rubor en las mejillas...
Todo acaba, empero... Y la misma soberbia que elevara a esa Dictadura la hizo reventar de orgullo. Vedla ahí bajo tierra, grafiada en la cruz del no ser... Todo acabó; todo terminó, es verdad, hasta... lo que hay que tener para ser pueblos dignos y progresistas.

Foguera Plaza de Alfonso XII 1930 (Archivo Gabriel Soler Benítez)

Pero la explicación más completa de la foguera plantada en la Plaza de Alfonso XII en el ejercicio foguerer de 1930, que al final resultó ser un monumento muy digno para los medios con los que había contado, la recoge, como es habitual, el llibret de la comisión, firmada por El Tio Cuc, que no es ni más ni menos que la pluma de José Coloma Pellicer, director del popular semanario alicantino, y repetía la despedida final que ya hiciera en el ejemplar de 1929. Comienza explicando que «El tío Visent el Miñó / y el tío Sirilo Polsera, / mantinen conversasió / y donen la explicación / del asunt de esta foguera». Veamos, para terminar, qué decían del cuerpo central y los cuadros de las bases de la foguera, en un par de fragmentos:
Eixe rulo representa
aquell govern tan morral
que tan pronte pillá l'olla
del puchero nasional,
se va tirar al coleto
els millors trósos de carn,
y pa millor fer la seua,
suprimí les llibertats,
posá bosos als borregos
y después els va esquilar.
[...] Cuadro primer: Representa
el moment interesant
de espulgar als españols
y de deixarlos pelats.
Cuadro segón: Solemnisim
momento de fabricar
partidaris de la U. P.
per mich de mole y a estall.
Cuadro terser: Representa
el tren de Alcoy a Alacant
y la mina de villets
que algúns se van encontrar.
Cuadro cuart: Mes de chiner:
el sol de la llibertat
ardix en flames y mata
al govern dictatorial.

1931. El triunfo de les fogueres, o Cant a Alacant

La gestión del primer año de presidencia de José Romeu, a la sazón tesorero de la nueva Comisión Gestora, ya reconocida por el consistorio alicantino, había dado sus frutos. La ahora denominada Foguera Plaza de la República por el cambio de rotulación de dicha plaza, consecuencia obvia del nuevo régimen político, la II República Española, vivió en 1931 un año de transición que le llevaría al periodo más triunfal de su historia, de modo que hizo bueno el lema del monumento que se plantara este ejercicio frente al Ayuntamiento de nuestra ciudad, El triunfo de les fogueres, según se recoge en el expediente 11/31 del AMA.

Esto era razón suficiente para que fuera de todo punto innecesario retoque alguno en la junta directiva, en una comisión en la que, según el libro Registro de Socios que se conserva en el AMA, tan solo causaron baja los vocales Rafael Soler, José Esclapés, Teodoro R. Vidal y Pedro López. Una comisión que siguió trabajando en profundidad el programa de fiestas del distrito, consiguiendo captar no solo la colaboración y las aportaciones económicas de más vecinos y comerciantes, sino que también la atención de la prensa, que cada vez prestaba más espacios a la Foguera Plaza de la República.

Llibret de la Foguera Plaza de la República 1931 (Archivo Cristina López Moya)

Uno de los mayores aciertos fue la contratación de la Banda de Música «La Nueva Iris» de Alcoy, para amenizar los festejos del distrito, «dirigida por el eminente profesor D. José Carbonell», cuya particular modo de actuar y desfilar, ataviados de ropajes moriscos al más puro estilo de los Moros y Cristianos de su población de origen, reforzaba la apuesta que en este sentido ya iniciara la comisión el ejercicio anterior. Así, reforzado todo con la cada más vez frecuente presencia de la colección de cabezudos de José Romeu, se intensificaban las actividades populares: «carreras de sacos, burros, cucañas, juegos japoneses y gran chocolatá», se alternaban con veladas musicales y conciertos; consolidándose otros actos como el reparto de limosnas de la mañana del día 23 de junio, junto a la foguera.

Pero, sin lugar a dudas, y abundando en lo anterior en relación a la presencia de las fiestas alcoyanas, la atracción más esperada tendría lugar en la tarde del 22, con el «gran desembarco de los ejércitos morunos con su Banda "Beni-Beras-Moj-Ama", figurando al frente de dichas fuerzas varios notables Kaides y el santón de la Kabila de "Beni-Ma-Met-Kafe-Licó" recorriendo el distrito». Y el tema morisco todavía no terminaba ahí, pues en la noche del día siguiente se anunciaba un «grandioso castillo de fuegos artificiales por el afamado pirotécnico Baldomero Climent, de Tánger-marroquí», que en realidad era del Tángel alicantino.

Boceto de la Foguera Plaza de la República 1931 (AMA. Expediente 11/31)

Fue tal la presencia, un tanto ruidosa, eso sí, del ambiente moro en las calles alicantinas, que mereció estas líneas del Diario El Luchador, en su número del 23 de junio, segunda página:
El desembarco de la comparsa mora, contratada para la «foguera» de la plaza de la República, fue muy vistosa. El público admiró la marcialidad y la «guapesa» de los «infieles» y la belleza de las muchachas que con ellos venían. También se elogió la actuación de la banda de música, muy a tono con el momento.
...Y comenzó a correrse la pólvora, que no ha terminado; los moritos sueltos, esparcidos por la ciudad, armados de su arcabuz y de su cesta de municiones, soltaban trabucazos lo mismo dentro de un café, que en la Explanada durante el concierto, que a las tres y a las cuatro de la mañana en las calles.
Y a eso no hay derecho. ¡Moros, pero no tanto!
La solicitud de plantà de la foguera fue firmada y presentada por el tesorero de la comisión, José Aznar Hernández, fechada y autorizada el 30 de mayo de 1931. Como se puede comprobar en su expediente, contiene anexos un magnífico boceto en tinta y acuarela de 60 x 42,5 cm, y una extensa memoria descriptiva del monumento. El boceto tuvo que sufrir recientemente un intenso proceso de restauración, en concreto entre junio y agosto de 2000, a cargo de la técnico del Ayuntamiento responsable de la obra acometida sobre papel o pergamino, Gertrudis Gómez Martínez. Hoy está enmarcado y expuesto en una de las estancias del Archivo Municipal de Alicante.

El escultor Juan Esteve (arriba) y el pintor Francisco Muñoz (abajo).
Artistas alicantinos de fogueres

Para su ejecución, esta vez sí se pudo contratar a artistas de prestigio, como lo eran el escultor alicantino Juan Esteve García, que firmó la foguera con el también alicantino pintor Francisco Muñoz Gosálbez, único artista con el que colaboraría en su carrera foguerera, aparte de su hermano Gaspar, ambos muy queridos y apreciados por la familia festera. Llevaron adelante un interesante monumento, aunque todavía modesto, que titularon El triunfo de les fogueres, si bien en el llibret aparece como Cant a Alacant. Una foguera de sencilla factura, escasamente ornamentada, pero con unos ninots cargados de expresividad y una velada alusión y enaltecimiento al recién instaurado régimen republicano, en connotación con las bondades alicantinas. Recibiría el Quinto Premio, dotado con 250 pesetas, si bien el Diario El Luchador del día 23 de junio, en la mencionada segunda página, aclara que se trataba de un «Premio de Turismo, partido en dos iguales, para las fogueras de la Plaza de la República y para la de la Plaza del Puente». No obstante, era un triunfo después de lo ocurrido en las dos ediciones anteriores de la Fiesta, y anticipaba éxitos mayores.

Foguera Plaza de la República 1931 (AMA)

La mencionada memoria de esta foguera, en la que continúa leyendo en el sello de caucho «Foguera San Chuan * Plasa Achuntament * Alacant», dice íntegramente:
La diosa Alicante, gentil y hermosa no pudiendo por menos de sentir los impulsos del entusiasmo por su típica y tradicional fiesta de les Fogueres de San Chuan, no titubea de lanzar sus pasos por el mundo entero enarbolando en su mano izquierda la heroica bandera de Alicante y con la derecha su trompa de la fama la que hace sonar con toda la fuerza de sus pulmones como anuncio y augurio de la magnificencia y grandiosidad de tan populares fogueres a cuyo llamamiento acuden con verdadero entusiasmo las provincias de España, admirando con verdadero júbilo la entrada triunfal de las fogueres que envuelta entre las nubes que cubren Alicante, asoma vertiginosamente una cuadriga en cuya figura que los dirige no sólo empuña las bridas de sus briosos caballos sino que en su expuesta y peligrosa carrera, lleva sobre la otra mano la llama de su antorcha con que prender las diversas fogueras que en distintas calles de Alicante se levantan con motivo de su tradicional fiesta, cuyo éxito se transmiten por telégrafo y cuyas noticias recoge la Prensa mundial, al igual se hace referencia de las principales vistas de la población que rica en luz y alegre por naturaleza, sin olvidar la riqueza y gusto arquitectónico de sus edificios, se pretende que Alicante figure en lugar preeminente, que es afán y deseo de todo buen Alicantino.
No faltó la personal visión de Ferrándiz Torremocha, en su habitual sección del Diario El Luchador del día 22 de junio, en su página sexta:
La Fama, sonando su vibrante corneta, y de pie sobre la esfera del mundo, lanza a los cuatro vientos la hermosura de Alicante, las excelencias de su clima, las estampas magníficas de sus paisajes y la espectacular fiesta de les fogueres, que, para hermosear más a Alicante, la enjoyelan de auridiscentes reflejos y tonalidades rojas de triunfo.
Por esos trompetazos de la Fama acuden a esta capital gentes de todos los países que, en esta hoguera, se representan por ese grupo que sube hacia esa región gloriosa por donde galopa esa cuádriga romana, y en cuyo carro va el espíritu de les fogueres, al aire la antorcha síntesis de nuestra fiesta.
Otras alegorías completan la fisonomía de esta foguera, fuertemente alicantinista y de admirable significado.
Y en cuanto a la explicación completa que consta en el llibret de la Foguera, que se sigue de la despedida ya habitual, sus versos juegan permanentemente con un doble sentido, combinando las bondades del nuevo régimen con las de nuestra ciudad, en una ambigüedad constante. 
Va davant fent llum la Gloria,
que ve en oberta carrera
de la cuádriga ilusoria
enganchá a cada foguera,
per a asaltar la victoria.
Avansa sense parar;
no hiá obstácul ni perill
que no puga dominar,
bolant alt, sobre el espill
transparent de nostre mar.

1932.Cuatre coses de Alacant

Claras las líneas de actuación, la comisión de la Foguera Plaza de la República repite íntegramente su composición, tanto en directiva como en vocalía. La evolución del distrito lleva a este colectivo a poder optar a lo más alto, gracias a los excelentes resultados de captación de vecindario y de entidades colaboradoras, merced a la magnífica actividad desarrollada en los dos últimos años, en un enclave tan emblemático de Alicante, que también facilitó las cosas de cara a conseguir una importante publicidad en la prensa. Llegó la hora de apostar fuerte, y la Foguera lo hace contratando al flamante vencedor de la edición 1931 de Les Fogueres, Gastón Castelló Bravo, amigo personal de Romeu Zarandieta, que estaba creciendo exponencialmente en arte y en fama, no precisaba presentación alguna y era sinónimo de éxito asegurado. No había alicantino que no hubiera oído hablar de él, que no conociera sus fogueres, su pintura, su sencillez, su humildad, la coherencia entre persona y obra y, sobre todo, su bondad, su fama de hombre bueno.

Llibret de la Foguera Plaza de la República 1932 (AMA)

Pero volvamos a las actividades festeras de esta floreciente comisión, siempre de la mano de la ya famosa Banda de Música «La Nueva Iris» de Alcoy y de los cabezudos de Romeu Zarandieta, con sus juegos populares, verbenas y conciertos, sin olvidar el reparto de limosnas y la ya esperada «gran entrada de los ejércitos morunos con su Banda "Beni-Beras-Moj-Ama", figurando al frente de dichas fuerzas varios notables Kaides y el santón de la Kábila de "Beni-Pe-Pet-Ro-Chet" recorriendo el distrito», así como la pirotecnia de «"Bal-Do-Mero-Ment-Cli" de Tánger marroquí».

Lo que comenzó siendo una simpática actividad de la comisión dentro de su calendario de festejos, se había convertido en un acto de referencia en los días centrales de Fogueres. La prensa ya no se conformaba con sencillas reseñas, y así, el Diario El Luchador del 23 de junio de 1932, publicaba en primera página la columna «Desfile de una cabalgata»:
La comisión de la «foguera» del Achuntament», organizó ayer tarde una vistosa cabalgata que con su reina mora y demás elementos decorativos recorrió el distrito, entre la admiración de las gentes. Formaba en la cabalgata y era parte principal de ella la banda Nueva Iris de Alcoy que con sus trajes típicos de moro, prestó gran fuerza al festejo.
Ayer tarde a las siete, esta Comisión de la foguera de la Plaza de la República, obsequió a sus vecinos y al público en general, con un bonito y típico número de fiesta, que fue de solaz esparcimiento para todos los que la presenciaron.
Este número, titulado, «Gran entrada de los Ejércitos Morunos», hizo las delicias de grandes y chicos con sus típicas danzas, llenas de gracia y originalidad. Comenzando por sus Escuadras, de formación irreprochable, y terminando por el último de sus componentes todo contribuyó para anotarse una vez más, esta magnífica y simpática Banda, una nota inmejorable, en el haber de su Historial.
Su director don José Carbonell, trabajador incansable, compuso ya tiempo, dos números, llenos de ritmo y matiz verdaderamente moruno, titulados «Els moros riense» y «Lloiuse Morets», que fueron interpretados magistralmente por la Banda, oyendo a su paso por las calles del Distrito, entusiastas y calurosas ovaciones.
Iban a la cabeza la Escuadra de Guerrilleros que vestían bonitos trajes, a continuación, bellísimas señoritas ataviadas con preciosos y ricos trajes de moras, acto seguido, las calabazas y cajas chinas, cerrando la marcha la Banda, que tantos triunfos ha alcanzado en poco tiempo en nuestra querida Terreta.
Incluso en el Ayuntamiento de Alicante, se otorgaría una distinción a esta banda de música, tal como refiere el citado diario en su edición del día de San Juan:
Esta mañana en el Ayuntamiento, el señor Alcalde en nombre de la Comisión de la «Foguera del Achuntament» y de la ciudad entera, ha colocado una corbata a la bandera de la banda de música «Nueva Iris» de Alcoy, que ameniza los festejos de aquel distrito.
En el acto que ha sido cordialísimo, el señor Carbonell ha pronunciado unas efusivas palabras de cordialidad, para los alcoyanos, pidiendo que es necesario que todos los pueblos se sientan alicantinos cuando visiten la capital, puesto que todos hermanos hemos de estar en nuestra casa allá donde nos encontremos en terreno de la provincia.
Se han cruzado saludos y vivas para Alicante y para Alcoy.
El público ha ovacionado constantemente y con entusiasmo al alcalde y a los músicos alcoyanos.
El 8 de junio de 1932, la solicitud de plantà firmada en esa fecha por José Aznar Hernández, tesorero de la comisión, se presentaba en el Registro, pasando a informe de la Comisión de Fomento al día siguiente, que la autorizaría el 10 de junio. Se acompañaba de un vasto boceto en tinta sobre papel vegetal, de 46,4 x 61,8 cm, así como una descripción de las cuatro caras del monumento. Ambos documentos se conservan en el expediente 19/32 del AMA. Cuatre coses de Alacant, mediría 8 x 8 m de base y otros 8 m de altura, y conquistaría el Segundo Premio, dotado con 600 pesetas, siendo una de las obras que mejor reflejan la estética gastoniana.

Boceto de la Foguera Plaza de la República 1932 (AMA. Expediente 19/32)

Sin duda, durante el periodo de 1931 a 1936 tuvo lugar la mejor etapa creativa de la dilatada carrera como artesano de fogueres de Gastón Castelló, coincidiendo con la revitalización ciudadana y cultural que tuvo lugar con la II República. De 1932 a 1936 plantaría ininterrumpidamente en este distrito. Es entonces cuando nace el tan traído y llevado «Estilo Alicantino», que adquirió con él una personalidad fácilmente identificable, y al que se adhirieron la mayoría de creadores del momento. Además de lanzar unas pautas artísticas básicas, como la utilización de volúmenes en disposición simétrica sobre podios, la estilización de figuras y el uso de formas geométricas en disposición vertical y semicircular, las obras realizadas esos cinco años significaron el éxito de una estética artesana que comenzaba a arraigar en el gusto popular, donde destacaba el tratamiento plano de figuras y superficies, y donde la simplificación de formas y diseños, y la repetición de motivos y figuras, contrastaban con la extraordinaria monumentalidad del conjunto. Se distinguían por su mayor frescura creativa y compositiva, tal vez por el hecho de haber sido fruto de una reflexión estética minuciosa. Aquellos monumentos, sencillos pero a su vez solemnes y conmovedores, estuvieron siempre al acecho de la modernidad y la vanguardia, como es buen ejemplo que, gracias a la colaboración de su padre, mecánico de profesión, incorporaran movimiento, juegos de luces y sombras, y otros efectos.

En la memoria entregada conjuntamente con la solicitud de plantà, explicaba José Aznar que cada cara de la foguera la ocupaba una estación del año:
«Primavera» [...] Una figura que sostiene una guirnalda de flores y en la parte baja de ella, una figura tocando el violón que representa a Alicante y detrás de ella, tres ninfas con sus trompetas de la fama que anuncian las bondades del clima de Alicante.
«Verano» [...] Una parte de la explanada con un arco de bombillas y dentro de esta superficie hay una higuera a la que hay subido un hombre. Bajo de esta parte hay una barca con varias personas en su interior. Esta barca representa «els forasters aburrits» que se marchan a otras playas a veranear.
«Otoño» [...] Se representa la Plaza de la República una vez derrumbados los porches o sea el proyecto del arquitecto de Alcoy y que se publicó en varios periódicos de la localidad. Bajo de esta vista, hay una dama durmiendo y en sueños ve como el tren de Obras del puerto se lleva todas las casas de los porches desde la Plaza de la República a la mar. Este tren es de movimiento.
«Invierno» [...] Dos figuras una mirando el cartel mural de las fiestas de Enero y otra (un extranjero) mirando el termómetro y este está extrañado de ver la temperatura. En el centro tres figuras abanicándose y que representan los tres días de fiestas.
Cabe destacar que, la cara rotulada en la foguera como «Otoño», contenía la muestra del mencionado movimiento, habitual en las obras de Gastón, en este caso en forma de un pequeño tren accionado por energía eléctrica, que circulaba sin parar y que era el que se llevaba los porches antiguos de la plaza de la República para tirarlos al mar. Y no solo eso, sino que además echaba abundante humo, gracias a una mezcla química igualmente ideada por el padre de Gastón.

Las cuatro caras de la Foguera Plaza de la República 1932:
«Primavera» (Archivo Miguel Castelló Villena),
«Verano» (Archivo Armando Parodi),
«Otoño» (Archivo Familia Collía) e
«Invierno» (Archivo Gabriel Soler Benítez)

La explicación completa, bastante extensa, la encontramos de nuevo escrita por José Coloma Pellicer en el llibret de la Foguera, dividida en cinco partes, una introducción y las cuatro estaciones, más la clásica despedida. Este es el fragmento inicial, que sitúa al espectador en el contexto del significado del monumento:
La foguera se titula
«Cuatre coses de Alacant»;
pero son tantes les coses
bones y males que hay,
que pa ferse la foguera
tan sols cuatre en han triat
per a posarles en solfa,
sense intensió, clar está,
de disgustar a ningú;
sols se fa per despertar
l'esperit alicantí
dels que ocupen puestos alts
que dormen mes que el alcheps,
y dormen tan desansiats,
que no els desperten ni a tirs
serenos ni vichilants.
El inchénit del artista
en molt asert ha lograt
unir el art en la sátira,
y les coses de Alacant
presenta maravelloses
en un simbólic enllás
en les cuatre alegories
de les estasións del añ.

La Foguera de la «Plasa del Achuntament» (2.ª parte)

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1933. El mon de les imperfecsións

La siempre popularmente conocida como Foguera de la «Plasa del Achuntament» había alcanzado la principal meta que su comisión se había marcado: estar en la élite. El siguiente paso era mantenerse en ella y conseguir sentar unas bases firmes para optar al premio máximo. Con esa filosofía, el presidente José Romeu hizo un único retoque en su junta directiva, incorporando, según consta en el Registro de Socios que se conserva en el AMA, a Ezequiel Climent como vicesecretario, pues el trabajo burocrático y organizativo crecía y el secretario Juan Cours no podía abarcarlo todo.

Llibret de la Foguera Plaza de la República 1933 (AMA)

Por otra parte, creada en este ejercicio la figura del «Foguerer Machor», la comisión tuvo el honor de contar como su primer cargo así denominado a Luis Pérez Bueno, abogado y escritor y conferenciante sobre temas artísticos, que fuera alcalde de Alicante en 1909, y una de cuyas principales aportaciones fue la coordinación de una exposición de pinturas en el Ateneo de nuestra ciudad, cuyos beneficios fueron a repercutir directamente en la Foguera. También era elegida la primera bellesa del distrito, figura creada en el ejercicio pasado sin que las candidatas estuvieran ese primer año adscritas a comisión alguna, cargo que recayó en la señorita Isabel Martínez.

Bellesa 1933 de la Foguera Plaza de la República.
Srta. Isabel Martínez (AMA. Llibret 1933)

La principal novedad en este ejercicio foguerer de 1933 la encontramos en la aparición de la primera barraca del distrito, igualmente presidida por Romeu Zarandieta, bautizada Peña «Alicántara», de estética morisca, como no podía ser de otra manera, cuyo piso superior serviría a la Foguera como templete para la música. Esta denominación aparecería en prensa y otras pubicaciones con multitud de variantes, «Ali-Cántara», «Ali-Kantara», «Aly-Kantara», «Alikántara»... pero la que aparece oficialmente en su expediente es «Alicántara», y así nos referiremos a ella. Luego la conoceremos con más detalle.

La programación festera apenas sufrió cambio alguno por ello, manteniendo como estrellas la Banda de Música «La Nueva Iris» de Alcoy y los cabezudos de Romeu, reincidiendo y reinventando ese «gran desfile de los ejércitos morunos con su banda "Beni-Mamet-Pepet", figurando al frente de dichas fuerzas notables Kaides y el Santón de la kábila de "Beni-Mamet-Pepet-Rochet", desfilando por las calles de Jorge Juan, Plaza República, Pórtico Ansaldo, Mayor, Plaza Constitución, Altamira y Plaza República». Y no olvidemos que el ambiente festero en la plaza y otros enclaves del distrito se veía incrementado con la celebración de actos oficiales que partían o transcurrían por él, y que este ejercicio, además, se potenciaba con diversas celebraciones deportivas que también afectaban por cercanía a la plaza de la República.

En la información contenida en el expediente 15/33 del AMA, consta como lema del monumento foguerer, una nueva genialidad de Gastón Castelló Bravo, El mon de les imperfecsións, que repetiría galardón alcanzando el Segundo Premio, en concreto de la Categoría A, ya que este año se calificaban por vez primera los monumentos en función de su coste, premio dotado con 750 pesetas. Una memoria descriptiva, así como una foto autorizada de 17 x 12 cm de un boceto en tinta, acompañan la solicitud de plantà que José Romeu firmaba el 30 de mayo de 1933, y que quedaría autorizada con fecha 5 de junio.

Foguera Plaza de la República 1933. Fotografía autorizada del boceto (AMA. Expediente 15/33)

En el Diario El Luchador del 24 de junio de 1932, Gastón ya anunciaba sus intenciones para con esta foguera: «Estoy dispuesto el año que viene, si es que hago alguna foguera, a que se me deje en libertad para hacer algo que no guarde ninguna relación con la ciudad». Dicho y hecho, la foguera de 1933 plasmaba la supremacía de los fuertes sobre los débiles, empezando por los insectos hasta llegar al hombre, que no duda en matar a sus semejantes. La descripción de la foguera, que no recoge dimensiones de la misma, sí explica sucintamente las tres caras de que constaría:
En la primera se observa un habitante de un planeta superior que viene a visitar la tierra, y Miss Universo le acompaña diciéndole: «El único ser perfecto de la creación es el hombre. Mirad cómo se yergue orgulloso sobre el resto de la creación. Ved qué lucha tan injusta, los seres fuertes sin piedad devoran a los débiles».
En la segunda fachada, pasan por un lugar donde los insectos se devoran unos a otros, y el habitante exótico dice que las luchas en el bajo suelo tienen el mismo dolor que en las altas esferas. Últimamente se dirige donde está el hombre y ve que también mata a seres que nada pueden hacer contra él para después devorarlos y además emplea procedimientos terribles para matar a sus semejantes.
Entonces el extraño ser se dirige al hombre que está erguido sobre todo y le dice: «Baja de ahí pretencioso, que tú eres peor que todos».
Pero, a tenor de lo que el citado diario publicara en la página 1 de la edición del 24 de junio de 1933, no parece que este giro temático agradara del todo al respetable:
Bien que haya alcanzado este sello ornamental que alcanzó a darle Gastón Castelló, creando escuela personal; bien que se le de a la «foguera» este matiz de finura, de elegancia, que va adquiriendo, que adquirió ya en gran parte —tal la premiada en primer lugar, tal la de la Plaza de la República—, aunque consideremos que se alejen un poco de la inteligencia rudimentaria del buen pueblo. Se nos dirá y estamos conformes con ello, que así se educará la sensibilidad popular que pronto alcanzará estas sutilezas creadas por Gastón y por sus discípulos. Pero no debemos generalizar demasiado; también es conveniente que la «foguera» no pierda totalmente su carácter de sátira del pueblo rudimentaria y fácil.
[...] Las comisiones no deben dejar al artista que imagine el asunto, porque de ahí el mal de que se repita mucho una misma crítica. Es el vecindario quien debe elegir el asunto a satirizar encargando al artista que lo interprete.
Foguera Plaza de la República 1933 (Archivo Familia Collía)
Foguera Plaza de la República 1933 (AMA. Colección Frías Peraza)

Se trataba de una composición tendente a la horizontalidad, de planta triangular, que intercalaba simétricamente elementos geométricos, con reiteración en el remate de una figura atlética característica y peculiar. Contenía, mediante iluminación indirecta nocturna, unos atractivos efectos de luces y sombras que sentaron precedente entre los artistas de su época. A esta foguera pertenecen unos relieves escultóricos muy recordados, en forma de tres figuras de pensadores repetidas, situadas directamente debajo del enigmático gigante de las tres caras del remate, que sujetaba el cartel «Yo soy más que todos», y que Gastón moldeó tomando como modelo al famoso atleta alicantino, uno de los fundadores del Club Atlético Montemar, Ángel «Nano» Albert, hermano de un inseparable amigo del artista, el maestro cartelista Manuel Albert. De hecho, en una fotografía realizada en el taller de Gastón, donde este se inspiraba en aquel, escribió el artista en el dorso de la foto: «Me he inspirado un poco en el arte "Azteca" (México) que siempre adornan la cabeza y hacen los hombros anchos, enormes, pecho corto y cuadrado, cintura muy estrecha».

Foguera Plaza de la República 1933. Gastón Castelló trabajando el remate de la foguera.
El modelo es el atleta alicantino Ángel Albert González (Archivo Familia Albert)

Sería el último año que sus fogueres tendrían movimiento, pues este mismo año 1934 falleció su padre, alma máter de sus mecanismos, y Gastón comentaba al respecto: «Desde esta fecha mis figuras se quedaron estáticas como un profundo homenaje a su memoria».

La explicación completa, que aparece en el llibret de la Foguera Plaza de la República 1933, bastante extensa como venía siendo habitual, está firmada con el irónico seudónimo de «Batiste Cama y Pebrella. Picapedrer versaor», que probablemente lleve detrás al habitual Juan Coloma, director de El Tio Cuc. Constaba de un preámbulo y tres partes, una por cada cara del monumento, con un comentario final. Veamos un significativo fragmento del preámbulo:
Desarrolla en la Foguera 
en tots els seus pormenors, 
un tema molt filosófic
tal, com les imperfecsións 
de tots els sers de la Terra, 
desde que este mon es mon.
(De aixó ya fa un rato llar
y encara está sense adob).
Tres parts formen la Foguera
en la seua descripsió
y les tres son espresives,
a cual d'elles la millor;
y contemplant el conchunt,
es un esclat de color
que desllumbra y que cautiva...
¡Qué gran artista es Gastón!
En cuanto a la recién constituida Barraca Peña «Alicántara», su también presidente José Romeu solicitaba la plantà el mismo día 30 de mayo que lo hiciera para la Foguera del distrito, en concreto en la antigua ubicación del templete para la música que instalaba la misma, «en la acera del Ayuntamiento en la parte comprendida entre la esquina del primer pórtico hasta la jamba derecha de la primera puerta».

Los cuarenta miembros que formaron esta comisión, financiaron la construcción de una portada a modo de casa estilo árabe de medidas considerables, 12 x 4 m de base y 4 m de altura, cuyo autor desconocemos, y de la que en el expediente 16/33 del AMA se conserva una foto autorizada del boceto de 13,6 x 9,5 cm, foto que se repite en los de los sucesivos ejercicios, catalogados B-4/35 y B-3/36, con lo que se deduce que dicha portada no era quemada sino desmontada.

Barraca Peña Alicántara 1933. Fotografía autorizada del boceto (AMA. Expediente 16/33)

Y los nuevos barraquers, por lo que parece, tenían prisa en ver montada su primera portada, y así lo advierte el Diario El Luchador del día 21 de junio, en su primera página:
Los animosos componentes de la peña «Ali-kantara» que han construido un magnífico templete —barraca árabe— en la Plaza de la República, la dejaron ya plantada anoche y la inauguraron aunque de una manera extraoficial, pero la inauguraron. La obra es artísticamente magnífica, de buen gusto, de un agradable conjunto, de un depurado estilo; rica y suntuosa, de una nota de arte muy de agradecer. Hay que felicitar por ello a los simpáticos componentes de «Ali-kantara», si bien esta felicitación ha de ir empañada con una breve y cariñosa censura. Han debido contener su entusiasmo y no inaugurarla hasta esta noche: no han debido plantarla —no ha debido consentirse— sobre la acera del Ayuntamiento, ya que además de interrumpir el tránsito por la acera, cubre una buena parte de la fachada del Palacio Municipal, unos de los pocos monumentos artísticos que podemos ofrecer a la admiración de los forasteros. Enfrente, bajo el local de la Audiencia, hubiera lucido acaso mejor, no interrumpiría el tránsito, y no taparía la magnífica fachada del Palacio Consistorial.
Barraca Peña Alicántara 1933 (Archivo Gonzalo García Ballesteros)

Por último, un documento anexo a la solicitud de plantà pormenorizaba su estructura con sumo detalle:
Esta casa está compuesta de piso bajo, y los altos son destinados a templete para la actuación de la Banda de Música de la citada foguera.
[...] Está construida de la siguiente forma, ocho puntales de madera pino tea, de 22 x 20 centímetros, sujetos en la parte superior por unos largueros de 3 x 9 ensamblados con espigas y tornillos tuerca formando todo ello un solo cuerpo, sobre el que descansan 25 viguetas de madera de 3 x 9 sujetas con 100 ángulos de hierro forjado de 70 x 8 m/m con tirafondos y pasadores tuerca y piso formado de madera machihembrada de una pulgada. En uno de los ángulos se eleva un alminar.
[...] Para la instalación de esta casa en el sitio indicado, han de hacerse ocho cajetines de 60 centímetros de profundidad de 22 x 20 centímetros en la acera.
Obvio es decir que el permiso de plantà condicionaba la misma al compromiso de reparación de los desperfectos que se pudieran dar, por parte de la comisión.


1934.História d’un tros de la província

Para mantener y estabilizar la Foguera en la élite, el presidente Romeu, en un ejercicio en que tendría que compaginar su nuevo cargo como vicepresidente de la Comisión Gestora, seguiría contando en su comisión con el mismo equipo, con las únicas salvedades de la incorporación de Luigi Corno como vocal, y el nombramiento de José Climent como «Cremaor». Josefina Dols sería elegida Bellesa de la Foguera Plaza de la República 1934, Luis Pérez Bueno continuaría como «Foguerer Machor», y sería nombrado «Foguerer de Honor» el célebre compositor Francisco Alonso López, cuya presencia los días centrales de Fogueres en Alicante conllevaría un auténtico revuelo.

Relación de comisionados y cargos de honor.
Llibret de la Foguera Plaza de la República 1934 (AMA)
Bellesa 1934 de la Foguera Plaza de la República.
Srta. Josefina Dols (AMA. Llibret 1934)
El maestro Francisco Alonso López.
Foguerer de Honor de la Foguera Plaza de la República

Este nombramiento provocaría varios actos multitudinarios de homenaje a la figura del maestro Alonso, fuera y dentro de la comisión que lo acogió. Pero lo más interesante fue su aportación al todavía exiguo bagaje musical de la Fiesta. José Romeu recibía una carta mecanografiada del músico desde Madrid, fechada el 21 de mayo de 1934, cuyo contenido habla por sí mismo:
Muy Sr. Mío:
Es en mi poder su atta. carta que me envía como Presidente de la Comisión de la Foguera de la Plaza de la República, confirmándome en acuerdo de esa Comisión al nombrarme Foguerer de Honor, por cuya atención quedo sumamente agradecido, esperando sirvan las presentes líneas como testimonio de gratitud, al mismo tiempo que acepto complacido el nombramiento que en mí recae con motivo de las próximas fiestas de les Fogueres, a cuya brillantez quiero aportar mi modesta cooperación, a tal efecto escribiré un pasodoble titulado "La Festa del Poble".
Con este motivo me es grato enviarle un cordial saludo, que ruego haga extensivo a los demás miembros de esa Foguera, y quedar suyo atto. s. s. q. e. s. m.

Carta fechada en mayo de 1934, del maestro Francisco Alonso a José Roméu,
en la que se compromete a componer el pasodoble «La Festa del Poble»,
en agradecimiento a su nombramiento como cargo de honor (Archivo Juan Román Sirvent)

No son necesarios más comentarios. Durante Fogueres 1934, La Festa del Poble fue estrenada oficialmente interpretada por la Sociedad «Unión Musical» de Bigastro, bajo la dirección de Francisco Murcia, y marcaría el ritmo de los desfiles que hiciera la comisión de la Foguera Plaza de la República, con su popular Banda de Música «La Nueva Iris» de Alcoy, por las calles de su distrito, cuyo ya famoso atuendo, además, encajaba a la perfección con este pasodoble morisco, ya que la percusión de sus primeros compases sugiere la música tradicional de las fiestas alcoyanas. Rápidamente se convirtió en un clásico del todavía incipiente pero creciente patrimonio musical de Les Fogueres de Sant Joan.

A la ya clásica presencia de esta banda de música, que una vez más fue motivo de noticia en las páginas del Diario El Luchador, en concreto el 22 de junio, con el título «Breve historial de la Nueva del Iris», se unió la Barraca Peña «Alicántara» y la creación de la comisión infantil de la Foguera, que contó con su propio monumento, cuyo detalle analizaremos más tarde. Esa especial atención de la prensa hacia la banda musical alcoyana, radica sobre todo en el hecho de que esta acompañara a la Comisión Gestora, de la que no olvidemos que era vicepresidente José Romeu, en la visita oficial festera del Ayuntamiento de Alicante a Orán, en el mes de mayo.

El programa de fiestas apenas sufrió variaciones, siendo lo más significativo el hecho de que, en la velada musical del día de San Juan, la banda fuera «dirigida por el eminente compositor Don Francisco Alonso, Foguerer de Honor de esta Foguera, ejecutando piezas de su vasto repertorio, tocándose como final el pasodoble que exprofesamente ha compuesto y dedicado a esta Foguera titulado "La Festa del Poble"». Al parecer, el maestro fue cogido por sorpresa para la ocasión, o al menos eso parece indicar el comentario del citado diario del día 25 de junio:
Del mismo Hotel Victoria, donde se hospeda, fue raptado el maestro Alonso por la Comisión de Foguera de la Plaza de la República, al frente de la banda «Nueva Iris», y entre ovaciones del público que acogía con cariño el paso de la comitiva, se trasladaron a la barraca Ali-cantara de dicha Comisión, donde se le entregó a1 maestro Alonso e1 título de Foguerer d'Honor. No hubo brindis, sino mucha alegría y unas copitas de champaña, que hacen más fuerte la unión entre el maestro y su comisión.

Foguera Plaza de la República 1934.
Fotografía autorizada del boceto (AMA. Expediente 7/34)

Conforme a la documentación conservada en el expediente 7/34 del AMA, José Romeu firmaba el 24 de mayo de 1934 la solicitud de plantà que, trasladada por Alcaldía el día 26 a la Comisión de Fomento, quedó autorizada por esta el día 28. La foguera, una nueva obra de arte del maestro Gastón Castelló, contaría con unas dimensiones de 8 x 7 m de base y unos respetables 12,5 m de altura, y se tituló História d’un tros de la província. Probablemente fuera la mejor foguera del ejercicio, y no sin polémica quedaría sin el reconocimiento de años anteriores, alcanzando sólo el Quinto Premio de Categoría A, dotado por la Compañía de Tranvías con 400 pesetas.

Foguera Plaza de la República 1934. Gastón Castelló trabajando el remate de la foguera
(AMA. Colección Francisco Sánchez)

La polémica vino promovida por la prensa, a raíz de la concesión de los dos primeros premios a los monumentos de las comisiones de Madrid y de Orán. A la vista de la documentación gráfica que se dispone y de las críticas en los rotativos alicantinos, parece que fueron adjudicaciones más políticas que otra cosa, probablemente en un afán de quedar bien y agradar a las comisiones foráneas, ya que ni la foguera de Madrid, que si bien tenía considerables dimensiones era rectilínea exceso y con poco modelado, ni la de Orán, que no pasó de ser una discreta aportación del propio Gastón Castelló, superaban a otros monumentos que, sin embargo, quedaron relegados a premios menores, como fue el caso del de Plaza de la República, pues resultó uno de los diseños más monumentales de Gastón, que combinaba una doble perspectiva a través de una planta cuadrada, con el juego de superficies rectas y curvas, coronadas por destacadas figuras y estilizados relieves. Algunos de sus más atractivos elementos escultóricos llevaban un sello que los años harían inconfundible, el de un joven artista que comenzaba a trabajar en el taller de Gastón Castelló: Ramón Marco Marco.

Foguera Plaza de la República 1934 (AMA. Colección Francisco Sánchez)

Se conserva un boceto frontal y posterior, de 87 x 63,3 cm en tinta y acuarela, así como un segundo con escenas, de 63,3 x 87 cm, y una foto autorizada de 8,3 x 3,2 cm. Y se completa la documentación con una memoria descriptiva de las cuatro fachadas que componen el monumento, en el que volvía a los temas locales después de las críticas vertidas por la prensa por la temática del año anterior, si bien en este caso relacionados con la provincia, y en concreto con la comunicación entre la capital y Alcoy:
Primera.- En la parte alta hay una figura representando la Provincia de Alicante con una tabla en las manos que dice «Existo desde 1833» y bajo de esta figura otras tres representando la Agricultura, Industria y Comercio diciendo que están aquí viviendo riquísimas.
Se dijo en 1833 que si todos los pueblos que la formaban se unían surgiría una Provincia de fantástico porvenir.
Segunda.- Y había una ciudad industrial muy importante, Alcoy. Y otra comercial por excelencia, Alicante. Y se pensó construir un ferrocarril que las uniese para prosperidad de la Provincia.
Tercera.- Y desde hace más de cincuenta años comenzaron a hacerse proyectos que jamás se realizaron. Y la desunión provincial era cada vez más notoria y por fin en 1926 se aprobó un proyecto.
Cuarta.- Comenzaron las obras y después de realizarse grandes esfuerzos y fantásticos gastos se dijo que el trazado era absurdo y quedó todo abandonado.
Y por el momento se perdió toda esperanza de unión.
Y ahora se habla de hacer otras cosas: Autopista? Ferrocarril?
Y como Alicante y Alcoy no creen en nada, han preparado dos sillas para esperar sentadas.

Barraca Peña Alicántara -izquierda- y Foguera Plaza de la República 1934
(Archivo Gonzalo García Ballesteros)

Como es preceptivo, la explicación completa, de notable extensión, bajo el título «Película sonora», consta en el galardonado llibret de la Foguera, obra de José Coloma una vez más, que obtuvo el Tercer Premio de Llibret de Foguera (Diario El Luchador, 21 de junio, página 2), y el Tercer Premio de Lo Rat Penat (Diario El Luchador, 25 de junio, página 2), la histórica sociedad cultural valenciana, dedicada a la promoción, defensa, enseñanza y difusión de la lengua y cultura valencianas, que le concedió este premio por la utilización de un valenciano mucho más correcto del habitual en Alicante, consecuencia de la aprobación, el 21 de diciembre de 1932, de la denominadas Normes Ortogràfiques de Castelló. Consta de un prólogo y cuatro partes, una por cara, estas bajo el epígrafe común «L'argument de l'artiste». El citado prólogo situaba perfectamente al espectador en el asunto de la foguera, como son buena muestra estos dos fragmentos:
Diu la història que conserva
el pare Lluc francescà,
que'l mil vuit-cents trenta-tres,
Alacant fon separat
del gran Reine de València,
i es va quedar Alacant
desemparat i assoletes, 
com l'orfe que es veu privat
de l'acoloc de la mare 
i el carinyo dels germans.
[...] I heus ací que el gran artiste,
que assumpte anava buscant
per a fer esta foguera,
en aquell fet va trobat
fonament per a inspirar-se,
puix fonament i molt gran 
és tot quant ens diu la Història
des de que fon separat
Alacant de l'antic reine, 
la província es va formar
i les mil vicissituts 
sufrides durant cent anys
buscant comunicacions
amb els pobles importants.
Por último, el expediente I-12/34 del AMA recoge la documentación del primer ejercicio festero de la Foguera Infantil Plaza de la República, recién constituida. Su comisión plantaría el monumento infantil titulado Caramelomanía, del que se conserva el boceto de  lo que parece ser una de sus escenas, de 21,8 x 21 cm, en tinta, conjuntamente con la solicitud de plantà dirigida al presidente de la Comisión Gestora, firmada sin fecha por Rafael Yváñez Santonja, en calidad de presidente infantil, y que consta directamente aprobada por Alcaldía. Sin embargo, existe otro documento de la Comisión de Fomento que la aprueba el 19 de junio de 1934.

Foguera Infantil Plaza de la República 1934.
Boceto de lo que parece ser una de sus escenas (AMA. Expediente I-12/34)

La solicitud hace, además, las veces de memoria descriptiva de la foguera:
Representa varias escenas a que dan lugar, los grupos de curiosos y desocupados, que por esas calles se arremolinan alrededor de esos más o menos artísticos carritos, en los que, se trata de endulzar a fuerza de caramelos la contrariedad de los que no son favorecidos, por la pícara suerte, en las al parecer inofensivas ruletas.
[...] Presenta una mujer, que con el deseo natural de probar fortuna se juega el dinero que lleva para la compra, con lo que, como es lógico, se evita de llevarla a cabo; en otra escena se muestran los resultados de estos excesos, que distan de ser tan dulces como la causa que lo produce; en otra se alude, a que esta verdadera monomanía se halla tan extendida, que ha trascendido a la estratosfera; y por último, se presenta a un matrimonio que sacude de sus bolsillos los últimos céntimos para sacrificarlos en este dulce vicio callejero. La parte alta, trata de reproducir lo que vemos todos los días por esas calles queriendo demostrar, que no todos son curiosos y que cada cual va a lo suyo.
Una foguera infantil que se evidenciaba bastante «adulta».


1935.Estíus antics y moderns, o Distracciones veraniegas antiguas y modernas

Entendiendo que lo sucedido con el «reparto» de los premios de Fogueres 1934 no debía afectar a la buena marcha de la comisión, José Romeu inicia un año más el ejercicio festero como presidente de la misma, según el libro de Registro de Socios que se conserva en el AMA, pero con algunos cambios: se incorporaba como vicepresidente Francisco Ayela, quedando José Rodríguez como vocal, condición que también adquiría Fabián Reig. Pero Romeu sería nombrado presidente de la Comisión Gestora y, aunque la normativa vigente en la época permitía que coexistiera tal cargo con el de presidente de la comisión, en un ejercicio de responsabilidad decide declinar a favor de Francisco Ayela Antón la dirección de la misma, recuperando José Rodríguez la vicepresidencia y pasando Romeu a la vicesecretaría, desplazando de esta a Ezequiel Climent.

Llibret de la Foguera Plaza de la República 1935. Portada de Gastón Castelló (AMA)

Aunque en apariencia es llamativa la asunción de la presidencia por un recién llegado a la comisión, Francisco Ayela no era precisamente un desconocido en la Fiesta. Ayela fue uno de los presidentes de foguera en el año fundacional de 1928, en concreto de la comisión del distrito que se vino a denominar «Alfonso el Sabio, San Vicente, Barrio San Fernando y adyacentes», erróneamente identificada con la actual Foguera Mercado Central, como demostré en el capítulo correspondiente de mi libro Alicante. Arte y Fuego, permaneciendo desde el siguiente ejercicio foguerer ligado a la comisión de Calderón de la Barca. Romeu y Ayela habían entablado amistad prácticamente desde la fundación de la Fiesta, razón por la cual, a sabiendas de su inminente llegada a la presidencia de la Gestora, Romeu contó con él para relevarle en la Foguera Plaza de la República.

Permanecerían en sus correspondientes cargos de honor tanto Luis Pérez Bueno como el maestro Francisco Alonso, aunque este ya no tendría la presencia que tuvo el año anterior en los días centrales de la Fiesta, y sería elegida Bellesa 1935 la señorita Carmen Villacieros Zaragoza. La Banda «La Nueva Iris» de Alcoy permaneció fiel a su fama y su arte un año más, amenizando una programación festera sin apenas modificaciones dignas de mención.

Bellesa 1935 de la Foguera Plaza de la República.
Srta. Carmen Villacieros Zaragoza (AMA. Llibret 1935)

Sí mantuvo Romeu la presidencia de la Barraca Peña «Alicántara», presentado su solicitud de plantà, según el expediente B-4/35 del AMA, el día 6 de junio, quedando autorizada por el Alcalde el día 8. No hay constancia de que plantara la Foguera Infantil.

Pero, lógicamente, fue Francisco Ayela quien firmaría la solicitud de plantà el 6 de junio de 1935, que sería de inmediato autorizada por el Alcalde, completándose la documentación del expediente 7/35 con una memoria descriptiva, una foto autorizada del boceto frontal en acuarela, de 12,8 x 18 cm, y otra del boceto en tinta y lápiz de la proyección posterior lateral izquierda, de 8,8 x 12,1 cm. Otra excepcional obra de Gastón Castelló, que le valió a la Foguera el tan anhelado honor de conseguir el Primer Premio de la Categoría A. Estíus antics y moderns, según consta en el expediente, o también Distracciones veraniegas antiguas y modernas, tal como aparece en el boceto, midió los nada despreciables 16 x 11 m de base y 13,5 m de altura, que lució majestuosa frente a la fachada principal de nuestro Ayuntamiento.

Foguera Plaza de la República 1935.
Fotografías autorizadas de los bocetos de ambas caras (AMA. Expediente 7/35)

Y los reconocimientos se multiplicaron. Como ejemplo, cabe destacar la reseña del Diario El Luchador del 25 de junio, en su segunda página, bajo el epígrafe «Los premios particulares»:
Han sido varias las entidades y organismos que han concedido premios para «les fogueres» a su juicio han estado más en consonancia con los fines que estas sociedades se proponen cumplir.
No nos ha sido posible hasta el presente momento realizar de ellos una escrupulosa recopilación, pero sí podemos decir que los del Ateneo, Peña Los Gorilas, y sociedad valenciana «Tot o Res» han sido concedidos a la de la Plaza de la República, cuyo autor es el renombrado Gastón Castelló.
«Ya va resultando un poco pesado hablar en las fogueres del barro, del clima, del polvo y de la luz», declaraba Gastón Castelló en el llibret. También añadía: «Mis hogueras no son todo lo modernas que yo quisiera. Crean ustedes que si no me modernizo más es por temor al público. No obstante, cada año presento las cosas un poco más avanzadas, a modo de ensayo, hasta llegar a hacer algo totalmente a mi gusto. El año pasado, el público me admitió y encontró de su agrado aquellas figuras estiradas, de cuello largo y ojos oblicuos que yo expresé con algún recelo. Así es que ya tengo una dificultad vencida para seguir mi camino de innovación». Con ello, la foguera 1935 sería una síntesis de ambas intenciones de Gastón, hechas realidad. La memoria anexa a la solicitud de plantà lo explicaba someramente de este modo:
La Foguera representa una calle de Alicante antiguo en la cual se celebran danzas que la gente observa con gran complacencia.
En el lado opuesto representa un coro de Alicantinos pidiendo a la Diosa Inspiración restaurar el espectáculo de danzas Alicantinas como se realizaban en el siglo XIX.
Otro de los lados representa la escalera del puerto que está situada enfrente de la Aduana y en ella están sentadas varias forasteras y forasteros que están contemplando el espectáculo único en el mundo de ver ponerse el sol.
En otro de los lados representa una gran piscina donde la gente se divierte.

Foguera Plaza de la República 1935. Gastón Castelló trabajando una escena de la foguera
(AMA. Colección Francisco Sánchez)

El monumento disponía un conjunto simétrico, con la parte principal que reproducía una escena costumbrista en una calle del Alicante antiguo, de gran fidelidad, con diversos ninots típicamente realizados con líneas planas y esquemáticas, de la que Gastón destacaba especialmente la gama cromática aplicada. Llamaba la atención, en la parte posterior, un grupo de alicantinos que adoraban desnudos a la «diosa de la inspiración», en forma de amazona sobre el «caballo de la fantasía», una de sus figuras más bellas y conocidas del artista, que además quedaría reproducida mediante un dibujo suyo en la portada del llibret.

Sorprendentemente extensa fue la explicación que había publicado el citado diario, en la tercera página de su edición del 21 de junio, en referencia al día de la Plantà:
Hemos visitado la «foguera» que en la plaza de la República se alzará mañana, majestuosamente.
Su creador, el afamado artista Gastón Castelló, pretende hallar con fino humorismo un remedio al tedio que se apodera de nuestros veraneantes y que hace que faltos de atracciones no tardan en abandonarla, en busca de otros fugares, que aunque no reúnan las bellezas de «nostra terreta» se les ofrezca con más atractivos. Cuatro facetas presenta la «foguera».
Una de ellas representa una calle del Alicante antiguo. Estamos en 1800, los veraneantes acuden en busca de fiestas típicas, de sabor local.
Al fondo tres casas de un estilo barroco captadas por la imaginación de Castelló e inspiradas en algunas, que aún vemos resistir bravamente al tiempo, por nuestras calles.
Hemos olvidado decir que nos hallamos en la calle de la «Costera».
Varios veraneantes en los balcones y otros en la calle rodean a cuatro bailarinas que ejecutan danzas alicantinas, que por su belleza y armonía se han hecho famosas en toda España, quedando admirados de los bellos pasos de baile que ágiles trenzan con sus pies.
Los forasteros acuden atraídos por estas fiestas tan típicas y rebosantes de sabor local, hastiados de las modernas distracciones que hacen furor en las capitales donde residen.
Siguiendo la misma crítica otra faceta nos presenta la escalinata del Puente situada frente a la Aduana, que es el sitio de reunión, estamos ya en la época actual, de los forasteros que cansados «de las distracciones» toman asiento en las escalinatas, admirando la «bella puesta de Sol» que anuncia al programa, hasta que desesperados de la 2.ª parte del programa que ofrece concierto tras concierto, marchan a sus lares para no regresar nunca más. La dos restantes facetas, presentan un coro de desnudistas que de rodillas elevan sus preces a la diosa de la Inspiración, para que les dé un remedio que acabe con el tedio que se apodera de todos por falta de distracciones.
La diosa, complacida, les hace mirar el pasado y les dice resuciten las danzas y festejos típicos alicantinos con lo que podrán hallar la panacea a sus males. Por último nos presenta Castelló su Alicante dotado de todos los adelantos modernos convertida en una bella capital en que las diversiones de tipo modernista, ruletas, campos de atracción, carreras de caballos etc., se suceden con las típicas danzas, etc.
Una transformación radical operada en Alicante.

Foguera Plaza de la República 1935, cara frontal
(AMA. Colección Francisco Sánchez)
Foguera Plaza de la República 1935, cara posterior
(AMA. Foto Sánchez. Archivo Miguel Castelló Villena)

La explicación, muy extensa y detallada, que hacía el llibret de la Foguera, y que la titulaba «Comedia en tres actes i un cor», aparecía firmada con el caricaturesco seudónimo «Mateu Gatillo de Pistola (Sereno retirat)», que probablemente escondería a José Coloma, como en ejercicios anteriores. Constaba de cinco extensas partes, en las que jugaba con la idea de que el propio artista leexplicaba la foguera, tituladas «Abans d'alsarse el teló / pósen vostès atenció», «Relació i explicación / de l'artiste Castelló», «Acabat este tracte / escomensa el segon acte» / «Lo que canta algúns matins / el cor dels alacantins» y «Después de fer punt i apart / mos explica l'acte cuart», finalizando con «Así acaba la funsió / que m'ha explicat Castelló». Rescatemos este fragmento:
Tres cases són les que es veuen
i les tres formen mansana;
la del mig és la millor
com demostra la faxada
del més pur estil barroc,
i en ella viu alloxada
una familia molt rica
de la regió castellana,
que atraguda per les festes
estiuenques (i no es guasa),
han vingut, i en Alacant
passen una temporada.
Ara están en el balcó, 
mirant com passa la dansa, 
tota la sagrá familia...
A la esquerra está Mariana
la filla gran, i al costat,
en trage de mitja gala,
don Sisenando, el papá,
al seu costat la mitjana
i a la dreta está el nebot,
el fill de l'atra germana.

1936.Folklóre de la provincia d'Alacant

Aunque José Romeu dejaría la presidencia de la Comisión Gestora, a la que volvería en condición de vicepresidente casi toda la década de los 40, y de presidente en 1947 y 1954, prefirió que la de la Foguera Plaza de la República permaneciera en manos de Francisco Ayela, dado los excelentes resultados obtenidos en su gestión del ejercicio foguerer de 1935. Permanecerían igualmente en sus cargos honoríficos tanto Luis Pérez Bueno como el maestro Alonso, y sería Bellesa 1936 la señorita María Pérez Aracil.

Bellesa 1936 de la Foguera Plaza de la República
Srta. María Pérez Aracil
(AMA. Revista «Rosas y Perlas» 1936)

Plantaría un año más la Barraca Peña «Alicántara», cuya documentación se conserva en el expediente B-3/36, ostentando de nuevo su presidencia Romeu Zarandieta, que solicitaba permiso de plantà el 5 de junio de 1936, obteniéndolo tres días después del Negociado de Gobernación. También hay constancia, según expediente I-5/36 del AMA, de que Luis Rioja Fernándezfue responsable de la construcción de la Foguera Infantil Plaza de la República, sin lema conocido, un pequeño monumento foguerer de 1 x 1 m de base y 1 m de altura que plantaría frente a su domicilio, el número 11 de la entonces denominada plaza de la Baronesa de Satrústegui, actual Paseíto de Ramiro. Su solicitud de plantà está firmada por el propio Luis Rioja, y se acompaña de un boceto de 22 x 30 cm realizado con lápices de colores, así como una nota de autorización del presidente de la Foguera, fechada el 11 de junio.

Llibret de la Foguera Plaza de la República 1936. Portada de Gastón Castelló
(Archivo Cristina López Moya)

La fiesta empezó pronto este ejercicio, pues en el expediente 9/36 del AMA ya consta un documento por el que podemos saber que, al poco de iniciarse, se llevaba a cabo «una Verbena-Tómbola en los jardines de la Plaza de Ramiro» organizada por la Foguera Plaza de la República el 31 de agosto de 1935, a las diez de la noche.

La solicitud de plantà del 5 de junio de 1936 la firma Ayela, y es aprobada por el Negociado de Gobernación el día 8. Se presentó adjunta una breve memoria de las cuatro caras de la foguera, y un juego de bocetos en acuarela de los que se conservan fotos autorizadas de los correspondientes a las caras frontal y posterior, de 11,4 x 14,6 cm.

Foguera Plaza de la República 1936
Fotografías autorizadas de los bocetos de ambas caras
(AMA. Expediente 9/36)

La nueva obra de Gastón Castelló conseguiría el Tercer Premio de Categoría A, con el título Folklore de la provincia de Alicante, que contaba con unos magníficos efectos de luz para ensalzar las principales fiestas de nuestra provincia. En esta foguera, Gastón iniciaba una nueva tendencia artística, que desarrollaría en la década de los cuarenta, al abandonar en gran medida la dependencia del vanguardismo y volver a las figuras naturalistas. Constaba de cuatro escenas o partes, cada una de las cuales se dedicaba a un tema específico: una a las fiestas de Moros y Cristianos, otra a Les Pastoretes de Callosa de Ensarriá, cuyo dibujo original de Gastón ocuparía la portada del llibret, la tercera a Les Danses dels Rollets de Aguas de Busot y, por último, la cara principal a la «Bajada del Ángel» del Misteri d'Elx, que quedaba enmarcado en el pórtico de una iglesia. Gastón Castelló no copiaría los trazos arquitectónicos de Santa María de Elche, sino que situó a los personajes del Misteri ante un fondo más próximo al de la época en que se escribió el Consueta, por ello elige un estilo románico, sobrio y bello. Realizaría las esculturas del pórtico siguiendo las normas: «ocho esculturas apostólicas sobre estiradas columnas mostrábanse a los lados del ábside central que medía 14 metros de altura», y que iba decorado con pinturas al fresco. Ante todo este conjunto, la «magrana» con el ángel descendía hasta el catafalco donde estaba la Virgen, enfrente de San Juan, y en la parte baja tres apóstoles subían por una rampa. El frontal principal, uno de los más bellos de toda su obra, contrastaba con el resto de la foguera, de indudable menor repercusión, y que se estructuraba en base a tres bastidores simétricos en sus laterales.

Foguera Plaza de la República 1936. Detalle del frontal en el taller de Gastón Castelló
(AMA. Colección Francisco Sánchez)

En la página 3 del llibret, Gastón explica su concepción de la foguera:
En nuestra «foguera» de este año he recogido las manifestaciones más importantes de nuestro folklore.
«Les danses dels rollets» y «Les Pastoretes» las he expresado solamente con dos pinturas, en cambio he dado todo el valor al «Misteri d'Elch» y a «Moros y Cristians».
«El Misteri d'Elch» es la mejor y más valiosa muestra del folklore provincial y como tal está tratado en nuestra «foguera», por lo tanto no debe ser apreciado desde el punto de vista religioso sino como una fiesta más. Siete años llevo construyendo «fogueras» y bien patente queda de siempre mi aversión a toda exhibición política ni tendenciosa de ningún género. Jamás he ridiculizado a personas determinadas, ni he combatido idea alguna y, este año, como los anteriores, no he cambiado de opinión.
Los «Moros y Cristians» los he tratado humorísticamente y la acción la he situado, no en Alcoy, donde se celebran estas fiestas con gran lujo y seriedad, sino en un pequeño pueblo, puede ser Biar, Benillup, o cualquier otra villa humilde.
Cuanto más pequeño es el pueblo, más graciosos son los personajes de la fiesta, más largas las barbas de crepé, más chillones los colores de sus trajes y más relucientes las sedas.
He visto hace muy poco tiempo, en un villorrio donde estos festejos son tradicionales, el capitán de los moros con unos magníficos pantalones de seda rojo pimiento, y una espléndida capa de tela de cortina.
Y todas estas cosas de tanto sabor son las que he tratado de recoger para que sea conocido y divulgado por tierras extrañas.
La memoria de la foguera describía algunos detalles más, como que en su cara frontal se representa la «portada de una Iglesia del techo de la misma pende una granada abierta dentro de la cual va un niño que simula va cantando, y bajo de éste otro niño vestido de Virgen que está orando por motivo del milagro que está viendo, igualmente les ocurre a tres personajes que están subiendo por la rampa que claman al cielo por el milagro. En la parte superior del edificio y dándole vueltas a un molinete se ven dos hombres dando a entender con ello que se hace esta bajada del Ángel». A continuación, al igual que lo hace en el llibret, la memoria justifica esta escena religiosa, pues ya el autor intuía que podría ser criticada o tachada de reaccionaria. Y qué razón tuvo.

Foguera Plaza de la República 1936, caras frontal y posterior
(AMA. Fotos Sánchez. Archivo Miguel Castelló Villena)

Dicha representación, situada en medio de la plaza de la República, no era la más apropiada en la situación política que atravesaba el país, a un mes del comienzo de la trágica contienda nacional, y ya cuando se presentó el boceto corrió el rumor de que su foguera era de propaganda religiosa y de derechas. A Gastón se le trató de «pandorgo» y se le llegó a amenazar con quemar la foguera antes y con él dentro. Comentaba el artista: «habladurías me llenaron de pensar y de preocupaciones, provocándome penosos insomnios. En una de aquellas noches interminables recordé que en 1931 el Gobierno de la República declaró Monumento Nacional al Misterio de Elche. Ni corto ni perezoso trasladé a varias pancartas fragmentos del decreto [...] terminaba con las firmas de D. Niceto Alcalá Zamora como Presidente de la República y D. Marcelino Domingo como Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes. Al leer el Decreto, la reacción del público fue favorable, convenciéndose de que no había en la foguera intencionalidad alguna, política y religiosa».

La explicación completa contenida en el llibret de la Foguera, de gran extensión, estaba firmada en esta ocasión por el reconocido republicano ilicitano Eleuterio Meseguer Martínez, y constaba de tantas partes como fiestas trataba, titulándolas con el nombre de las mismas, más una quinta, «Nostre tipisme no deu morir», que dice:
Alacant te moltes festes,
molt típiques, molt honestes,
pero de totes l'eixemple
verdader i de bon temple
es la Festa d'Elch qu'aguanta
desde el mil trecens setanta. 
Per aixó nostre folklore
deu brotar com tendra flor.
La Provincia d'Alacant
te un tipisme molt chagant
i si en l'espill de la Festa 
o el Misteri d'Elch —honesta
nota de la tradicció—
se mira, la perfecció
pot anar al Mon cantant:
¡Lo millor es Alacant!

A poco menos de un mes de finalizar el ejercicio foguerer 1936, llegó la fractura nacional, en la que Alicante saldría especialmente afectada por su clara tendencia republicana, lo que trajo una estricta censura en todas las facetas del arte, siendo además gran parte de los artistas perseguidos y confinados, como el caso concreto de Gastón Castelló, conllevando la inevitable y lógica interrupción de Les Fogueres.

La Foguera de la «Plasa del Achuntament» perdería para siempre este apelativo popular para tomar el de la fecha del Alzamiento Nacional hasta que llegara la democracia. Romeu Zarandieta volvería a la presidencia de la Foguera durante un largo periodo, y plantarían en el distrito prácticamente todos los grandes artistas de fogueres que iban surgiendo con el devenir de los años, incluso Gastón Castelló en varias ocasiones, pero jamás se alcanzaría el esplendor festero de los años de la II República, ni se lograría tan clamoroso éxito, salvo casos puntuales, el último de los cuales llegaría en 1980, con el magnífico monumento titulado Búsqueda, de Pedro Soriano Moll, curiosamente uno de los pocos años en los que el distrito tomaría la denominación de Foguera Plaza del Ayuntamiento, y el mismo año en el que se le otorgaría a Gastón el título de «Hijo Predilecto» de la ciudad.

Aunque la Foguera había gozado de cierta oficialidad desde los años 50, coexistiendo una comisión con la intervención institucional, especialmente en materia económica, no fue hasta llegado 1985 cuando quedara definitivamente denominada Foguera Oficial de la Ciudad, disolviéndose la comisión. Pero esa es otra historia...


BIBLIOGRAFÍA
  • CASTELLS GONZÁLEZ, Rosa María (directora), El Patrimonio Municipal, Alicante, Patronato Municipal de Cultura, 2000.
  • CUTILLAS BERNAL, Enrique, «Prehistoria de Las Hogueras», en Fogueres'98, Alicante, Comissió Gestora de les Fogueres de Sant Joan, 1998.
  • MEDINA RAMOS, Agustín y LINARES ALBERT, Santiago, Gastón Castelló y las Hogueras de San Juan, Alicante, Patronato Municipal de Cultura, 2002.
  • ——, «"Les fogueres" de Gastón como referente de renovación estética y creativa», en Gastón Castelló 100 Años, Alicante, Patronato Municipal de Cultura, 2002.
  • PARODI ARRÓNIZ, Armando, Alicante. Arte y Fuego, Alicante, Bañuls Impresores S.L., 2010.
  • ——, «La Festa del Poble del Maestro Alonso», en el blog La Foguera de Tabarca, Alicante, 2012. http://lafogueradetabarca.blogspot.com.es/2012/05/la-festa-del-poble-del-maestro-alonso.html
  • SEBASTIÁ GARCÍA, Francisco Javier, Las Hogueras de San Juan (1928-1987), Alicante, Instituto de Estudios Juan Gil-Albert, 1988.
  • TEJEDA MARTÍN, Isabel, «Historia de una Fiesta», en Fogueres. Ayer y hoy de la Fiesta, Valencia, Federico Domenech S.A., 2001.
  • VICENTE FERRIS, José Luis (director y coordinador), Un lugar en el fuego, Alicante, Almar Ediciones S.L., 1996.
  • VIZCAÍNO MARTÍNEZ, Juan Carlos, «Entre planos y simetrías», en Gastón Castelló, eternamente, Alicante, Diputación Provincial, 1996.
  • VV.AA., «Plaza de Alfonso XII "El tranvía de Jauja"», en El Tio Cuc. Les Fogueres de San Chuan, 273 (1928), p. 9.
  • VV.AA., Relasió y explicasió de la Foguera de la Plasa de Alfonso XII (antes Plasa de la Mar) «Beneida siga la curiositat», Alicante, s. i., 1929.
  • VV.AA., Relasió y explicasió de la Foguera de la Plasa de Alfonso XII (antes Plasa de la Mar) «6 añs, 4 mesos y 13 díes», Alicante, Establiment Tipográfic Garsía, 1930.
  • VV.AA., Relasió y explicasió de la Foguera de la Plasa del Achuntament (actualment Plasa de la República) «El triunfo de les fogueres», Alicante, Modernas Gráficas Gutenberg, 1931.
  • VV.AA., Relasió y explicasió de la Foguera de la Plasa del Achuntament (actualment Plasa de la República) «Cuatre coses d'Alacant», Alicante, Imprenta García, 1932.
  • VV.AA., Relasió y explicasió de la Foguera de la Plasa del Achuntament (actualment Plasa de la República) «El mon de les imperfecsións», Alicante, Imprenta García, 1933.
  • VV.AA., Relació i explicació de la Foguera de la Plaça del Ajuntament (actualment Plaça de la República) «Historia d'un tros de la provincia», Alicante, Imprenta García, 1934.
  • VV.AA., Foguera de la Plaza de la República, Alicante, Imprenta García, 1935.
  • VV.AA., Foguera de la Plaza de la República, Alicante, Imprenta García, 1936.

Encuentros tabarquinos

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El pasado mes de marzo de 2014, publicaba en este blog el artículo El concepto de «tabarquinidad», a raíz de la publicación en la prensa alicantina de la noticia del inicio de las gestiones encaminadas a conseguir de la UNESCO la declaración de la «tabarquinidad» como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Para ilustrar tanto la noticia como el vocablo, reproduje a continuación el artículo de 2010 del Instituto Universitario de Restauración de Patrimonio de la Universidad Politécnica de Valencia, titulado Fundaciones Tabarkinas: Tabarka, Carloforte y Nueva Tabarca.

Pero, lo cierto, es que la historia de la redescubierta y nuevamente tratada «tabarquinidad» data de décadas atrás. Sin ir demasiado lejos, en mayo de 2008 se llevó a cabo en la tunecina Tabarka el coloquio internacional «De Tabarka à Tabarka, quatre étapes méditerranéennes», cuyas Actas constituyeron la obra publicada en 2011 con el título De Tabarka (Tunisie) aux "nouvelles" Tabarka: Carloforte, Calasetta, Nueva Tabarca. Histoire, Environnement, Préservation, bajo la dirección de Philippe Gourdin y Monique Longerstay, con la participación de autorizadas firmas tunecinas, italianas, españolas y francesas, que le dieron una visión mucho más completa y cosmopolita al citado concepto de la «tabarquinidad». Una obra digna de ser consultada por toda aquella persona interesada en conocer la verdad histórica del periplo tabarquino, cuya riqueza le hace acreedora a la pretendida declaración de la UNESCO.


Pues bien, recientemente, en mi hemeroteca he dado con un artículo escrito en febrero de 1997 por José María Perea, en las páginas del Diario Información, en el que recrea la celebración, en 1988, del 250 Aniversario de la fundación de Carloforte. Esta efemérides dio lugar a otro de esos encuentros de las que el periodista bautiza como las «tres Tabarcas», en el que intervinieron profesores de las universidades de Cagliari, Génova, Roma y Túnez. Recordando el artículo a su vez que, desde junio de 1975, la homenajeada ciudad sarda y nuestro ciudad de Alicante, quedaban hermanadas. Por cierto que el artículo venía a cuento por el anuncio del Patronato de Turismo de la idea de realizar un nuevo encuentro histórico y cultural de esas «tres Tabarcas» del Mediterráneo.

Es decir, el histórico asunto de la «tabarquinidad» no es cosa de hace unos meses, es fruto de un pasado común que, fundamentalmente, en los últimos cuarenta años, va acercando las costas de estos territorios insulares multinacionales y, a buen seguro, gracias al intenso e inmenso trabajo que se está realizando desde todos y cada uno de los países implicados, magníficamente coordinados por Monique Longerstay, dará sus frutos en un futuro próximo, convirtiendo este singular periplo histórico en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Los caminos del exilio (Philippe Gourdin)

Este es el artículo íntegro de José María Perea en el Diario Información del 8 de febrero de 1997, en su página 12, al que hacía alusión, integrado en la sección sabatina de «Paseos por la memoria»:


El anuncio estos días por el Patronato Provincial de Turismo de la idea de realizar un encuentro histórico y cultural entre las «tres Tabarca» del Mediterráneo me trae a la memoria proyectos similares realizados o pendientes de ejecutar. A finales de mayo de 1988 se celebró un encuentro de estas características en Carloforte, la ciudad de la Isola di S. Pietro hermanada con la Tabarca alicantina desde el verano de 1975.Con motivo del V Centenario del título de ciudad de Alicante no se pudo repetir el encuentro, aunque una representación oficial de la isla de Cerdeña asistió a los actos centrales de aquella conmemoración.

Carloforte celebró en 1988 el 250 aniversario de su fundación un 17 de abril de 1738, treinta y dos años antes de la llegada a nuestra isla Plana de los primeros cristianos rescatados de su cautiverio en Argel.

El origen de ambas poblaciones es idéntico. Carlo Emanuele III, llamado «el forte», rey de Cerdeña repobló la isla de San Pietro, situada cerca del cabo Teulada, frente a la costa suroeste sarda, con cautivos de origen ligur procedentes del peñón fortificado de Tabarka, en la costa de Túnez. Una colonia de genoveses implantados en esa zona del Norte de África desde mediados del siglo XIV, dedicados primero a la pesca del coral y después al comercio en general. Con el declive de la pesca y del comercio, más el hostigamiento de los árabes, aquellos tabarquinos abandonan el peñón unido al continente africano por un tómbolo arenoso y los primeros se asientan en San Pietro. En 1741 la Tabarka tunecina es destruida y son capturados sus pobladores, integrantes de la administración civil y de la milicia, y trasladados a Argel, desde donde serían rescatados en 1768, previo pago de una suma económica, y trasladados a la ciudad de Alicante por nuestro Carlos III, donde tras efectuarse la matrícula de todas las familias serían conducidos a Nueva Tabarca para repoblar la isla y servir como avanzadilla militar frente a los ataques de los piratas procedentes de la costa africana.

La Tabarca italiana, Carloforte, es una isla grande, con más de seis mil habitantes
y pequeñas colinas verdes (Fuente: Diario Información)

Ambas repoblaciones, la de Carloforte y la de la Tabarca alicantina, tuvieron orígenes y fines comunes. Las poblaciones conservan valores arqueológicos, históricos, monumentales y culturales comunes, como tuve ocasión de comprobar cuando representando a la ciudad asistí en mayo de 1988 a un encuentro entre las «tres Tabarcas», en el que intervinieron profesores de las Universidades de Cagliari, Génova, Roma y Túnez.

En Túnez, la actual ciudad de Tabarka ya no ocupa el viejo peñón fortificado, y el recuerdo de aquella época es conservado por historiadores como el profesor Bouba Keisaddot, conocedor de Mikel de Epalza, profesor de la Universidad de Alicante.

En Carloforte, por el contrario, se siguen sintiendo y llamándose tabarquini, y proliferan los mismos apellidos frecuentes en nuestra isla de Tabarca: Luxoro (Luchoro/a ), Jacopino (Chacopino), Parodi, Ruso, Ferrara, Marcenara (Manzanaro), Pitaluga, Leone (Leoni), Belando, Fabiani, Buzo, Capriata, Burguero (Burguera), Ferraro/a, Rivera, etc.

María Teresa Molares, que integraba conmigo la delegación oficial de Alicante, recordará cómo nos quisieron sorprender la noche en que llegamos con una cena a base de atún fresco y seco, mojama y salmonetes idénticos a los que se suelen tomar aquí. Un pequeño islote próximo a Carloforte se llama Isola Plana (isla Plana), donde quedan los restos de una vieja almadraba.

Este grabado del fuerte María Teresa, en la isla de San Pietro,
recuerda las fortificaciones de nuestra Tabarca alicantina (Autor: Antonio Granara)

Por las calles nos preguntaban los vecinos si quedaban en Alicante gentes con sus mismos apellidos. Y en el despacho oficial del alcalde destaca enmarcado el pergamino del hermanamiento con Alicante aprobado por nuestro Ayuntamiento el 16 de junio de 1975. Diez días después llegaba el alcalde de Carloforte para inaugurar en Tabarca la plaza que lleva el nombre de la ciudad sarda. Y en agosto de aquel mismo año una delegación alicantina, con el alcalde García Romeu, los concejales Tur, Dupuy y Manero, y el pedáneo de Tabarca visitaron Carloforte reafirmando con su presencia el hermanamiento.

En San Pietro, con bellas calas, quedan salinas como las de Santa Pola, se producen nísperos, dátiles, naranjas e higos, y hasta el escudo de Carloforte recuerda al de Alicante, con un castillo sobre el mar.

En aquel viaje se habló de posibles intercambios entre profesores y alumnos de las Universidades de Cágliari y Alicante, de publicaciones, de folklore similar, de experiencias (la reserva marina de Tabarca y las escuelas Escuela Naútico-Pesqueras), de asesoramiento en materia turística y hotelera, y del sueño de un viejo amigo de Alicante, el profesor Sergio Serra, de enlazar la capital sarda por vía aérea con Barcelona para facilitar de ese modo los encuentros entre los tabarquinos.

La placidez de Nueva Tabarca

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A primeros de abril de 1968, el escritor y periodista Antonio González Pomata, junto al fotógrafo de prensa Perfecto Arjones, ambos en las filas del Diario Información de Alicante, vivieron y convivieron durante dos días con sus habitantes la realidad de una isla de Tabarca que, si bien ya queda lejos de la Tabarca de hoy, no deja de ser reflejo de una época, contando con que, además, llevaban el encargo de sacar la «peor parte» de una isla todavía alejada del anhelado turismo, en el que tenían depositadas todas las esperanzas de supervivencia.

Diario Información, 2 de abril de 1968, p.12

Del mismo modo, en el Periódico Mediterráneo de Castellón, en octubre de 1975, se seguía hablando de una isla con graves problemas con el agua y la electricidad, con una creciente emigración de sus gentes, con ilusiones rotas y proyectos que no se convertían en realidad, pero que, paradójicamente, atrajo a visitantes famosos, e incluso llegó a ser objeto del deseo del magnate griego Aristóteles Onassis. El contenido del artículo, que calificaba a Tabarca como «una isla olvidada», era firmado por la periodista de la agencia Pyresa Gertrudis de Pablos.

Periódico Mediterráneo, 10 de octubre de 1975, p.16

Llegados los años 80, y de vuelta al principal diario de nuestra provincia, el panorama seguía siendo desalentador, y buena prueba de ello es el artículo firmado por Fernando Gil, con fotografías nuevamente de Perfecto Arjones, que viene recogido en las páginas del Diario Información en noviembre de 1981, y cuyo título habla por sí solo: «La isla abandonada». Aunque, bien es cierto, que el autor ya advertía: «He estado aquí docenas de veces, y siempre, en todo tiempo, he escuchado lo mismo: Tabarca no tiene salvación si sigue así, pero Tabarca puede ser salvada».

Diario Información, 7 de noviembre de 1981, p.6

Fue en la década de los 90, cuando se comenzaron a avistar en la prensa las primeras impresiones optimistas hacia la isla, precisamente de la mano del periodista Antonio González Pomata, que tan nefasta imagen se llevara décadas atrás. Fiel reflejo de este cambio de tendencia es el artículo que firmó en las páginas 6 y 7 del Diario Información del 17 de mayo de 1991:
Tabarca en primavera, plácida isla. Desde Santa Pola un buen servicio de canoas de recreo nos trasladan por 700 pesetas con derecho a retorno. Navegamos muy bien con el «Super Delfín Blanco». Las cinco millas de singladura se cubren en poco más de media hora permitiéndonos gozar de la panorámica —digamos turística— de Cap de l'Aljub (Santa Pola del Este y el cabo) desde el mar. Estos barcos son cómodos, rápidos y disponen de doble cubierta. Hay un detalle a señalar y es la escasa navegación que registran las aguas que median entre el Cabo de Santa Pola y la isla. ¿Saben la razón? Porque el estrecho tiene escollos y muy poco calado.

Diario Información, 17 de mayo de 1991, p.6
A Tabarca o isla de San Pedro hay que ir cómodos y «de chándal», y qué duda cabe que mejor en primavera que en verano por los agobios que reportan los «booms» del estiaje. La isla también es objetivo de buen número de yates y naves deportivas en sus salidas a la mar. De ahí que el ambiente marinero sea muy movido y colorista al estar Nueva Tabarca en la derrota de muchos navegantes desde Torre de la Horadada, Campoamor y Cabo Roig hasta Benidorm, Altea, y quizá allende los escarpados del Mascarat.

El pequeño puerto

Poblado de 1770

La isla ofrece varias opciones, desde el caminar bordeándola, la acampada, el relax en el roquedal marino, la cháchara en el poblado y solazarse en la playa, hasta el baño y el buceo en sus limpias y frescas aguas. Eso sí, la pesca está prohibida. En esta época Tabarca es paz en la ida, la estancia y el retorno, que ya es decir.


¿Por qué esta isla de 30 hectáreas fortificada y habitada? Sencillamente porque fue avanzada de filibusteros cuyas incursiones motivaron que en el siglo XVI se construyeran torres-vigía a todo lo largo de un litoral —el alicantino— tan castigado por los corsarios berberiscos. Un poco más tardío, en Tabarca tenemos el castillo de San José (dos plantas y sótano) que durante un largo periodo se ha utilizado como casa-cuartel de la Guardia Civil. El caso es que el rey Carlos III dispuso el lugar como asentamiento de 311 cautivos (pescadores de coral de la Tabarka argelina) rescatados en 1769. Creó un pueblo de 125 casas y lo amuralló con recias defensas. Aquí no había más que pesca y a ella se dedicaron los tabarquinos en una isla de 1.800 metros de longitud, y 400 de anchura máxima donde poco más se podía hacer y de ahí que los Parodi, Luchoro, Ruso, Ferrandi, Pitaluga, Jacopino, Pomata y otros apellidos de origen genovés se esparcieran por Alicante-capital y otros puntos de la costa.

Iglesia de San Pedro y San Pablo

Gastronomía marinera

Tiene el poblado 7 calles y dos plazas, todo sea dicho ahora en vías de recuperación. Tabarca está perdiendo su antañona dejadez (fruto quizás de la permanente desatención a que el municipio capitalino la ha tenido sometida hasta hace unos años) y ya con agua, mejor suministro de energía y obras de restauración en marcha hace vislumbrar un porvenir que pronto podría ser envidiable. Ya se protegen sus aguas y fondos marinos y ya al fin, parece que el ordenamiento se impone ante las exigencias turísticas. Nunca es tarde aunque salta a la vista que es mucho lo que hay por hacer.

Puerta de acceso al poblado

Pero un notorio atractivo de Nueva Tabarca es la gastronomía típicamente pescadora donde el «caldero», «fideuá», «gazpacho de pescados», «arroz a la marinera», «sopa de mariscos», «sepieta, polpet, peixet frejit, calamar i xipironet» conforman la base de la sugestiva oferta isleña de buen yantar que hasta ahora centrada (digamos agolpada en los «chiringuitos» de su única playa) ya comienza a expanderse como pronosticando la reordenación que se avecina. Pensamos que el poblado ganará mucho —y los visitantes también— el día en que los restaurantes se sitúen estratégicamente en él. Por el momento ahí quedan, con su buen servicio de siempre, Gloria, Mar Azul, Los Pescadores, Rincón de Ramos y otros a pie de playa y puerto de Isla Plana.

Arroz «de collonet»

Y bien, de ello dan muestra hoy don Gerónimo II, en la calle de Enmedio (con menú-reclamo a 1.000 pesetas consistente en ensalada, paella de marisco, vino o cerveza, copa de helados o frutas del tiempo y pan) y La Taberna del Tío Collonet, de la calle D'Arzola, pulcro, marinero y bien atendida ella, donde Joaquín Pérez en la cocina («chef» de abordo en un pesquero) y Waldo Contreras en la sala, conducen esta nave del yantar tabarquino con gusto y maestría. «Aixó sí, el que va davant, va davant» y no valen excesivas prisas.

Aquí hemos conocido el «arrós collonet» (un caldosito de categoría) que teniendo «lo que hay que tener», como su nombre sugiere, nos supo a gloria. Contiene gamba pelada, alcachofa, pimiento rojo, guisantes, «peix de rebaná» (de clase) y ñora, mucha ñora al estilo pescador, dando a primera vista la sensación de un exceso de aceite que en realidad no tiene. Queda muy bien —digamos a nuestro criterio— este arroz «de collonet», simpático él, inédito y por delicado, más femenino que varonil.

«Arrós de collonet»

También vimos las pizzas «Collonet» y «Tabarca», a mil y setecientas pesetas respectivamente, y el «bon vi —de tonel— del Tío Collonet». Con sepia plancha, pulpo gallega y «ametles» de entrada, el menú con dicho «caldoset» ronda las dos mil pesetas.

* * * * *

Afortunadamente, los tabarquinos, tanto natales como oriundos o simpatizantes de la isla, hoy por hoy, nos estamos acostumbrando a encontrar en los medios de comunicación buenas noticias, tanto en cuanto a la conservación del patrimonio natural e histórico como a la explotación, bien entendida, de sus posibilidades turísticas, llámense de sol y playa como culturales y medioambientales. El empedrado de sus calles, la restauración de sus edificios históricos y lienzos de muralla, la preservación de su fauna y flora, marina y terrestre, son noticias ya vividas o en proceso de serlo, a las que se unen las más recientemente anunciadas como la adquisición y musealización de la Torre de San José y la Casa de «El Campo», el acondicionamiento de las bóvedas de artillería y los almacenes militares del siglo XVIII, el desarrollo de los senderos culturales y medioambientales, tanto terrestres como submarinos, las mejoras en el proceso y eliminación de residuos, o el tan traído y llevado derribo de las construcciones ilegales.

El legado de lo efímero:José Amat Martínez

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Inicio con este, una serie de artículos, una nueva sección del blog, bajo el título general «El legado de lo efímero», destinada a recordar a aquellas generaciones de artistas de fogueres que ya no nos acompañan. No serán todos los que estarán, pero sí estarán muchos de aquellos que es de justicia homenajear de algún modo porque, sin ellos, que se atrevieron con un arte nuevo en Alicante, trascendiendo de sus propias profesiones y de su formación, si es que la tenían, no hubiera sido posible que arrancara y fraguara la Fiesta del Fuego en nuestra ciudad.

Ellos trasladaron el testigo de ese «Arte Efímero», de ese polemizado, que no polémico, «Estilo Alicantino», cuajado a base de transmitir en sus monumentos la idiosincrasia de Alicante y los alicantinos, al magnífico elenco de profesionales que hoy distinguen con su arte foguerer la ciudad de Alicante, siendo además sus embajadores en otras poblaciones y ciudades, para hacer así crecer año a año la Festa més hermosa.

Qué mejor modo de homenaje que conocerles mejor, que no solo quedarnos con su obra y sus logros, que no es poco, sino buscar las personas que había detrás de cada monumento plantado en las calles de nuestra ciudad, de su vida, de sus vicisitudes, su forma de ver el arte foguerer, de hacerlo evolucionar. De algunos apenas nos ha llegado detalle de su biografía, de otros la conocemos más en profundidad, en ocasiones porque hemos tenido la suerte de disfrutar de su compañía, y de todos queda actualizada y ampliada, en algunos casos corregida, la abundante información que ya nos dejaron en estudios anteriores, tanto autores como Miguel Castelló Villena [Artistas de las Hogueras de Alicante, Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos, 1958] y Francisco Javier Sebastiá García [Las Hogueras de San Juan (1928-1987), Instituto Alicantino de Cultura «Juan Gil-Albert», 1988], y estudiosos como Juan Carlos Vizcaíno Martínez, en sus numerosos y exhaustivos trabajos monográficos, especialmente en las páginas de la revistas oficiales Festa y Fogueres, del Ayuntamiento de Alicante y de la Comissió Gestora, respectivamente, hoy fusionadas.

Y no serán todos los que estarán, porque hubiera sido desproporcionado, tal vez excesivo, recoger el importante número de artistas que hicieron de sus monumentos las cenizas de las que, ejercicio tras ejercicio foguerer, como el tópico ave fénix, renacen una y otra vez Les Fogueres de Sant Joan. Es por ello, que protagonistas de la Fiesta como Lorenzo Aguirre, José Alavés, Francisco Díe, González Santana, Heliodoro Guillén, Gaspar Jaén, Julián López Bravo, José Navarro, José Perezgil, Francisco Ruiz Soler o José Sierra, entre muchos otros, en principio se quedan en el tintero, aunque les reconozcamos en estas páginas, ya que esta sección va también por ellos, pero he preferido llevar a cabo una selección, atendiendo bien a la extensión de su obra, lo dilatada de su trayectoria, a su currículum de galardones y reconocimientos, su natalidad alicantina, haber sido punto de partida de toda una saga de artistas, o haber marcado un antes y un después con sus aportaciones e innovaciones al arte foguerer, habiendo creado escuela.

Les debemos nuestro más sincero agradecimiento a todos y cada uno de ellos, a los que están y a los que son, porque sin su trabajo, su ingenio y su arte, no hubiera sido posible la Fiesta de Fogueres tal como hoy la conocemos.

* * *

JOSÉ AMAT MARTÍNEZ

José Amat Martínez (Alicante, 1893 - ¿?)
10 años en activo
21 fogueres plantadas
1 primer premio
1 ninot indultat

Aficionado a la pintura y alumno de la Escuela de Bellas Artes fundada por Lorenzo Casanova, fue considerado por este como un niño prodigio cuando apenas tenía tres años de edad. De dicha escuela eran profesores su padre y su tío, Martínez Mollá, especializados en la escenografía, razón por la cual Pepe Amat se especializaría en la misma, practicándola en unión de Bernardo Carratalá, realizando alguna para el Teatro Obrero. En Murcia tenía un pariente constructor de carrozas, al cual ayudaba, aprovechando sus vacaciones. Fue empleado en las oficinas de un comercio, y posteriormente funcionario de la Inspección Provincial de Trabajo, lo que simultanearía con su producción artística.

Su trayectoria en Fogueres se inició en 1929 con La prensa local (Hernán Cortés), foguera muy crítica, censurada por la presencia en su boceto de la figura de un sacerdote, pero que, sin embargo, resultaría premiada por la Asociación de la Prensa. A partir de entonces, raro fue el ejercicio foguerer en el que no obtuviera al menos un galardón, siendo sus principales logros el Segundo Premio de Categoría A de 1935, Nunca es tarde... si la dicha es buena (Plaza Ruperto Chapí), y el Primer Premio de Segunda Categoría de 1941, Mickey y les Fogueres (Calle San Vicente), probablemente su foguera más recordada.

Sus monumentos eran de líneas sencillas, sutilmente críticos, siendo sus proyectos censurados en varias ocasiones. Finalizó su periplo como artista de fogueres en 1943, año en el que conseguiría su único ninot indultat, Blancanieves (Alfonso el Sabio). Este es su legado:

1929 HERNÁN CORTÉS - «La prensa local», Premio Honorífico de la Asociación de la Prensa.


1930 CALLE SAN VICENTE - «Monumento a Cervantes».


1930 HERNÁN CORTÉS - «Alacant distracsió».


1931 CALLE SAN VICENTE - «Memories a Blasillo», Premio de «El Tio Cuc».


1931 HERNÁN CORTÉS - «En plena llibertat».


1931 PASCUAL PÉREZ, TORRIJOS, NAVAS Y BAZÁN - «Vistes de la Esplaná».


1932 BARRIO DEL PLA - «Símbolo del progreso», Premio de Turismo.


1933 CALLE SAN VICENTE - «Ben treballat», Premio de la Compañía de Tranvías, Categoría B.


1933 HERNÁN CORTÉS - «Lo qu'ensomía Alacant», Premio de la Sociedad de Aguas, Categoría B.


1934 CALLE DÍAZ MORÉU - «Cuatre casos fulminants».


1934 CARMEN-SAN AGUSTÍN - «Les visións del Dr. Piccart».


1934 HERNÁN CORTÉS - «Alacant y ses grandees», Premio Riegos Levante, 6.° de la Categoría B.


1935 DÍAZ MORÉU - «La ciudad alegre y confiada», Premio de la Cámara de Comercio, Categoría B.


1935 PLAZA DE LAS MONJAS - «Contraste», Premio de Turismo, 4.º de la Categoría B.


1935 PLAZA RUPERTO CHAPÍ - «Nunca es tarde... si la dicha es buena», 2.° Premio de la Categoría A.


1936 DÍAZ MORÉU - «Coses d'Alacant» (censurada).


1936 PLAZA DE LAS MONJAS - «Nuestros gustos y productos».


1941 CALLE SAN VICENTE - «Mickey y les Fogueres», 1.er Premio de 2.ª Categoría.


1941 HERNÁN CORTÉS Y PASCUAL PÉREZ - «De pesca».


1943 ALFONSO EL SABIO - «Blanca Nieves y los siete enanitos».


1943 CALLES SAN VICENTE Y DÍAZ MORÉU - «Cuento de dragones».



Bibliografía general de la sección:

  • ALDEGUER JOVER, Francisco, Las Hogueras de Alicante (1928-1994), Alicante, Graphic 3, 1995.
  • CASTELLÓ VILLENA, Miguel, Artistas de las Hogueras de Alicante, Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos, Alicante, Suc. de Such, Serra y Cía., 1958.
  • PARODI ARRÓNIZ, Armando, Alicante. Arte y fuego, Associació Cultural «Foguera Gran Via-La Ceràmica», Alicante, Bañuls Impresores, S.L., 2010.
  • SEBASTIÁ GARCÍA, Francisco Javier, Las Hogueras de San Juan (1928-1987), Instituto Alicantino de Cultura «Juan Gil-Albert», Alicante, Gráficas Díaz, S.L., 1988.
  • VICENTE FERRIS, José Luis (coord.), Un lugar en el fuego, Almar Ediciones, S.L., Alicante, Gráficas Antar, S.L., 1996.
  • Fondos documentales del Archivo Municipal de Alicante (AMA), Ayuntamiento de Alicante.
  • Revistas Oficiales «FESTA», Ayuntamiento de Alicante.
  • Revistas «FOGUERES», Comissió Gestora de les Fogueres de Sant Joan y Federació de les Fogueres de Sant Joan, Alicante.

Fondos fotográficos:
  • Archivo Municipal de Alicante.
  • Archivo Federació de les Fogueres de Sant Joan.
  • Archivo Pedro Abad.
  • Archivo José Alcañiz.
  • Archivo Juan Carlos Asensi.
  • Archivo Juan Luis Cano.
  • Archivo Adriano Carrillo.
  • Archivo Miguel Castelló.
  • Archivo Roberto Climent.
  • Archivo Familia Collía.
  • Archivo Ludovico Correa.
  • Archivo Alfonso Garrigós.
  • Archivo David Gerona.
  • Archivo Pedro Gil.
  • Archivo Familia Almiñana.
  • Archivo Familia Giner.
  • Archivo Familia Granja.
  • Archivo Familia Guilabert.
  • Archivo José Gutiérrez.
  • Archivo José Ivorra.
  • Archivo Manuel Lledó.
  • Archivo Ramón Marco.
  • Archivo Agustín Pantoja.
  • Archivo Armando Parodi.
  • Archivo Francisco Perea.
  • Archivo Eusebio Pérez Oca.
  • Archivo Gabriel Soler.
  • Archivo Tomás Solórzano.
  • Archivo Carlos Tomillo.
  • Archivo Tomás Valcárcel.
  • Archivo Juan Carlos Vizcaíno. 

El legado de lo efímero:Paco Hernández

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Francisco Hernández Rodríguez (Alicante, 1892 - 1974)
5 años en activo
12 fogueres plantadas

Popularmente conocido como Paco Hernández, Francisco Hernández Rodríguez fue un polifacético artista que destacó como primer actor y director artístico, su verdadera profesión, así como constructor de fogueres desde el mismo momento de la fundación de la Fiesta. También pintor autodidacta, cuyas pocas lecciones recibió de manos de Heliodoro Guillén, realizó gran cantidad de obras, la mayoría religiosas, cuya producción realizaba por encargo, siendo el artista que más reproducciones del rostro de la Santa Faz ha realizado.

Quien fue figura mítica de la difusión del teatro valenciano en toda la provincia, antes de los diez años ya actuaba en la Sociedad Echegaray, haciendo papeles infantiles. Después empezó a practicar el canto en el Orfeón, e inmediatamente debutó como tenor cómico en Bohemios. Se fue con su familia a Argentina, donde creció en el teatro. De vuelta a Alicante, a los dieciocho años era corista en el Salón Novedades. Formó parte de conjuntos líricos con los que actuó en Andalucía, Murcia y muchos pueblos de la provincia.

En 1928 su carrera artística dio un cambio fundamental al crear su propia compañía especializada en el teatro valenciano. Trabajó establemente en el Salón España o en el Monumental, hasta la Guerra Civil. También actuaban por otros locales secundarios de la ciudad y de los pueblos de la provincia, especialmente en Elche, donde eran muy bien recibidos. Llegó a llevar un repertorio de más de un centenar de piezas valencianas, que fue ampliado con la traducción de varias obras castellanas. Pero después de la guerra, tuvo que pasarse al castellano, y se enroló en un conjunto con el que recorrió La Mancha, Murcia y Andalucía.

Ha sido uno de los pocos actores alicantinos que triunfaron en Valencia en el teatro autóctono, especialmente en el Novedades y en el Alkázar. También cabe recordarlo como un autor original, que escribió en solitario y en colaboración con Antulio Sanjuán, como en la exitosa revista musical Benacantil y la pieza festera Sempre fogueres o Alacant és la glòria. Del mismo modo, adaptó a las costumbres locales varias piezas del popular autor valenciano Paco Barchino.

Se retiró de los escenarios en 1963, después de celebrar los cincuenta años de trabajo ininterrumpido. Su repertorio es tan amplio, con más de doscientas comedias estrenadas, que resulta difícil destacar algunas. Poseía una incomparable vis cómica, forjada durante su larga vida artística. Trabajaron con él, su hija Maruja, y su yerno Evaristo García, dos magníficos intérpretes de nuestro teatro cómico, que fundaron en 1984 el Grup de Teatre Valencià Paco Hernández en recuerdo de este gran artista.

En el terreno de Les Fogueres, tuvo la oportunidad de asistir de cerca a su gestación y madurez. Así, decidió demostrar sus dotes artísticas en el mismo año de su fundación, con su foguera Alacant, la millor terra del món (Alfonso el Sabio-Pablo Iglesias 1928), Quinto Premio. A ella seguirían once más hasta 1933, año en que cesó en su condición de constructor. En 1929 trabajó junto a su gran amigo, maestro y compañero, Gastón Castelló Bravo, en Ofrendes de amor (Alfonso el Sabio-Navas), y El Benacantil futur (San Roque y Villavieja), que fue Segundo Premio. En adelante continuaría en solitario.

Pero no se alejó del todo de Les Fogueres, ya que estaba muy vinculado a los distritos de Carolinas Bajas y San Antón Alto a los que, en adelante y ya como actor y director, les dedicó todo tipo de colaboraciones, que iban, incluso, desde la confección de los decorados, hasta la puesta en escena del sainete, la comedia o el entremés. Actuación destacada y única, fue la que hizo como pregonero de un bando humorístico pronunciado a lomos de un borrico, como consecuencia de la inauguración, el día 21 de junio de 1956, de la Casa del Foguerer, en la calle Pascual Pérez, que no obstante haber concluido dicho acto, continuó su andadura por diversas zonas de la capital, cuya presencia fue acogida con vivas muestras de alegría, simpatía, admiración y afecto. Cuenta, desde el 6 de noviembre de 1982, con una calle rotulada a su nombre, en nuestra capital.

Este es su legado foguerer:

1928 ALFONSO EL SABIO-PABLO IGLESIAS - «Alacant, la millor terra del món», 5.º Premio.


1929 ALFONSO EL SABIO-NAVAS - «Ofrendes de amor» (con Gastón Castelló).


1929 SAN ROQUE Y VILLAVIEJA - «El Benacantil futur» (con Gastón Castelló), 2.º Premio.


1930 BARRIO DE SAN BLAS - «Alicante-Atracción» (firma La Comisión).


1930 CAROLINAS BAJAS - «Alacánt se crema».


1930 PLAZA DEL PUENTE - «Lo que el mon desitja = El desarme universal».


1931 ALFONSO EL SABIO-QUINTANA - «¡Viva Alacant!».


1931 BARRIO DE SAN BLAS - «Mane qui mane ¡paga moro!».


1931 CAROLINAS BAJAS - «La llibertat», Premio Honorífico de la Cámara de Comercio.


1933 CAROLINAS ALTAS - «El árbitro con los civiles» (particular, fuera de concurso).

1933 PLA DEL BON REPÓS - «La fiebre del fútbol».


1933 PLAZA DEL PUENTE - «Alacant plora».





El legado de lo efímero:Juan Such Roca

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Juan Such Roca (Alicante, 1884 - 1946)
9 años en activo
11 fogueres plantadas
1 primer premio
1 galardón en la máxima categoría

Fueron sus primeros dibujos dirigidos en la academia de Lorenzo Casanova. Trabajó posteriormente como dorador de muebles, ayudando a su maestro a dorar retablos en la iglesia de San Juan y en la colegiata de San Nicolás de Alicante. Más tarde marchó a Valencia, dedicándose a la litografía, pero a ruego de su familia, regresó a Alicante, volcándose en el dibujo comercial y el rotulado. Con la ayuda de Pedro Santos, montó «Litografía Moderna» en Benalúa, que pasó a formar parte, más tarde, de «Litografía Moderna y Artes Gráficas Gutenberg». Separado de esta unión, inició trabajo por cuenta propia en diversas actividades, siempre relacionadas con el arte, destacando su trabajo a las órdenes del cronista de Alicante, Francisco Figueras Pacheco, en restauraciones arqueológicas y, sobre todo, en dibujos de los hallazgos en el Tossal de Manises, de la Albufereta. Fue también autor del diseño del escudo municipal de Alicante, escogido previo concurso entre dibujantes.

Miembro de la tripleta vencedora en la primera edición de la Fiesta, con Parada y fonda (Benalúa 1928), fue esta su única asociación con otros artistas. Como constructor de fogueres se caracterizó por unos cuidadísimos bocetos a plumilla, que se conservan en el Archivo Municipal de Alicante, tan minuciosos como lo fueron luego los monumentos derivados de los mismos. Su labor se desarrolló en un breve período, desde el año fundacional hasta 1941, pero logrando importantes galardones, entre los que destacaron, con Segundo Premio de Categoría A en ambos casos, Micaelet crida als seus y Coca en toñina (Benalúa 1936 y 1940). Fue también autor de los primeros «nanos i gegants» del Ayuntamiento de Alicante.

Su obra foguerera en imágenes:

1928 BARRIO DE BENALÚA - «Parada y fonda» (con Gastón Castelló y José Marced Furió), 1.er Premio.


1929 BARRIO DE BENALÚA - «De enero a enero», 3.er Premio.


1930 MERCADO - «¡Que no en venguen!...».


1931 MERCADO - «Dos feches: 1521-1931», Premio del Diario de Alicante.


1932 ALFONSO EL SABIO-QUINTANA - «Nostre clima y nostres danses».


1932 MERCADO - «Torpedeo a España», 6.° Premio (Cámara de Comercio).


1933 BARRIO DE BENALÚA - «Sol y arrós».


1936 BENALÚA - «Micaelet crida als seus», 2.º Premio de Categoría A.


1936 ORÁN - «Dos chermanes», Premio de la Cámara Propiedad Urbana, Categoría A.


1940 PLAZA DE BENALÚA - «Coca en toñina», 2.º Premio de Categoría A.


1941 BENALÚA - «La gaspachá».



El legado de lo efímero:Juan Esteve García

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Juan Esteve García (Alicante, 1890 - ¿?)
11 años en activo
26 fogueres plantadas
1 monumento en el Ayuntamiento
2 ninots indultats

Aficionado a la escultura y al modelado desde niño, tuvo por primer profesor al escultor alicantino Rafael Reus. En Barcelona se perfeccionó con el escultor catalán José Company, y en la Escuela de Bellas Artes, donde obtuvo Medalla de Plata. De regreso a Alicante, se dedicó a trabajos de modelado y a la escultura por cuenta ajena, para todos aquellos que requerían sus servicios. Es autor del panteón que, por suscripción popular, se construyó en el cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, para el infortunado diestro alicantino, muerto en la plaza de toros de Inca, Ángel Celdrán Carratalá. Durante cinco años estuvo empleado en la Escuela Profesional de Bellas Artes de Alicante, cargo que abandonó por enfermedad.

Artista foguerer desde la creación de la Fiesta, con «Escena picaresca» (Plaza Reina Victoria 1928, actual Calvo Sotelo), además de trabajar en solitario colaboró con otros artistas como Lorenzo Aguirre, Heliodoro Guillén, Gastón Castelló, José Barahona y Ángel Berenguer, aunque únicamente firmaría con Francisco Muñoz Gosálbez. Sin embargo, sería su hermano Gaspar (1891-1951) su más directo colaborador en trabajos de fogueres, hasta el punto de firmar con frecuencia como Esteve Hermanos.

Su carrera se desarrolló fundamentalmente hasta la contienda nacional, pues apenas realizó fogueres con posterioridad a la misma, en concreto hasta 1941. Dos de sus ninots fueron indultados: Tiruliqui en 1932 (Pascual Pérez-Torrijos) y Dolçainer Talento en 1940 (San Fernando). Y no se ciñó únicamente al monumento foguerer, sino que también hizo portadas de barraca (Peña «Los Gorilas» 1933 y Peña «Un día... un día es» 1935, ambas como Esteve Hermanos), e incluso ninots de carrer (Alfonso el Sabio-San Vicente 1932; Asociación de la Prensa 1934, como Esteve Hermanos). Aunque poco premiado, y zarandeado con cierta frecuencia por la censura, fue un artista muy querido y apreciado por la familia festera. Esta es su obra completa:

1928 PLAZA REINA VICTORIA - «Escena picaresca».


1929 CAROLINAS ALTAS - «Las necesitats del barrio».


1929 CAROLINAS BAJAS - «Als fills ilustres de Alacant».


1929 MERCADO - «La cremá del gorro».


1929 PLAZA REINA VICTORIA - «Día de mona (en els Dotse Pontets)», Premio de Alicante-Atracción.


1930 BARRIO SAN FERNANDO - «Vistes del barrio» (con Francisco Muñoz Gosálbez).


1931 CALDERÓN DE LA BARCA - «Pera viure regular tens que heretar» (con Muñoz).


1931 PLAZA DE LA REPÚBLICA - «El triunfo de les fogueres» (con Muñoz), 5.° Premio.


1931 PLAZA DE LAS MONJAS-SAN AGUSTÍN - «Lo que vá de ahír a huí» (con Muñoz), Premio de Turismo.


1932 CALDERÓN DE LA BARCA - «La República triunfant».


1932 CALLE DÍAZ MORÉU - «Costera amunt».


1932 CALLE SAN VICENTE - «Poc a poc la República avansa».


1932 PASCUAL PÉREZ-TORRIJOS - «Perturbadors de la República».


1933 BARRIO SANTA ISABEL - «El triunfo de amor» (Esteve Hermanos).


1933 CALLE DÍAZ MORÉU - «Anguileta amagá» (Esteve Hermanos).


1933 CAROLINAS BAJAS - «Rapto de Alacant per el Mediterráneo» (Esteve Hermanos).


1934 BARRIO SAN FERNANDO - «Frutos de paz y frutos de guerra» (Esteve Hermanos).


1934 PLAZA JUAN POVEDA Y 1.º DE MAYO - «Este no es aquell poble vell, que es atre Alacant» (Esteve Hermanos), Premio de la Diputación Provincial, Categoría B.


1935 ARRABAL ROIG - «Lo que puede ser» (Esteve Hermanos), 3.er Premio de Categoría B.


1935 BARRIO SAN FERNANDO - «Alí-Cántara» (Esteve Hermanos), 3.er Premio de Turismo, Categoría A.


1935 CALLE GENERAL VILLACAMPA - «La festa més hermosa» (Esteve Hermanos).


1936 ARRABAL ROIG - «Maldito dinero» (Esteve Hermanos).


1936 BARRIO SANTA ISABEL - «Contrastes» (Esteve Hermanos).


1936 CALLE GENERAL VILLACAMPA - «Encara dihuen que es car» (Esteve Hermanos).


1940 SAN FERNANDO - «La festa del poble».


1941 SAN ANTÓN ALTO - «Les delicies del nostre port», Premio de Riegos de Levante.


Los cafés de Alicante en el siglo XIX

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En la primera quincena de abril de 1928, cerraba sus puertas el que un tiempo fue concurridísimo Café Español, café enclavado en el entonces paseo de los Mártires, actual Explanada de España, uno de los lugares más emblemáticos del Alicante de entonces y de ahora.

No fueron pocas las alusiones a la clausura de este centro de solaz y recreo del Alicante de finales del siglo XIX y primer cuarto del XX, las aparecidas en las páginas de los diarios de la época. Álvaro Botella escribía en las páginas de El Luchador: «En él, hubo una famosa tertulia de escritores y periodistas que influyeron grandemente en la vida de nuestra ciudad. Últimamente conservaba el carácter de los clásicos cafés alicantinos, con sus jugadores de dominó y peñas de amigos. Cosas muy interesantes se podrían escribir de tan popular café, víctima de las nuevas costumbres y aficiones». Del mismo modo, en El Correo, Manuel de Elizaicin confirmaba todo lo anterior, haciendo hincapié en los mismos motivos de la desaparición del famoso café alicantino.

Este suceso sería, además, el móvil que indujo a Francisco Montero Pérez a plasmar en las páginas de varios números de El Luchador del mes de mayo del mismo año, sendas entregas dedicadas a hacer unjusto recordatorio de los principales establecimientos de este tipo que existieron en Alicante en el siglo XIX. En ellas está basado este artículo.

La instalación de los cafés en nuestra ciudad coincide con la definitiva implantación en España del régimen constitucional, si bien antes de esta época existía en Alicante alguna reducida y antihigiénica planta baja, cuyo mobiliario se reducía a un corto número de modestas mesas con sus correspondientes sillas de anea y servicio de cristal y loza de Manises, y que tomaba el pomposo nombre de «café». Pero está claro que a estos establecimientos no se les podía considerar como tales, especialmente si los comparamos, no ya con los actuales, sino con los que se comentan a continuación, pues se trataba de sitios en los que solo se servía esta bebida y, a lo sumo, para recreo de los que a los mismos acudían, se les facilitaba una baraja.

En un Alicante cuya población rondaba los 15.000 habitantes, coexistían tan solo cuatro o cinco centros de este tipo en todo el casco de la población, no muy bien vistos por la ciudadanía general, y con un escaso número de contertulios, lo que impedía la proliferación de estos mal llamados cafés. Y a ello no contribuía precisamente la manera tan estrecha de interpretarse en nuestra ciudad las atribuciones concedidas a los alcaldes corregidores, por lo que al orden público se refería, pues solo se permitía que los cafés tuviesen sus puertas abiertas hasta las nueve de la noche en invierno y hasta las once en verano, trancurridas las cuales, el infortunado que topaba con la ronda nocturna y esta averiguaba que salía de un café, se hacía acreedor de una considerable multa. Por si esto no era suficiente, las gentes de entonces no miraban con buenos ojos a los tertulianos habituales de los cafés, pues pensaban que «mientras atendían a las expansiones del cuerpo, olvidábanse de rendir culto a las del espíritu».

De esos cafés instalados en la ciudad en esta época de imperante régimen absolutista, uno estaba en la en esos años denominada plaza de Entre Dos Puertas, actual plaza de San Cristóbal; otro en la calle de la Cruz de Malta, predilecto de los tripulantes de los buques nacionales y extranjeros que arribaban a nuestro puerto, dada su proximidad al mismo; coexistiendo dos o tres más, repartidos por los arrabales de San Francisco y de San Antón, y en el entonces naciente Barrio Nuevo, en concreto en la plaza de Santa Teresa, actual plaza Nueva. Llegada la época de la definitiva implantación del régimen constitucional, se crearían, sin obstáculos ni cortapisas de ningún género, sociedades culturales y de recreo, aumentando con ello el número de cafés hasta entonces existentes.

Uno de los más concurridos en el período de tiempo que media desde 1835 hasta 1856, era propiedad de José Martínez «El Panderetes», y estaba situado en el paseo de la Reina, actual Rambla de Méndez Núñez. La concurrencia del Café de Panderetes la componían en su mayor parte afiliados al grupo más exaltado del partido Progresista y, por consiguiente, los que formaban la funesta partida de «la Capa», que tenía sus conciliábulos secretos en la famosa «Cova», sita en la partida rural de Babel, en el huerto llamado «del Pato».

Durante los días que en 1844 imperó Pantaleón Boné en Alicante, en este café recibían los pronunciados las instrucciones del jefe civil del Pronunciamiento, Manuel Carreras y Amérigo, motivo este para que, al entrar las tropas sitiadoras en nuestra ciudad, mandadas por Federico Roncalli, fue buscado «El Panderetes» con insistencia por la policía, para unir su nombre al de los fusilados en el malecón el día 8 de marzo. Pero este logró ponerse a salvo, y la única recompensa que obtuvo en el resto de su vida, durante el mandato de los hermanos Campos y Doménech, fue el modesto destino de segundo jefe de la policía de esta ciudad, entonces dotado con 1.500 pesetas a nuales.

La construcción del Teatro Principal en 1846, influyó en pocos años en la instalación de nuevos y elegantes cafés en las calles de los alrededores del mismo, siendo dignos de ser recordados:
- Café de la Iberia, propiedad en 1864 del que sería más tarde político de renombre, Antonio Mas Gil, instalado en el número 3 de la plaza del Teatro, actual de Ruperto Chapí, frente al coliseo alicantino, años más tarde trasladado al paseo de los Mártires, esquina a la calle de la Victoria, después Doctor Esquerdo, que sería absorbida por la prolongación de la Rambla. Eran sus concurrentes asiduos, afiliados al partido Unión Liberal.
- Café de Paredes, hacia 1866, situado en la esquina que unía la calle Duque de Zaragoza y la actual Rambla, esquina después ocupada por la que sería farmacia de Planelles. Era el más elegante de los entonces existentes en Alicante, y al mismo acudía la pacífica mentalidad burguesa, pues la más alta sociedad tenía por punto de recreo el Casino, de cuyo café se haría cargo Paredes años después. Le dieron justa fama la leche merengada y los barquillos rellenos. Era cenáculo habitual de los periodistas, así como de los ingenios y artistas alicantinos, siendo apenas visitado durante la mañana y, a la vuelta de las dos de la tarde, se trocaba en bulliciosa algazara hasta altas horas de la noche.
- Café de Gorcet, conocido así por el nombre de su propietario, Gregorio Vallejos, que lo creó en los dos o tres años anteriores a la Revolución de Septiembre. Era punto de reunión de los artistas que actuaban en el Teatro Principal, así como de los republicanos moderados, no en vano se situó, durante muchos años, con cambio de propietario incluido, en la misma plaza del Teatro.
- Café de Chaumet, instalado en la casa señalada entonces con el número 38 de la actual Rambla de Méndez Núñez, propiedad de Jaime Barrachina. Allí solían reunirse los republicanos alicantinos más acérrimos.

Inaugurada la esperada línea férrea que puso en comunicación nuestra ciudad con Madrid en 1858, la industria y el comercio tomaron un incremento extraordinario, lo que al propio tiempo conllevó la creación de nuevos cafés que, por su esmerado servicio y el lujo desplegado, no tenían nada que envidiar a los más famosos en la corte y principales ciudades españolas. Recordemos algunos:
- Café del Universo, en los bajos del pasaje de Amérigo, en la calle de la Princesa —actual de Altamira—. Se abrió al público en 1863, y era de los más elegantes y espaciosos del Alicante de entonces. Tenía un público integrado en su mayoría por liberales que esperaban el triunfo de sus ideales, lo que daba motivo para la más exquisita vigilancia por parte de las autoridades y de la policía. A este café acudían a leer sus tertulianos los periódicos que a la sazón se publicaban en sentido más democrático.
- Café de los Dos Reinos—más tarde de las Dos Naciones—, en la planta baja del edificio más tarde ocupado por las antiguas oficinas del Banco de España, en la esquina de la plaza de la Constitución con la calle Doctor Esquerdo, absorbida por la prolongación de la Rambla, a la altura de la actual plaza del Portal de Elche. Comenzó su funcionamiento alrededor de 1864, siendo sus propietarios José Pérez y Antonio Azuar, y funcionó a pleno rendimiento hasta 1882 aproximadamente, debiendo su éxito, sobre todo, a los inquilinos que tuvo en sus dos pisos altos: el Casino hasta 1869 y, a continuación, la Tertulia Progresista Democrática hasta 1873.


- Café Suizo, inicialmente en la planta baja que luego fuera comedor del Hotel Victoria, en el paseo de los Mártires, y después, tras la desaparición del Café de la Iberia, en el local que este ocupaba en la misma vía. Fue su primer propietario Rodolfo Matossi y Compañía, estando al frente del café Domingo Santías, muy querido de todas las clases sociales alicantinas por su bondad. Al estar próximo al mar, era el preferido por los marinos que visitaban nuestro puerto, siendo igualmente frecuentado por afiliados a partidos mayoritarios y al Gran Oriente Español, motivos más que sobrados para justificar, en determinadas épocas, el fuerte acecho a que era sometido a todas horas por parte de la policía.


- Café de Juanico, del nombre de su propietario, Juan Fernández. Instalado en la Rambla, al lado de la que fuera Posada de la Higuera, luego almacén de muebles y decoración de Bernad, junto al desaparecido «Central Cinema». La admiración de su propietario por la doctrina de Allan Kardec, considerado el sistematizador de la doctrina llamada «espiritismo», hizo de este local el centro de recreo y reunión de los que profesaban las mismas ideas filosóficas.
- Café del Palamonero, en la calle Cruz de Malta, propiedad de José Maltés, especializado en la confección de exquisitos buñuelos.
- Café del Catiu, en la plaza de la Constitución, local posteriormente ocupado por la tristemente desaparecida y muy famosa en su tiempo tienda de tejidos «La Nueva Aduaneta», en el actual Portal de Elche. Fue su propietario José Navarro.
- Café del Tío Ramón, en el número 3 de la calle de Bajada del Paseo de la Reina, posteriormente plaza de Castelar, desaparecida con la prolongación de la Rambla, cuyo local sería posteriormente ocupado por la tienda de tejidos de Montahud.
- Café del Tío Pino, en el número 26 de la plaza de San Francisco, posteriormente de la Reina Victoria, hoy de Calvo Sotelo. El hecho de existir en los altos del café la sociedad dramática «Cervantes», y muy cercano a este el cuartel de San Francisco, hizo que su concurrencia fuese, en su mayor parte, de militares y aficionados al teatro.
- Café del Mellat, instalado en la calle de San Francisco —durante años Sagasta, y luego vuelta a su denominación original—, esquina a la de Castaños, posteriormente sería ocupado su local por la ferretería de Mora. Era famosa su agua de cebada, para muchos alicantinos la mejor que se bebía en la ciudad.
- Café del Tío Antonio Navarro, en la esquina formada por las calles del Cid y de Blasco, edificio posteriormente ocupado por las oficinas del Gobierno Civil, estando en sus bajos la imprenta de la viuda de Rovira.
- Café del Tío Rico, el primero y único que existió en Alicante al aire libre. Su dueño, José Rico, lo montaba a la entrada de la calle de San Isidro por el paseo de la Reina, durante la temporada estival y, como en esos meses la concurrencia a los conciertos musicales que se celebraban en dicho paseo era numerosa, igualmente numerosa era la que existía a este café.
- Café y Teatro de Variedades. Las funciones teatrales por horas comenzaron en Alicante en el verano de 1869, y se realizaron en un teatro al aire libre que se denominaba «de Variedades», propiedad del ya mencionado político Antonio Mas Gil. De importantes dimensiones, estaban instalados, café y teatro, en el solar del paseo de los Mártires posteriormente ocupado por la magnífica casa de Juan Alberola Romero, más conocida como «Casa Alberola», hoy tristemente mutilada, lindante con sendos edificios de Juan Guardiola y Fargas y con el entonces ocupado por las oficinas del Banco de la Industria y del Comercio. La entrada principal la tenían por el paseo de los Mártires y, para los artistas y dependencias, existía otra por la plaza de San Carlos —actualmente calle de San Fernando—. En este coliseo, por el módico precio de 25 céntimos, el espectador tenía derecho a un café o refresco, según la temporada, y a presenciar una obra en un acto, por lo regular una pequeña zarzuela o una pieza de género bilingüe. Durante el invierno se cubría con un techo provisional de madera. Con alguna que otra interrupción, funcionaron hasta 1873.


- Café del Comercio. Se instaló en 1886 en el paseo de los Mártires, esquina con la calle de Bilbao, siendo uno de los más lujosos de todo los abiertos hasta entonces en la ciudad. En el mismo local, ya en el siglo XX, Luis Martínez abriría otro clásico y suntuoso café: el Café Central.


- Café del Barrio de Benalúa. En 1890, en vista del incremento que ya había tomado este barrio, se instaló en uno de los edificios de la plaza de Navarro Rodrigo, un espacioso y cómodo café que pervivió muchos años.


- Café Español, que se creó a los pocos años del Café del Comercio, tan lujoso como lo fuera este, llegando a ser un clásico de nuestra ciudad, y que mantuvo exitosamente sus puertas abiertas en el paseo de los Mártires hasta 1928. Fue tertulia habitual de escritores y periodistas.

Las necesidades y exigencias de la vida moderna, hicieron que la asistencia al café fuera más que un pasatiempo de honesto recreo, una imprescindible necesidad. El café introdujo notables mejoras a favor de sus asistentes, que eran los primeros en reconocer y apreciar: a la hermosura y elegancia del mobiliario, se unía la excelencia del servicio y, a estas mejoras, ya de por sí aliciente suficiente para atraer al público, se unió la celebración de magníficos conciertos a cargo de excelentes pianistas, cuartetos o sextetos, muy del agrado de los entendidos que premiaban con sus aplausos la labor de los artistas.


El legado de lo efímero:Domingo Tafalla Navarro

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(Alicante, 1899 - ¿?)
8 años en activo
14 fogueres plantadas
Enlaces relacionados:

Fueron sus primeros estudios dirigidos por el pintor Pericás. Luego, continuó su formación en la Lonja de Barcelona y, por último, en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao. En Melilla fue profesor de modelado en la Escuela de Trabajo, y en ella realizó un gran mapa de España como obra docente, inspirado en los sistemas pedagógicos del Padre Manjón. Son algunas de sus obras: Monumento a las víctimas del Monte Arruit, ganada en concurso nacional y fundida en bronce en Hamburgo, estando emplazada en Zeluán; placa en bronce simbolizando a Vizcaya, Cabeza de Cristo, y Don Quijote y Sancho Panza, en el Certamen de Trabajo y Arte de Bilbao; Relieve de la Santísima Faz, en la I Exposición de Arte de la Diputación de Alicante. Su producción —pintura, cerámica, escultura— fue copiosa, especializándose en miniaturas navales.

Su carrera como artista de fogueres, escasamente galardonada, comenzó en 1933 con tres fogueres en colaboración con Antonio Marco Cecilia, de cuidadosos y detallados bocetos de grandes proporciones en papel vegetal, destacando «Hace falta una idea» (Alfonso el Sabio-Quintana), Tercer Premio de Categoría B, que tenía movimiento y efectos de luz.

Tras continuar en solitario un año, se abre un paréntesis hasta 1943, año en que retoma su trabajo foguerer de forma ininterrumpida hasta 1947. Como anécdotas cabe destacar el diseño que realizó de un grupo de ninots de carrer en 1944, así como su último trabajo, «Lo que el viento se llevó» (Calvo Sotelo), que lo hizo en 1950 tras unos ejercicios sin plantar, en colaboración con A. G. Lloréns y Manuel Baeza Sánchez.

Fogueres plantadas:

1933 ALFONSO EL SABIO-QUINTANA - «Hace falta una idea» (con Antonio Marco Cecilia), 3.er Premio de Categoría B.


1933 AVENIDA MÉNDEZ NÚÑEZ - «Estatuto Valenciano» (con Marco Cecilia), Premio de la Comunidad de Riegos de Levante, Categoría A.


1933 BARRIO SAN FERNANDO - «La perla de Llevant» (con Marco Cecilia).


1934 PLA DEL BON REPÓS - «Arrancá de caball...».


1934 PLAZA DE LAS MONJAS - «Decadencia».


1943 CAMPOAMOR - «Campanes al vol», 2.º Premio de 2.ª Categoría.


1943 SAN BLAS - «Volverán las oscuras golondrinas».


1944 CAROLINAS ALTAS - «Cuentos chinos». Premio de la Cámara de Comercio, Categoría A.


1944 LOS ÁNGELES - «Traída de aguas».


1945 CALLE SAN VICENTE - «El cuento del coro mulato».


1945 SAN BLAS - «La carabina de Ambrosio».


1946 PRIMO DE RIVERA-CAMARADA MACIÁ - «Mi casita de papel».


1947 PLAZA RUPERTO CHAPÍ - «Tengo una vaca lechera».


1950 CALVO SOTELO - «Lo que el viento se llevó» (con A. G. Lloréns y Manuel Baeza Sánchez).

«La Foguera de Tabarca» cumple 4 años

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«La Foguera de Tabarca» hoy cumple 4 años, por lo que es para mí prioritario agradeceros a seguidores y amigos que hayáis hecho realidad las cerca de 87.700 visitas, repartidas entre más de 23.000 lectores de 97 países, y, en el caso de España, de todas y cada una de sus provincias.

De cara al 5.º Aniversario, se verá superado el centenar de artículos (a fecha de hoy 94 publicados), las 100.000 visitas y los 25.000 lectores de, probablemente, un centenar de países. Son retos alcanzables, que serán dignos de tal efemérides.

Gracias, de nuevo y por todo ello, por vuestro interés en mi blog, así como en sus páginas en facebook, twitter y google+.

El legado de lo efímero:Manuel Albert González

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Manuel Albert González (Aranjuez, 1907 - Alicante, 1994)
7 años en activo
9 fogueres plantadas
4 monumentos en el Ayuntamiento
1 primer premio

Cursó estudios pictóricos en la Escuela de Artes y Oficios de Alcoy, especializándose en la pintura de paisajes. En Alicante se dedicó a actividades publicitarias y decoración mural, obteniendo varios premios como cartelista. En el Ateneo de Alicante, contacta y crea una fuerte amistad con Melchor Aracil. Desde un principio estuvo también vinculado a Gastón Castelló, y no solo artísticamente, ya que fue durante un tiempo su administrador, en concreto en los años cuarenta, durante los que, de forma simultánea, realizó la primera mitad de su corta producción como artista foguerer, pues solo plantó nueve fogueres que, por lo general, contenían simetrías y superficies planas integradas en el entorno plástico predominante. En esa época, compartía un estudio con los mencionados Gastón Castelló y Melchor Aracil, por el que pasarían grandes figuras del arte foguerer, como Ramón Marco, José Gutiérrez, Otilio Serrano y Julio Esplá. La segunda etapa se desarrollaría de 1961 a 1964, con cuatro monumentos consecutivos en la plaza del 18 de Julio, actual plaza del Ayuntamiento.

Debutaría en 1943 con dos monumentos, uno de los cuales, «Soñar no cuesta nada», sería Primer Premio de Segunda Categoría (Primo de Rivera-Camarada Maciá), pese a sufrir los efectos de la censura. Albert fue uno de los partícipes de la famosa foguera colectiva de 1944, «¡Cuidado con nuestro barrio!» (Plaza del Puente), también premiada, que reunió a los grandes valores de la plástica con que contaba Alicante en la mencionada década de los cuarenta: Emilio Varela, Gastón Castelló, Daniel Bañuls, Miguel Abad Miró, Adrián Carrillo, Melchor Aracil, José Gutiérrez y el propio Manuel Albert.

En 1947, Manuel Albert consiguió su primer premio por un cartel anunciador de Fogueres. Durante más de una década, sus éxitos cartelísticos, no solo foguerers, sino también para la Semana Santa, la Feria de Albacete y la Exaltación Cervantina de Ciudad Real, se sucederán, consiguiendo ser reconocido como uno de los principales artistas en esta vertiente de toda la historia de nuestra Fiesta, con nueve primeros premios y siete segundos, haciendo incluso doblete. Sus trazos sencillos, sus personajes y símbolos costumbristas, sus colores simples y atrayentes, marcaron no solo la iconografía ligada a estos carteles, sino también la estética y la plástica de los monumentos foguerers. En cierto modo, representó una prolongación pictórica del estilo gastoniano, inspirando a muchos de los artistas posteriores, tales como Francisco Ruiz «Ruiset» y Otilio Serrano «Oti», su principal discípulo.


Una buena muestra de ese traslado estético de sus triunfos como cartelista, la encontramos en los cuatro citados monumentos de su segunda etapa como artista foguerer, consecutivamente plantados frente al Ayuntamiento, que quedan como su aportación más personal, una de las tentativas más renovadoras surgidas en la estética foguerera en los años sesenta. Tanto es así, que se adelantó a su propio tiempo, incorporando nuevos materiales y técnicas, como el uso del corcho y el táblex, así como elementos del arte pop y de la decoración. Sus ninots, que volvían a estar vestidos con tela y, en ocasiones, pelucas, poseían movimiento gracias a pequeños motores interiores. Un claro ejemplo de esa estética lo encontramos en los conjuntos de figuras geométricas de su foguera de 1961, «El circo de la vida», premiado por la Cámara de Comercio, que serían muy populares a la vuelta de un cuarto de siglo. Por su intento de renovación de estilo, predominando una horizontalidad que combinaba el surrealismo con la estética de los años treinta, recibiría una Mención Honorífica en 1963.

A partir de entonces, su vinculación con Les Fogueres se concretaría a algunas portadas de barraca y colaboraciones anónimas, fundamentalmente en obras de Otilio Serrano, centrándose en la pintura comercial y publicitaria, lo que hoy denominaríamos «diseño gráfico». En los años ochenta, participó en dos ediciones del concurso de maquetas de fogueres experimentales que convocaba la Diputación Provincial, dejando patente que su creatividad seguía intacta. Años después de fallecer, recibiría un merecido homenaje tras un injusto olvido, con la concesión del Emblema d'Or Honorífic de les Fogueres en 1988.

1943 BENALÚA - «Pompas de jabón».


1943 PRIMO DE RIVERA-CAMARADA MACIÁ - «Soñar no cuesta nada», 1.er Premio de 2.ª Categoría.


1944 PLAZA DEL PUENTE - «¡Cuidado con nuestro barrio!» (colectiva), 3.er Premio de Categoría B.


1944 PRIMO DE RIVERA-CAMARADA MACIÁ - «Mes que agulla en un paller...», 3.er Premio de Categoría A.


1946 HERNÁN CORTÉS - «El álbum de fotografías».


1961 PLAZA 18 DE JULIO - «El circo de la vida», Premio Cámara de Comercio.


1962 PLAZA 18 DE JULIO - «Nada nuevo bajo el sol».


1963 PLAZA 18 DE JULIO - «Si las mujeres mandasen», Mención Honorífica.


1964 PLAZA 18 DE JULIO - «Exaltación de la provincia».



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